miércoles, 27 de mayo de 2015

Objetivo cumplido

La temporada no ha sido tan mala como algunos agoreros del régimen supremo nos quieren hacer creer. Es más, la temporada, en términos cualitativos, ha sido magnífica. Ya lo dijo Simeone; "la temporada posterior a haber ganado es la más difícil". No sólo hemos tenido que competir contra dos monstruos casi inalcanzables, sino que hemos tenido que competir contra nuestra propia exigencia, algo muy difícil de soportar cuando sabes, de antemano, que saldrás a la palestra con peores efectivos que los que tuviste el curso anterior.

Griezmann ha supuesto una grata sorpresa por su capacidad para jugar sin balón y para filtrase entre líneas para desconcertar al centro del campo rival. Su aporte de goles ha sido notable y de su inspiración hemos vivido durante los partidos más trascendentales; aquellos en los que, en una segunda vuelta donde ya se nos empezaba a ver el cartón, nos aseguraron victorias poco brillantes pero muy edificantes. Con todo, al galo le faltó un socio contundente de verdad. Si el año pasado fuimos campeones fue porque durante muchos momentos clave apareció el huracán Diego Costa para arrasar con toda la defensa rival. Ni Mandzukic ni Torres están ahora mismo para semejante menester.

El juego ha ido de más a menos. Durante el primer tercio de temporada el equipo adolecía de gol pero dominaba los partidos desde la posesión de la pelota. El punto de inflexión se produjo en el enfrentamiento liguero contra el Real Madrid. Después de aquel cuatro a cero nada sería igual. Lo que parecía el repunte definitivo se convirtió en el canto del cisne del equipo. A aquella victoria le siguió una derrota en Vigo y aunque el equipo no volvió a perder hasta enfrentarse al Barcelona, lo cierto es que el juego dejó muchísimo que desear. Con todo y gracias a la firmeza defensiva y los goles de Griezmann en los peores momentos, el equipo ha conseguido apuntalar la tercera plaza lo que para mí significa objetivo cumplido.

lunes, 25 de mayo de 2015

La sombra de una duda

Durante las últimas semanas se han disparado los rumores sobre una posible sanción de la FIFA al Atlético de Madrid. Sin que los periodistas, siempre afines al régimen como buenos estómagos agradecidos, ahonden en la culpabilidad de la imposición de susodicho castigo, la duda es si tras el dictamen del mismo el equipo recibirá sanción disciplinaria a solventar con multa económica o, como muchos nos tememos, la sanción impedirá al equipo fichar durante dos mercados consecutivos.

De ser así, no cabría peor noticia sobre las aspiraciones del equipo. Sería un misil en plena línea de flotación. Nos vendríamos abajo sin remedio porque al equipo le sobra intensidad y carácter pero le faltan fútbol y gol. Por ello, el volver a competir con el mismo equipo mientras el resto de rivales se reforzasen con jugadores con más calidad, juventud y brío sería como ir con un Seiscientos en una carrera de Ferraris. El conductor puede poner todo su empeño, pero el coche da de sí todo lo que puede.

El equipo ha competido bien hasta donde ha podido. Teniendo en cuenta que lo logrado el año anterior se acerca más al milagro que a lo habitualmente plausible y que, por añadido, el grupo ha sido peor porque no ha repuesto tres piezas clave, toca analizar, en serio, cuales son las necesidades del equipo de cara a la próxima temporada si es que queremos mantener el nivel y codearnos con los mejores. Un lateral izquierdo, dos centrocampistas y un delantero. Eso como mínimo. Y un central competente si, como casi todos creemos, terminan vendiendo a Miranda. Las necesidades son amplias y el caramelo del Atleti, ahora, es jugoso. Pero si la FIFA termina dictando en nuestra contra volveremos, como años atrás, a ser la golosina amarga que ningún niño quiera probar.

lunes, 18 de mayo de 2015

Ganar por necesidad

Anduvieron durante semanas, con su habitual costumbre de creerse el ombligo del mundo y despreciando al rival que tendrían enfrente, creyendo que sería el Atleti el juez de una liga que quien la gana lo hace por méritos propios y no por que otros hagan regalos al portador. Anduvieron durante semanas asegurando que sus puntos estaban contados y que sus victorias estaban cantadas de antemano y creyeron que el Atleti debía ganar por obligación cuando, en realidad, había de hacerlo por necesidad.

Ambos, unos por exceso y otros por defecto, subestimaron a un Valencia que andaba como una moto y que venía demostrando que sus méritos para ser tercero no es una milonga contada en una siesta levantina. El Valencia es un equipo férreo, apto para la alta competición y con el insultante descaro que le aporta la juventud. El Madrid le creyó muerto antes de tiempo y solamente pudo rescatar un punto que le aleja de la liga. El Atleti, por su parte, de tanto caer en sus propia desidia y penalizado por la falta de acierto, mira con el rabillo del ojo como se le acerca por la derecha un equipo con serias aspiraciones a pegarle un adelantamiento de los de época. Tras dos empates deshonrosos, ayer contempló como el Barça le devolvía la moneda un año después proclamándose campeón en su campo. Lo que hace un mes deberían haber sido vacaciones de primavera sigue siendo una recta final interminable con la lengua fuera y el aliento regando el aire por agotamiento.

Así llega el Atleti a la última jornada. Con las probabilidades intactas, con el miedo a perder metido en el corazón de cada futbolista, con el fatalismo histórico rondando por la cabeza de cada aficionado y con la virtud de depender de sí mismo para conseguir un objetivo bastante aplaudible. Ser tercero con una barcaza de pesca detrás de dos yates de lujo es un logro destacable por más que muchos se empeñen en juzgar al campeón como favorito. Los milagros no se repiten muy a menudo y el nivel de exigencia siempre debe estar acorde al nivel de la plantilla. Se llegará así a Granada, ante un equipo que se juega la vida y mirando de reojo a lo que pueda hacer el Valencia en Almería. La ventaja es saber que si los chés hacen sus deberes, quizá al Granada le baste un empate. El Atleti con un punto podría ser tercero. Pero a todo esto se le llama especular y yo prefiero hablar de fútbol. Aunque lamentablemente, en este Atleti de final de temporada se esté hablando de mal fútbol.


lunes, 4 de mayo de 2015

La que has liado, Cholo

La que has liado, Cholo. Te encontraste a un equipo que no molestaba; un cadáver eliminado de copa por un segunda B, un equipo que deambulaba en la parte baja de la tabla sin entender cual era el significado de la palabra competir, un grupo de futbolistas infravalorados que no creían en sí mismos, una historia reciente trufada de séptimos puestos y un par de malos trancursos por la liga de campeones. Y tú lo recuperaste. De ser plato de mofa a campeonar en casa del enemigo, de no saber competir a aprender a sacar los dientes sin miedo al rival, del lugar donde los futbolistas no se creyesen nada hasta conseguir que jugasen como guerreros, del séptimo puesto a campeón de liga, de no saber qué significaba la Champions a jugar una final. La que has liado, Cholo. Te encontraste un equipo que no molestaba y ahora tu equipo es el mayor furúnculo en el culo de los poderosos.

La que has liado, Cholo. Ha bastado un mal partido, un mal planteamiento para que se abra la barra libre de hostias en tu contra. Te dan los ajenos, aquellos que dicen no disfrutar el fútbol de tu equipo porque para ellos era más fácil sumar año tras año, hasta catorce, con la sensación de no sentir miedo por el Atleti y ganar, casi sin jugar, cada derbi. Para ellos era muy fácil volver el lunes a la oficina y seguir mofándose de nosotros. Tú les cabreaste, tornaste los debates de barra de bar y del equipo que decían era un bisoño sin dientes, de repente tuvieron que reconocer, eso sí, por lo bajini, que había aprendido a morder. Y te dan los propios, aquellos gañoteros vendidos al poder que buscan la quimera de volver a la grada contra tí porque dicen que los tuyos, o sea, nosotros, hemos dejado de creer en tí. Pobres Judas de la ignorancia. La que has liado, Cholo. No solo les enfadas cuando ganas, ahora también les enfadamos cuando pierdes.

La que has liado, Cholo. Te tildan de defensivo cuando tu equipo ha jugado muy bien docena y media de partidos muy importantes. Cuando nunca has negociado jugar con menos de dos delanteros y menos de dos centrocampistas de creación. Te tildan de mal estratega porque un día tu plan no salió. Te recuerdan un acoso infinito cuando nadie va a recordar que antes de la expulsión tu equipo, aún no jugando bien, estaba tan cómodo como un vago en un sofá. Te dicen que tu equipo es inferior cuando han necesitado ocho partidos y un cuarto de hora contra diez para ganarte por uno a cero. Restan valor a tus méritos como si cualquier año cualquier equipo es capaz de ganarle una liga a dos colosos que cuadruplican su presupuesto. La que has liado, Cholo. Les molestas tanto que ya han empezado las hostilidades. Si eres fuerte y si los que mandan en tu club no siguen disparando a tus pies cada verano, conseguirás que sus bocas sigan escupiendo espuma. Porque los que antes se reían de nosotros, ahora nos insultan. La que has liado, Cholo. Lo que has conseguido, Cholo.