Por eso es importante filtrar nombres; ya sean Darwin Núñez, Carlos Soler, Nahuel Molina o incluso Gundogan. Porque para que los peces piquen, necesitan siempre un cebo. Y cuando el pez esté en el anzuelo, lo manejaremos a nuestros gusto y diremos que la economía no es la más voluble, que en tiempos de vacas flacas hay que guardar y que, si queremos que alguien entre, otros tendrán que salir.
Y entonces perpetrarán la venta de Carrasco, o la de Correa, o la de Oblak, y volverá Morata, o vendrá Raúl de Tomás y el equipo será un poquito peor, como cada año, y le tirarán a Simeone el fracaso a la cara y los que están en la lista Forbes se irán de rositas y uno de ellos callará y el otro saldrá de un bar, con los mofletes colorados, diciendo que tenemos un equipo extraordinario y que los futbolistas juegan donde quieren. Me lo conozco todo de memoria ya.