lunes, 7 de abril de 2025

Arrasados

Convive una cierta dosis de superviviencia en el discurso de Simeone, porque más allá del mes en el que nos hemos visto arrasados, el equipo se ha mostrado como un ejército de fe en busca de unos objetivos que realmente no le alcanzaban y porque, más allá de las derrotas, debe permanecer en la memoria, ante el discurso derrotista de los que quieren que el fraude caiga en el olvido, que si no vamos a jugar mañana los cuartos de final de la Liga de Campeones es porque a alguien se le antojó robarnos un penalti legal en una tanda decisiva.

Y conviene recordarlo porque este arrasamiento mental y físico que nos conduce a todos a la depresión, viene de un momento puntual después de un partido casi perfecto. Porque los oportunistas, todos aquellos que Maradona bautizó como los invictos, que ahora vienen con cuentos de la vieja diciendo que al Atleti le faltó ambición, olvidan interesadamente que el equipo que levantó más copas y durante los últimos años fue dejando en la cuneta a gigantes económicos como PSG, Manchester City, Liverpool y Bayern de Munich, no fue capaz de hacer un tiro a puerta en ciento veinte minutos en nuestro estadio.

Y conviene saber, ahora que nos sentimos arrasados por el fútbol, que el mejor equipo de la Liga nos ha eliminado por un gol sufriendo el último arrebato de nuestras hordas en una segunda parte a la desesperada que demostró las carencias de un grupo pero la voluntad de un equipo. Porque ahora que vienen malas y que hemos hecho lo normal que es caer ante dos equipos más gigantes que nosotros vendiendo cara cada una de las heridas, es cuando han vuelto a salir de la cueva todos aquellas ratas que lanzan su ataque contra el tipo que viste de negro y nos ha devuelto la grandeza. Y yo les digo que podemos sentirnos arrasados, sí, pero también orgullosos y que con este orgullo les devoro yo toda su rabia.

jueves, 20 de marzo de 2025

Volvería a ser del Atleti

Para todos los que sentimos el Atleti a flor de piel, para todos a los que los partidos del Atleti nos pone a
prueba el corazón, para todos los que vivimos nuestro a día a día en función de lo que haga el Atleti, para todos los que adelantamos los partidos porque siempre queremos creer que nos ocurrirá lo mejor aunque estemos muertos de miedo un minuto antes del comienzo, esta semana nos ha supuesto una puñalada en el alma porque de todas las cosas malas que nos podrían haber ocurrido, nos han ocurrido todas las peores.

Primero fue esa decisión absurda de anular un penalti en el partido más importante de la temporada. Esa puntilla fatal después de un partido planteado a la perfección en el que el equipo lo dio todo, lo corrió todo, lo pudo todo y no obtuvo nada. Después de no concederle al rival ni media ocasión nos tuvimos que jugar la suerte a los putos penaltis saliendo de nuevo derrotados después de que la balanza de la injusticia cayera, una vez más, del lado de los de siempre.

Y después de ese arrasamiento moral nos llegó la visita del líder al que quisimos plantar cara, al que realmente plantamos cara y ante el que nos vinimos abajo en el mismo momento en el que percibimos que nos podían remontar. Después de más de media vida gastada y más disgustos que alegrías, este equipo me ha vuelto a arrasar el corazón y me ha vuelto a partir por dentro. Lo peor de todo es que, si volviera a nacer y después de toda esta mierda, volvería a ser del Atleti.

Toca soñar con la Copa.

martes, 25 de febrero de 2025

La etapa reina

Los momentos clave de nuestra vida se fijan mayoritariamente en nuestra infancia, ese lugar temporal que deja un poso en la memoria y nos moldea de una manera que será difícil de virar durante el resto de nuestro camino vital. Un gol de Cabrera, una traición de Hugo, una canasta de Pinone o un ataque salvaje de Pedro Delgado en aquellas tardes de julio en las que el momento de la siesta se convirtió en una hora mágica. Aquellos tipos, ligeros como plumas, esperaban ansiosos la llegada de la etapa reina para dirimir sus poderes y nosotros, ávidos soñadores de un momento mágico, nos incorporábamos ante el televisor esperando que, desde la radio, Ares o Ucelay, nos narrara el ataque salvaje de nuestro corredor favorito.

Como aquellos esforzados de la ruta, el Atleti y, por ende, nosotros, que nos incorporaremos ante el televisor cuando Samuel Lino gane una línea de fondo, afrontamos una etapa reina sin precedentes. Y lo hacemos a cara descubierta, con un cierto miedo, sí, pero con la ilusión de quien sabe que, antes de que nuestro Mesías llegara al banquillo, soñábamos con semanas como esta y lo único que encontrábamos eran empates agónicos en casa contra equipos de media tabla mientras los gigantes del campeonato paseaban su gallardía intersemanal por los estadios de Europa.

Así que, para que nos vamos a echar a atrás ahora, para que vamos a pronosticar ese posible desastre que nos espera si en realidad estamos afrontando las primeras rampas del Tourmalet como ese escalador fino que espera poder lanzar su ataque y demostrarle al mundo de qué pasta está hecho. Porque lo importante, ahora es el valor, y si llega la pájara o los rivales son más fuertes, pues habrá que asumir la decepción, pero no vamos a quedarnos colgados antes de tiempo. El primer puerto, durísimo, se afrontará esta noche y de cómo lleguemos a esta cima dependerá, en gran medida, nuestro pedalear en futuras montañas de categoría especial.

jueves, 30 de enero de 2025

Que salga el sol por Antequera

Son muchos los lamentos después de conocer que, pese a haber quedado entre los ocho primeros en la primera fase de la Champions League y salvar la ronda previa con el desgaste que conlleva, uno de nuestros rivales será Real Madrid, Bayern Munich o Manchester City. Como si no hubiese valido la pena el esfuerzo, como si no deberíamos enorgullecernos de haber quedado quintos a tan sólo tres puntos de los dos primeros.

El primer error de este lamento es abandonar la premisa del partido a partido. Ahora mismo, más allá del enfrentamiento de octavos, lo que nos debería preocupar es el Mallorca y lo que venga después, que viene con curvas cerradas, pues que venga y lo afrontaremos. Y el segundo error es caer en el juego de los que nos pintan de favoritos en una competición en la que son muchos los que nos doblan en recursos y en presupuesto.

El Leitmotiv de este equipo es competir día a día, no importa el momento ni el rival. Durante estos últimos años, gigantes de hierro como el propio Madrid o el propio Manchester City, nos han apeado del camino por la pura lógica del favoritismo predeterminado pero siempre echando el bofe y dos gotas de sudor más de las esperadas. Porque el Atleti puede ser un equipo sin objetivos fijos, pero no puede dejar de ser un equipo sin miedo a lo que venga. Hemos pasado de ronda, celebremos y cuando llegue marzo pues que salga el sol por Antequera.

jueves, 2 de enero de 2025

Resurrección

Hemos agotado el primer cuarto del siglo XXI y, echando la vista atrás, resulta hasta sorprendente recordar donde estábamos cuando comenzó el siglo y donde estamos ahora, siendo, entonces igual que ahora un equipo grande con más pasado que futuro convertido, por trabajo, constancia y cholismo, en un equipo que sigue mirando al futuro con la ilusión de un niño pequeño.

Porque este equipo resucitó hace exactamente trece años, cuando, hundido en la miseria de su día a día, entregó sus riendas al mejor jinete posible. Simeone resucitó un muerto, nos regaló un equipo campeón y, lo que es más importante, nos devolvió una identidad que creíamos perdida.

Esta resurrección no es más que el pan nuestro de cada día. Durante estos trece años ha habido momentos de dudas, de silencios, de contracciones guturales y de ojos empañados, pero cuando peor lo hemos visto, el mesías ha regresado para volver a decirnos que somos el Atlético de Madrid y que eso es un valor que hemos de tener en cuenta. Hoy lo sabemos todos, aficionados, allegados y jugadores. Sólo con la fe y el trabajo se puede dormir líder en enero después de haber sido desahuciado en noviembre. El cholismo nuestro de cada día es una resurrección constante.

lunes, 25 de noviembre de 2024

Querer

Querer implica una correspondencia transversal, una dosis de paciencia, un saber mirar hacia otro lado en algunos errores y una reprimenda en otros más trascendentales. Querer no es banalidad porque si lo conviertes en rutina se transforma en aburrimiento y si lo conviertes en asunto de estado se convierte en peligroso. Querer es reciprocidad siempre que la misma llegue con correspondencia mutua, porque querer muchas veces duele, pero otras, o casi siempre, es un acto de fe hacia alguien que nos hace sentir especial.

Hay quien quiere por interés, quien quiere por inercia y quien quiere por desorden mental. Cómo no te voy a querer es una expresión de miedo al vacío, de intolerancia al fracaso, de rechazo a la frustración. Porque quien quiere de verdad quiere en las buenas, pero sobre todo es capaz de desollarse la piel en las malas. Porque querer no es un verbo que se conjugue en primera persona sino que siempre hay más elementos en juego y cuando uno de ellos hace crack, si de verdad quieres, lo normal es tender la mano y no mirar hacia arriba esperando un simple milagro.

Simeone quiere el lugar en el que está porque es hincha del equipo al que entrena. Todo es más fácil cuando hay amor, o debería serlo. Porque a veces, cuando el amor no es correspondido, duele y hace brotar las lágrimas. Algo así le pasó a nuestro entrenador el sábado cuando, preguntado por su futuro, dejó escapar un conato de emoción que no conocíamos tras su armadura impertérrita. Y es que este club se ha forjado con leyendas de pico, pala, yunque y martillo y, aún así, hay gente allá afuera que no es capaz de corresponder al amor con amor. Desagradecidos puede ser la palabra. Amargados puede ser otra definición. O quizá es que aún no han aprendido de verdad que es lo que significa querer.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Errar el tiro

Soy consciente de que el Metropolitano, sin el aliento del fondo sur, es poco más que un teatro. Que sí, que hay gente que lo intenta, pero los que acudimos a las tribunas o al fondo contrario, somos aficionados entusiastas de corazón a los que la edad ya nos hace temblar las piernas. Damos palmas, cantamos el himno y tal, pero eso de estar noventa minutos sin parar, pues no va con nosotros.

Y es por ello que admiro y alabo el trabajo constante que hacen allí durante todos los partidos, despertándonos cuando nos dormimos y dejándole ver al equipo que nunca solo caminará. Porque en esa grada hay seis mil personas, muchos de ellos jóvenes que aprovechan la rebaja de la grada joven y se arriman al calor del ánimo que aún les late en el corazón y se desprende hacia sus piernas y su garganta. El problema está en que todos esos seis mil están secuestrados por unos pocos indeseables.

Esos indeseables, que manchan el nombre de la peña que acuna todo el fondo, son los que han provocado un cierre parcial, una multa y una respuesta acorde por parte del club. Porque lo que el club quería era que esos seis mil señalaran a esos pocos, puesto que, por su culpa, les han hecho pagar como justos siendo ellos los pecadores, pero todos, todos, han errado el tiro. No sólo han defendido a los indeseables sino que se han atrevido a repartir carnets a los que no comulgamos con ellos. Porque, por más provocación ajena que mediase (tras pasar un partido deseando la muerte del provocador), no hay acto que justifique un conato de violencia. 

Llevan un estigma pintado en su frente desde hace más de veinte años y, en lugar de purgar, vuelven, siempre, a las andadas. Mientras el resto mire al dedo, en lugar de a la luna, seguirán las expulsiones improvisadas y seguirá el silencio, pero volverán, de nuevo, las oscuras golondrinas.