Desconozco el verdadero motivo, pero no por ello voy a dejar de sorprenderme por el despido de Milinko Pantic como entrenador del filial. En un grupo durísimo, como varios ex primeras fuertes como Oviedo, Albacete y Tenerife, con muy buenos filiales y con un Castilla y un Lugo imponentes, el entrenador serbio, el tipo que pateaba las faltas con el pie de Dios, ha cometido el pecado de quedar clasificado en el quinto lugar. Una excelente resultado si tenemos en cuenta que contaba con un grupo bastante joven e inexperto ¿Qué ha ocurrido entonces?
De las primeras impresiones de Milinko, extraemos la conclusión de que la comunión tanto con la directiva como con el entrenador del primer equipo no han sido las mejores. La directiva, más dada a tirar balones fuera y destruir mitos a la velocidad de la luz, dirá que toda la culpa ha recaído en nuestros dos mitos del doblete. Sea como fuere, las cosas en el Atleti se siguen haciendo mal. Los hombres de honor se marchan por la puerta de atrás, las filtraciones indican varias direcciones con el objetivo de no salir perdedor en la batalla y los que deben tomar las decisiones siguen lavándose las manos como Poncio Pilatos. Pero a estos gobernadores, ni en Roma los querrían. Ni siquiera como carroña para el circo.
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