El problema es que no me fío. No me fío porque no puedo creerme que un equipo endeudado hasta en el escudo, embargado hasta los bolígrafos y en plena cuesta abajo, sea capaz de sostener la construcción de un nuevo estadio tal y como lo presentaron. No me fío porque no puedo creerme que ese alcalde tan propenso a hacer favores al vecino se le haya caído ahora una lagrimilla desde la conciencia y haya decidido ayudarnos así, porque sí. No me fío porque desde hace dos décadas ese par de delincuentes prescritos se hicieron con el club sin poner un duro y, para más inri, lo utilizaron para engordar su propio lucro ¿Quién me dice que no harán aquello de "coge el dinero y corre" y nos dejaran sin casa? Conozco a un amigo que compró un piso sin vender el anterior y al final se quedó sin ninguno de los dos.
Gil Marín y Cerezo no se quedarán sin casa, nos quedaremos los atléticos. Muertos de frío y de hambre miraremos al cielo y nos preguntaremos porque no les paramos antes los pies. De estos polvos vendrán aquellos lodos ¿Nuevo estadio? Yo, de estos, no me creo nada.
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