lunes, 29 de octubre de 2018

La confianza

La confianza es el lugar de encuentro donde se cruzan las voluntades. La esperanza, el deseo, el objetivo y el hilo del qué tirar. Y todos juntos, remando, aun a contracorriente, saber dirimir las dificultades y alcanzar una nueva orilla. Y así día tras día. Los resultados sólo se consiguen trabajando y el trabajo sólo se afronta, con optimismo, desde la confianza.

Victorias como las del sábado son más bálsamo que logro, pero cuando a uno le acucian los malos augurios y los pronósticos caen como una losa, nada más medicinal que una victoria convincente para saber que el camino a seguir puede seguir marcado con una fila de baldosas amarillas. El equipo, sobre todo durante la segunda parte, insistió, jugó y llegó. Faltó claridad en el último tramo, pero como buenos fieles de una comanda, siempre se pide compromiso, porque a través del mismo se alcanza el juego.

Es un comienzo de temporada tan extraño que no sabemos hacia donde encaminar la brújula de la esperanza. A la de cal le sigue la de arena y cuando parece que el equipo comienza a tomar empaque, siempre llega una visita a un campo complicado y nos sacan los colores como nunca antes lo habían hecho. Es necesario saber con quien hay que jugar, cómo hacerlo y cual es la mejor manera de ejecutar el plan. Si es presionando en campo rival e insistiendo sin parar, como se hizo el sábado, seguramente el equipo tardará muy poco en adquirir la confianza.

jueves, 25 de octubre de 2018

Así no

Que haya sido la derrota más abultada de la era Simeone no hace sino clarificar que las cosas no se están haciendo bien. Que el equipo ha perdido parte de la identidad que le convirtió en intratable y que, de tanto escucharlo, al final vamos a asumir como una premisa cierta aquello que nos cuentan de que los equipos de Simeone nunca han jugado a nada.

Obviando las mentiras, por falta de fundamento, deberíamos centrarnos en el presente si queremos afrontar el futuro con la certeza de una mejoría. Cierto es que sólo estamos en octubre, que el equipo, durante los últimos años ha ido siempre de menos a más y que, de tanto repetir la indolencia, hemos terminado sumidos en el pozo de la desgana.

Como aprender del pasado es el primer paso a seguir a la hora de afrontar los objetivos, deberíamos echar un vistazo a nuestros últimos fracasos con el fin de no repetir los errores. El año pasado, con más puntos y, quizá, mejores sensaciones, ya habíamos perdido la liga y estábamos a un paso de tirar la Champions. Este año, al equipo le está salvando el mal inicio de los grandes y un grupo más amable en la Copa de Europa. Aprovechar las vicisitudes debe ser tarea factible para quien aspira a lograr la excelencia. Pero antes de emprender la misión, debería reflexionar y darse cuenta de que, jugando así, no se llega hacia ningún lado.

lunes, 8 de octubre de 2018

El colmillo

Cuando el rival aprieta, cuando tiene un plan de juego, cuando su proyección se programa para ahogar el juego, para trasladar tocando, para dormir el tempo, para buscar la espalda, cuando la presión es alta y la intensidad es certera, cuando te buscan las cosquillas al primer toque, cuando te quieren hacer correr detrás de la pelota, no queda otra opción que sacar el colimillo.

El Betis es un buen equipo. Probablemente luchará hasta las últimas jornadas por el cuarto puesto. Es un equipo lleno de buenos peloteros y que saben interpretar casi a la perfección, el libro de estilo de su entrenador. Juegan de memoria la salida de la pelota y sólo la ausencia de un delantero de garantías les impide estar más arriba en las pretensiones.

Por eso fue un buen rival para medir el actual estado del Atleti. Lo que hace un mes era despropósito y baja forma, ayer se consolidó como un momento al alza. El equipo vuelve a ser solidario y, aunque sigue sin ser certero en el juego posicional, al menos sabe que, mordiendo, sigue siendo el mismo bloque casi imposible de ganar. Todos estamos de acuerdo en que no fue un gran partido, pero no deberíamos obviar que sí fue una gran victoria.