Escuché el otro día en la Cadena Cope que Simeone había declarado en petit comité que no le importaba mucho caer eliminado de la Europa League. Se puede entender que la prioridad de la Champions sea primordial a la hora de evaluar el potencial futuro del club. El dinero lo da la máxima competición y el resto son migajas y viajes incómodos. Para el dúo prescrito, más dado a poner la mano que a mirar al frente, la Champions significaría la oportunidad de negociar un buen par de fichajes con Mendes y seguir llenándose los bolsillos con comisiones a costa del Atleti. Así que, en el interés particular, viajan todos en el mismo barco.
Pero la duda es mayor ¿Qué ocurre si en cuartos cae un rival de los denominados sencillos? ¿Y si es así y se pasa a semifinales? ¿Se puede tirar una competición a dos pasos de la final? ¿Qué carga física y psicológica recaería en los jugadores? ¿Distraería la atención y la forma a la hora de afrontar el objetivo del cuarto puesto? Muchas dudas y una primera parada en el puerto del Besiktas. El barco va sin combustible y el viaje es muy largo. Será importante saber remar cuando la nave se quede a la deriva.
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