Los adláteres del señorito, los
pelotas del poder, los sobaespaldas y los estómagos agradecidos gustan
de girar la cabeza y mirar hacia otro lado porque así distraen la
atención. Dan un impulso a la demagogia y nos recuerdan lo buenos que
son los padres gilmarianos, que buenos son, que nos llevan de excursión.
Pasarán los días y entre el ruido mediático nos seguirán recordando lo
malo que era Manzano y lo bueno que es Simeone, nos deleitarán con
estadísticas sobre kilómetros recorridos y balones robados, nos
acribillarán con cuentas de la lechera y la Champions League que
deberíamos jugar todos los años y cuya música, sin embargo, solamente
escuchamos de pascuas a ramos.
Nos
cuentan lo bonito que será nuestro estadio, pero no nos querrán contar
que no tendremos nuevo estadio. Quizá, hasta se callan lo que muchos
tememos y es que, ni nuevo ni viejo, nos quedaremos sin estadio. Todo
fueron portadas, contraportadas y hojas posterizadas en los diarios de
turno para vendernos la moto de lo espectacular que quedaría la Peineta y
de los títulos que ganaría el Atleti cuando jugase allí ¿Dónde estaban
las portadas tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la
semana pasada?
Yo
puedo contar lo que leo, y lo que leo es que el TSJ ha anulado el Plan
Urbanístico firmado entre el Atlético y el Ayuntamiento de Madrid porque
vulneraba la ley 245/2001, donde se indican los preceptos a los que
debe acoger un consorcio urbanístico a la hora de construir un edificio
en el suelo de la capital. Exactamente, la Ley del Suelo de Madrid
indica que no se pueden construir edificios cuya altura supere las tres
plantas más ático. Resulta que el Atleti, en busca de una plusvalía que
nadie nos quiso contar a qué bolsillo iría a parar, había programado la
construcción de edificios de hasta doce plantas. Puedo seguir contando
lo que leo y lo que leo es que la presidenta de la Comunidad de Madrid
ha afirmado que el Atletico y el Ayuntamiento deben cambiar el convenio
si quieren sacar la operación adelante ¿Le interesará a alguien cambiar
ese convenio? Quizá tardemos mucho tiempo en saberlo porque eso, como lo
otro, no nos lo quieren contar.
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