martes, 10 de marzo de 2015

No entiendo el optimismo

No entiendo el optimismo del aficionado. Siguen sin entender que al equipo no le sobra nada y que cuando le falta carácter lo pierde todo. Muchos siguen pensando que el nombre atemoriza con solo nombrarlo como si nuestra estancia en la élite se remontase a muchas décadas atrás. Quien pierde la humildad pierde la perspectiva. Desde mi punto de vista el resultado es malo ¿Remontable? Depende de la intención del equipo. Las bajas son terribles porque los dos futbolistas que más jerarquía aportan verán el desenlace desde la grada.

No entiendo el optimismo del periodisma palmero. Siguen sin saber que la verdad vende más que la distracción, que la objetividad no se basa en dar vaselina al amigo y que el análisis se realiza en pos de un partido, no sólo de un resultado. Los que no ven más allá del uno a cero han perdido la credibilidad de los detalles; el Atleti de ayer fue plano, timorato y desubicado. No encontró el ritmo porque jamás entró en el partido. Las cosas se cuentan como son. Los pesimismos también ayudan a levantar la cabeza.

No entiendo el optimismo de Simeone. Alabando un esfuerzo que no existió y minimizando las ocasiones del Leverkusen. Si el nivel de juego se mide solamente en el número de ocasiones del rival, entonces nos estamos equivocando de objetivos. Claro que me importa que el rival no me haga ocasiones, pero, sobre todo, me interesa que mi equipo haga todas las del mundo. El Atleti, en Alemania, fue un equipo romo e inofensivo porque no tuvo juego. No tuvo actitud ni aptitud. Las bajas para la vuelta son de una jerarquía monumental y Gabi, el eje sobre el que se construyó la máquina está en su peor momento. Repito; no entiendo el optimismo.

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