martes, 28 de febrero de 2017

Un abismo a la espalda de Saúl

Hay un lugar donde el rival percute, machaca, juega, agobia, molesta, marca. Hay un lugar donde hay un vacío, donde hay espacio, balón, peligro. Hay un lugar donde Godín no llega y los laterales no alcanzan, donde acecha la muerte en forma de gol, donde sobrevuela la parca en forma de derrota. Hay un lugar donde no se conoce el movimiento ni se percibe la sombra.

Hay un espacio vacío en el centro de operaciones, hay un lugar sin sombra donde la claridad pone sobre la pista a los mediapuntas del equipo rival, hay un erial que echa de menos el arado de Tiago y la semilla de Augusto, hay un sitio inócuo sin especialista ni cerebro, con corazón pero sin pausa, con prisa pero sin palabra. Hay una situación cada diez minutos que nos pone el alma en la garganta porque somos capaces de comprobar, asombrados, como nos generan peligro por donde hasta hace poco tiempo eramos los tipos más fiables del mundo.

Hay una ausencia de mediocentro, hay un aumento en la edad de la plantilla, hay una mala planificación, hay una gran mala suerte con las lesiones, hay un agujero por el que se desangra el equipo, hay una sangría que no tiene venda, hay una herida que nos deja sin aire, hay una falta de aire que nos nubla los objetivos, hay una nube que nos impide soñar. Hay un abismo a la espalda de Saúl.