jueves, 23 de febrero de 2023

Callaron

Cuando nos robaron el club y lo utilizaron como trampolín para la política, cuando nos mandaron a segunda por interés económico jugando con nuestros sentimientos, cuando el discurso victimista les hizo parecer inocentes, cuando arrasaron con la idiosincrasia y nos hicieron creer que aquello del pupas no era una leyenda sino una verdad a la que aferrarse, cuando no quedaba nada porque ellos ya se lo habían llevado todo, callaron.

Cuando nos dejaron sin estadio y nos mandaron a una sala de conciertos en mitad de un descampado donde sólo se escucha el eco de los aviones y donde se perdió el espíritu de un equipo que siempre trataba de navegar contracorriente, cuando las rayas nacieron machadas o torcidas, cuando el Calderón fue arrasado por máquinas para dejar de ser un templo y convertirse en un meme, cuando perdimos nuestra casa y ellos ganaron un pelotazo, callaron.

Y ahora que el club les quiere cerrar la boca siguen callando en el estadio mientras montan la tremolina en las afueras. Se quejan de que silban sus protestas cuando realmente les silban a ellos. Ahora que Gil Marín les ha colado una Comisión Social de pegote, patalean porque quieren su cuota y quieren, sobre todo, su poder. Yo también quiero que vuelva nuestro escudo, yo también quiero que se quede Simeone y, sobre todo, yo también quiero que se vayan Gil y Cerezo, pero también quería quedarme en el Calderón y, sobre todo, también quería que el Atleti siguiese siendo de sus socios. Pero cuando cometieron el delito, ellos callaron.

viernes, 10 de febrero de 2023

Falta fútbol

Dicen que al Atleti le hace falta competir mejor y yo digo que, aparte de que sea cierto, lo que realmente le falta es fútbol, porque siendo un candidato a las cotas altas, resulta muy difícil entender como jugando ante el penúltimo y teniendo el balón durante más del setenta por ciento, jugado en campo contrario gran parte del partido y filtrando pases entre cuartos sin cesar, no seamos capaz de ganar por más que se haya intentado.

Es difícil de entender pero fácil de explicar en cuanto al contexto sencillo y es que cuando el Atleti tuvo buenos jugadores ganó y ahora que no los tiene tan buenos no es capaz de hacerlo ¿Competir? Si aún con las sobras de otros equipos somos capaces de seguir manteniéndonos en el cuarto lugar, no creo que sea un problema exclusivo de competitividad, y es que tú le puedes pedir a un jugador que corra durante todo el partido, pero si a la hora de elegir no es capaz de dar un pase a un compañero situado a metro y medio de él, entonces el problema es mucho mayor que el competitivo.

La liga de 2021, último gran título que conseguimos, se explica desde un lateral derecho que ejercía de mediocentro en la banda, de un exterior diestro en un estado de forma sublime y de un delantero centro que conocía el oficio como ninguno. Luego estuvo Koke, en uno de sus mejores años, y la línea de seguridad formada por Oblak, Savic y Giménez en su último gran pico de forma. Hoy Trippier da clases en Inglaterra, Morata no es Suárez por más que lo intente, Koke ha bajado el pistón, Oblak es una sombra y la pareja de centrales están más tiempo en la enfermería que en el césped. Si sumamos a ello un Carrasco en plan sinvergüenza y un Correo en proceso de desmotivación, nos sale un equipo cada vez peor que se va reforzando con parches belgas y merengones en lugar de con jugadores competentes que te ayuden a no bajar del escalón más alto. Y cuando falla el fútbol, siempre, siempre, fallan los resultados.

miércoles, 1 de febrero de 2023

Involución

Hace doce años éramos guasa y comparsa, éramos tímidos y timoratos, éramos malos en el juego y unas madres en la competición, no alcanzábamos objetivos y los grandes nos ganaban con la facilidad de quien se abrocha unas zapatillas de velcro. Europa era quimera y la Champions un sueño húmedo del que despertábamos tras derrotas inconcebibles. Vendíamos a nuestros mejores jugadores y llenábamos el vestuario de medianías que no sabían ni la historia del equipo ni el valor del escudo. Éramos casi, casi, el peor Atleti de la historia.

Cuando llegó Simeone empezamos a ser temidos e insultados, comenzamos a ser valientes y osados, éramos competitivos como pocos y canallas como ninguno, los objetivos empezaron a quedarse pequeños y los grandes no nos querían ni ver porque éramos su peor grano en el culo. Europa se convirtió en nuestra lugar de ocio y aunque seguíamos vendiendo a nuestros mejores jugadores, manteníamos unos mimbres que nos hacían seguir lanzados hacia adelante. Éramos, casi, casi, el mejor Atleti de la historia.

Pero cuando una sociedad está en manos de traficantes de sueños y de delincuentes prescritos, lo más seguro es que los sueños terminen convirtiéndose en añoranzas imposibles. Volvemos a ser comparsa, volvemos a ver pasar la pelota delante sin saber cómo robarla, los grandes nos vuelven a ganar y nos hemos ido de la Champions sin habernos enterado de haberla jugado. El vestuario está lleno de medianías y la afición, huérfana de estadio y escudo, se ha enfrascado en una guerra civil sin una solución visible. Esto es lo que se llama una verdadera involución.