jueves, 25 de abril de 2024

Conformismo

Los asiduos a este blog, que son pocos, creerán que tengo alguna especie de cruzada contra Rodrigo De Paul y lo cierto es que no soy muy dado a vilipendiar a futbolistas que defiendan la camiseta del Atleti porque mientras eso sucede les considero uno de los míos y cuando acudo a verlos mi primer sentimiento es el de animarlos por encima de criticarlos, pero no es menos cierto que el argentino no ha terminado de caer de pie y que no le ayuda ni lo que hace fuera del campo ni lo que dice fuera de él.

Vamos a obviar, por ser pasado, aquel plantón que le dio al club cuando Messi le invitó a su fiesta, pero no vamos a obviar, esta vez, su conformismo en las últimas declaraciones en la gala de entrega de los premios Laureus donde tuvo la desfachatez de decir que esta ha sido una buena temporada. Y la culpa no es suya, no lo vayamos a creer, la culpa es de un discurso que ha calado en el vestuario en el que se cita un objetivo y, si se cumple, todos tan contentos porque hemos cumplido el expediente aunque hayamos hecho el ridículo en una docena de estadios durante la temporada.

Hace tan sólo siete años, después de caer eliminados en la fase de grupos de la Champions, Gabi, capitán con mando en plaza, salió a los medios para decir que la Europa League le parecía una mierda. Y no era una forma de despreciar el torneo sino una manera de decir que el Atleti debería aspirar a más y que en el vestuario se rasgaban las vestiduras ante el fracaso. Pasado el tiempo, no queda ni rastro de esa exigencia, el equipo cae en la monotonía de la derrota y, como aún está tiempo de quedar cuarto, se dice en voz alta que ha sido una buena temporada. Lo habrá sido para ti, hijo mío, porque para mí ha sido un puñetero tormento.

lunes, 22 de abril de 2024

Una pesadilla

Cuando Simeone llegó, allá por el dos mil once, el Atleti tenía un conjunto de jugadores bajo sospecha. Nos había eliminado de Copa un equipo de Segunda B y Manzano navegaba a la deriva con un equipo que, creíamos, no tenía la enjundia suficiente para poder competir en la élite. Vamos a pararnos ahora a examinar qué jugadores jugaron aquella fatídica tarde contra el Albacete: Asenjo, Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis, Assunçao, Gabi, Koke, Diego, Adrián y Falcao. Siete de ellos, que parecían desahuciados para el fútbol, formaron dos años y medio más tarde como titulares en una final de la Champions League.

Simeone, pues, fue el hacedor de un equipo que no creía en sí mismo y que logró, por mérito, colarse en la élite europea gracias a la fe y el trabajo. Hoy en día añoramos con lágrimas a Godín, a Gabi, a Filipe o a los goles imposibles de un tipo como Falcao o como Diego Costa (otrora también sospechoso igual que Raúl García). Por eso, aquel Simeone entró en nuestros corazones como el Mesías que tanto tiempo llevábamos esperando. Los jugadores podían ser buenos, pero él los hizo mejores.

Hoy, sin embargo, el equipo juega con jugadores contrastados en varias posiciones (cinco campeones del mundo, el portero con más Zamoras o el delantero centro titular de la selección española) y, sin embargo, cada partido que juegan parecen que son peores que el anterior. He visto pocos tipos tan competitivos con la rojiblanca como Molina o De Paul, Saúl es una sombra y los centrales, por veteranos, jamás van a ganar un duelo en velocidad. Griezmann es una sombra en los partidos exigentes y Morata, perdónenme, tiene menos grandeza que una hormiga en un avispero. Y en todo ello, como en aquello, también participa Simeone.

Y yo al Cholo le quiero mucho, demasiado como para detenerme a escribir una crítica contra él, pero debería saber que estos despojos son sus futbolistas y que, si no le valen, debe apostar por otros y si realmente valen pero él no sabe hacerlos jugar, quizá sea el propio entrenador el que debe dar una vuelta a su libreto, porque puede ser que este equipo sea peor que aquel, que lo es, pero debería ser lo suficientemente bueno como para no hacer el ridículo cada vez que juegas fuera de casa contra un equipo que se está jugando la permanencia.

Primero lo del miércoles y ahora lo del domingo. Y no es la primera vez que ocurre. Esta temporada se está convirtiendo en una auténtica pesadilla.

lunes, 15 de abril de 2024

Sólo te pido

Sólo te pido el alma en el campo y el corazón en la garganta, sólo te pido el sudor en la camiseta y la piel rasgada por el esfuerzo, sólo te pido ese esfuerzo de más que te haga conseguir la gloria, sólo te pido otro paso, uno más, en tu camino hacia la inmortalidad, sólo te pido una mirada al cielo, un guiño a la grada y un soplido en la nuca del rival, sólo te pido pierna fuerte y tobillo de goma, sólo te pido pie de seda y cabeza de cirujano, sólo te pido una noche más, sólo una más, de momento.

Sólo te pido una promesa cumplida, un sueño hecho realidad, una patada al miedo, coraje, corazón y grandeza. Sólo te pido una noche estrellada, un sol naciente, una sonrisa incipiente, una lágrima de emoción después del sufrimiento, sólo te pido que vacíes el depósito y que no desgastes el aliento de forma inútil, sólo te pido esfuerzo, compromiso y lealtad, sólo te pido un brazo en alto y un suspiro de alivio.

Sólo te pido que seas tú, Atleti, ese que tantas veces salió indemne de la batalla, el que no tiene miedo, el que busca la verdad y no se esconde en excusas, el que es solidario, el que es un grupo de amigos en busca de una constante vital. Yo te prometo mi voz, mi alma, mi corazón y mi vida si fuese necesario, pero a cambio te pido dejarlo todo hasta el último segundo. Lo que ocurra después de ese pitido podrá ser bueno o malo, pero yo sólo quiero sentirme orgulloso de ti una vez más.