martes, 22 de marzo de 2016

Como un barco sin timón

Un barco sin timón tiende a la deriva siempre que la marea venga movida por tormentas. Su única opción de sobrevivir en el abismo marino es la de una calma chicha que le empuje, lentamente, hacia la costa más cercana conducido por la inercia del oleaje. Más allá de los milagros, nada puede hacer la embarcación para mantenerse firme sin un eje sobre el que hacer rotar su movimiento.

El definitivo hundimiento del Real Madrid de Mourinho coincidió con la baja por lesión de Xabi Alonso. El peor año de la historia reciente del Barça coincidió con el momento álgido de dolor de la pubalgia crónica de Busquets. A la Juventus le costó tres meses encontrar un patrón de juego después de perder a Pirlo. Y el Borussia Dortmund dejó de ser realmente competitivo el día que perdió a Gundogan por una lesión de larga duración.

El Atlético, un equipo donde los recursos ofensivos pasan por el engranaje general, ha jugado durante los últimos cuatro meses sin su mediocentro titular. Augusto, cuando las lesiones le han dejado, y Gabi, han cumplido con cierta suficiencia con la labor de ancla, pero si de algo adolece el equipo es de juego estructurado. Teniendo en cuenta de que el problema en la delantera es lo que nos puede lastrar definitivamente, no estaría de más que Tiago regresase en una mínima condición para cumplir su rol y así arreglar, de alguna manera, el grave problema de juego. El problema de ser como un barco sin timón.