martes, 21 de diciembre de 2021

Maneras de sentir

Ya lo intentaba esbozar el maestro Sabina en aquel himno apócrifo que no caló y que suelen utilizar los medios cada vez que ganamos un título, qué manera de sentir. Pues sí, sentimos, vivimos, sufrimos, reímos y lloramos, pero cada uno lo hacemos a nuestra manera porque, por más que sean muchos los empeñados en repartir carnets, lo cierto es que el Atleti forma una parte importante de nuestro mundo y sólo nosotros sabemos como sentirlo.

Viene esto a colación por la cantidad de voces que inundan la redes cada vez que los que sentimos esto como una razón de ser, nos enfadamos después de una derrota. Yo sólo quiero hacer saber que me molesta mucho que pierda el Atleti y me molesta aún más que lo haga sin competir, pero en mi vida voy a poner a Simeone en la picota porque sé lo que nos ha dado y lo que aún está dispuesto a dar, eso sí, a todos ellos les dejo una cosa bien clara, yo no soy del Diego Pablo Simeone, soy del Atlético de Madrid igual que lo seguí siendo cuando cada uno de mis ídolos de fue marchando dejando un vacío en el presente pero una huella en el pasado.

Y luego están los que no terminan de asumir la condición de equipo grande y te hacen evocar tiempos peores. "Entonces éramos mejores" o "bienvenidos a los tiempos difíciles" o "ojalá vuelvan aquellos tiempos", o te nombran a Manzano o a Musampa haciéndote creer que no mereces vivir esto y que si te quejas es porque no sabes agradecer que estés viviendo por encima de tus posibilidades. Y yo a ellos les digo que mientras ellos "disfrutaban" sus años plomo, a mi padre, que había visto jugar a Luis, Gárate y Adelardo, se le caía el alma. Y que yo exijo un equipo grande porque el Atleti es un equipo grande. Y le agradezco a Simeone todo lo que ha hecho y ojalá esté diez años más, pero me seguiré enfandando cuando perdamos porque lo siento así y no voy a cambiar.

martes, 14 de diciembre de 2021

No es nuestra temporada

Resulta increíble comprobar como un equipo campeón se puede caer en tres meses. Es el tiempo que ha pasado desde que comenzó la temporada hasta hoy, recién derrotados en un derbi, a un mundo de la cabeza de la tabla y con la perspectiva puesta bajo cero en la Champions donde nos ha caído en suerte a nuestra peor pesadilla. Como para soñar muy alto.

Está claro que esta no es nuestra temporada. No sé si tendrá algo que ver, pero el capricho de Griezmann parece estar saliendo caro, no sólo ya porque juegue por decreto sin haber demostrado ni la mitad de lo que es capaz, sino porque el grupo está dándose cuenta de que aquello de jugar por méritos se está cayendo y puede llegar a viciar la convivencia. Porque ¿Para qué me voy a esforzar si este tipo termina siempre jugando?

Es, sin duda, el peor momento en la era Simeone en el Atlético de Madrid. Y todos confiamos, como Mesías nuestro que él, que lo que él ha sido capaz de deslavazar sea capaz también de arreglarlo, que haga creer de nuevo al grupo que puede recuperar la identidad, que los favoritos deben jugar por méritos y no por decreto y que aún hay tiempo de recuperar terreno perdido y hay dos trofeos en el horizonte por los que se debe pelear; Supercopa de España y Copa del Rey. Dale, Atleti.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Me gustaría ser optimista

Me gustaría ser optimista, pensar que en la segunda parte de Cádiz comenzó la revolución, que ese cambio en el esquema con De Paul en el eje y Koke y Lemar cayendo a la derecha para potenciar a Llorente fue el principio de una buena racha, que cuatro goles, todos exquisitos, van a convertir al equipo en un cohete moral y va a despegar hasta conseguir alcanzar el cielo y llevarnos a todos hasta el éxtasis. Pero no puedo.

Mis reticencias comienzan en el propio Cádiz, un equipo de poca enmienda que atraviesa su peor etapa desde que regresó a Primera. Ha perdido su énfasis defensivo y con él ha perdido casi toda su capacidad para competir. Digamos, pues, que se trataba del rival idóneo para olvidar las penas y aún así jugamos contra ellos una de esas primeras partes tan insípidas a las que estamos acostumbrados y que tanta desolación nos dejan en el corazón.

Y las reticencias continúan y terminan en lo que nos espera más allá del Mallorca que, no por parecer fácil dejará de costar, porque el Atleti no está hoy ni para flores ni para cardos. Los esperan el Oporto, el Madrid y el Sevilla, los tres de manera consecutiva, sin dar lugar a tregua, cada tres días, a domicilio y jugándonos, en una semana, toda la temporada cuando ni siquiera hemos llegado al ecuador de la misma. Y yo repito que me gustaría ser optimista, pero no puedo.

jueves, 25 de noviembre de 2021

Hundido

No sé cuando voy a morir, probablemente más temprano que tarde, lo que sí tengo claro es que voy a morir de Atleti. Porque partidos como el de anoche no sólo quitan ilusión, sino que quitan vida. Un equipo plano, sin mordiente, sin chispa, casi sin ganas de competir, a merced de un equipo que demostró todo lo contrario: vitalidad, hambre, fútbol y ambición.

Vamos a ser conscientes cuanto antes; estamos eliminados de la Champions. No vamos a ganar en Oporto y es probable que el Milan puntúe en casa ante un Liverpool que ya lo tiene todo hecho y necesita pensar en otros menesteres, por lo que no sólo estaremos fuera de Champions sino también fuera de Europa. Y, pensándolo bien, casi que mejor, porque la Europa League ya no motiva y además es un desgaste innecesario teniendo objetivos más consolidados como deberíamos tener.

El equipo está muerto, roto y desorientado. Se fichó más calidad arriba y resulta que han sido los de abajo los que han bajado el nivel, con un Giménez hecho un trapo, un Savic que no se basta solo y un Hermoso que aún no sabe a qué tiene que jugar. Koke está mal y sin Koke el equipo no tiene corazón y, lo que es más importante, no tiene cabeza. Si añadimos que hemos perdido a Llorente, Suárez y Correa como armas ofensivas, nos sale un equipo destrozado cuyos pedazos tiene que recoger con urgencia si no quiere que toda la temporada se le vaya por el desagüe.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Semana crucial

Suele ocurrir que los parones de selecciones no sientan fatal, que tras ellos el equipo suele entrar desenchufado, con varios jugadores de baja y con el recuerdo disperso respecto al último resultado. Como quiera que el último resultado no fue positivo y el liderato empieza a quedar lejos, no nos podemos permitir ningún asueto ni ningún despiste más por lo que entramos, y me da miedo pensar en qué condiciones, en una semana crucial para afrontar la temporada con más o menos aspiraciones.

Primero vendrá Osasuna, con el recuerdo aún latente de la remontada de la penúltima jornada, pero con la dificultad de haberse convertido en un hueso fuera de casa y en un pilón a balón parado. El Atleti, que concede más de lo que debería, se va a encontrar con un partido en el que tendrá que picar piedra en un momento en el que las dudas acechan más que las certezas. Miedo y expectativa, porque lo que llegará después será el momento clave de la temporada.

Porque ante el Milan nos jugamos la vida y el ser o no ser, y llegar a ese partido después de haber tropezado ante Osasuna sería desastroso para la moral. La UEFA que no nos tiene en demasiada estima le ha metido un partido más a Griezmann de sanción por lo que tendremos que jugarnos la vida con Correa y Suárez en punta, dos delanteros que, entre ambos, suman la escalofriante cifra de dos goles en Champions con la camiseta del Atleti, uno por cabeza. Como para no tener miedo.


lunes, 15 de noviembre de 2021

Rumiando el último enfado

Suelo ver todos los partidos del Atleti, pero hay momentos y ocasiones que, por planes familiares u otros asuntos de fuerza mayor, me veo obligado a perdérmelos y estar atento a un móvil o una radio para irme enterando del resultado con toda la rabia del mundo por no poder estar sufriendo el juego, porque yo los partidos del Atleti no los disfruto, los sufro como un bellaco.

Durante el fin de semana anterior teníamos programado pasar un par de días en una ciudad a unas cuatro horas de Madrid. Como mi mujer trabaja de noche, esperar a que terminase el partido para poder salir era inviable por lo que salimos después de comer y me aboqué a escucharlo por la radio con la frustración que ello provoca. El caso es que yo a las seis de la tarde era un hombre feliz que tenía que echar gasolina mientras su equipo ganaba por un gol a tres en el descuento. Lo que sucedió después fue algo que, por inesperado, me crispó los nervios hasta el punto de llevarme sin hablar durante el resto del viaje.

Me detuve en la gasolinera con uno a tres y minuto noventa y uno. Reposté, pagué, regresé al coche y cuando vi que el locutor cantaba un gol del Valencia nunca pude esperar que se tratase del gol del empate. Y yo me pregunté ¿Qué demonios pudo pasar en esos cuatro minutos que estuve fuera del coche? ¿Cómo puede ser que a un equipo que se supone aspirante a todo le ocurre algo así? La respuesta es que el equipo se deshace porque no sabe jugar sin futbolistas con personalidad y porque por encajar a Griezmann está trastocando un sistema que parecía perfecto.

Llevo ya semana y pico rumiando el enfado y no consigo que se me pase.

martes, 2 de noviembre de 2021

Enchufar a todos

No es Simeone hombre de rotar en exceso, pero sabe que, de una manera u otra, necesita tener enchufados a todos los jugadores de la plantilla, más aún si tienen ascendencia sobre los demás. Por ello, aunque fui el primero en criticar la insistencia po r poner a Griezmann en un partido donde nos jugábamos el no descolgarnos del vagón de cabeza, estaba claro que había que volver a enchufar a Correa porque le necesitamos y porque, probablemente, sea cabeza de cartel en Anfield dentro de este nuevo sistema de tres delanteros que el gran ideólogo del fútbol defensivo (nótese la ironía) ha establecido para el Atlético de Madrid.

Fue el del Betis un partido de reencuentros y reconciliaciones. La primera, la del Atleti con el fútbol, después de la desidia mostrada ante el Levante y, después, la de Correa y Carrasco con la definición. Los dos futbolistas más importantes en el tramo final de la última liga, volvieron por sus fueros y se convirtieron en dos puñales casi imposibles de frenar por parte del Betis. Pero si el Atleti cuajó un gran partido fue gracias, sobre todo, al aporte de Rodrigo de Paul, un futbolista descomunal que pisa toda la cancha, se sacrifica en defensa y siempre juega la pelota con criterio.

Aquí se dudó de De Paul a principios de verano, no lo voy a negar. Me parecía dudosa la aportación de un jugador que había destacado en un equipo de media tabla de la Serie A. Pero como aquí estamos para envainarla y pedir perdón cuantas veces hagan falta, valga este tachón para dármelas de escribano y poder decir que De Paul es, ahora mismo, un futbolista imprescindible en el equipo. Es el jugador que rompe líneas, el que ve el fútbol con más claridad y el que tiene todas las papeletas para convertirse en capitán general, porque no sólo tiene fútbol sino que tiene jerarquía. Puesto a enchufarlos a todos, Simeone ha conseguido que De Paul sea el termómetro del equipo. No es poco.

miércoles, 27 de octubre de 2021

En la cuerda floja

Está el Atleti en ese momento de equilibrista cargado de dudas en el que sabe que puede ser su gran número pero que, un paso en falso, le puede llevar al suelo sin red que lo sostenga. Está el Atleti en una cuerda floja muy peligrosa pero, a la vez, muy esperanzadora porque sabe que su destino depende del próximo paso y que si consigue enderezar el rumbo y equilibrarse en la barra, puede que llegue al final, no sólo sano y salvo sino con opciones de inscribirse en las páginas del libro de leyendas.

El proyecto, no lo vamos a negar, tiene buena pinta y los jugadores ofensivos están en un gran momento, apuntando maneras de cara al futuro, pero lo cierto es que la línea defensiva está creando dudas y nos estamos empezando a cansar de ir a remolque en todos los partidos. Si se enganchan dos buenos resultados, el equipo puede coger moral y enchufarse, volverse eléctrico, pero si sigue con sus despistes y los goles en contra le siguen condenando es posible que se convierta en esclavo de sus dudas y tire la temporada a la basura antes de tiempo.

Por ello es importante ganar mañana, llegar con moral al partido contra el Betis y tratar de no caer en la trampa del buen juego del equipo de Pellegrini, encadenar dos buenos resultados y saber que el equipo tiene mimbres y se pueden aprovechar. Tomar moral, coger carrerilla. Lo malo de esta tribulación es saber que mañana nos enfrentamos al Levanta y ya sabemos todos cual es su equipo favorito.

miércoles, 20 de octubre de 2021

Derrotas que duelen menos

 Todas las derrotas duelen, no nos vamos a engañar ahora. De hecho, anoche, como siempre que pierde el Atleti, me costó horrores conciliar el sueño, más pendiente del pasado y del futuro que del presente. Por un lado analizando los errores que nos condenaron a la derrota, por otra, pensando que en qué me dirían los vikingos, tan ventajistas siempre en estas lides, durante mi siguiente jornada de trabajo. Y lo cierto es que, más allá de haber aprendido a lidiar con ellos, no es menos cierto que, aunque duela perder, el dolor se mitiga más los días en los que puedes contestarles con el pecho erguido de orgullo.

Porque el de anoche fue un Atleti fuerte, competitivo, incisivo, voraz. Un equipo que jugó muy bien y encontró con asiduidad la espalda de la defensa de un Liverpool que, durante este primer tramo de la temporada no se había acostumbrado a sufrir así. Y si el equipo no terminó de remontar lo que se le puso en latín durante los primeros quince minutos, fue más por factores externos al juego en sí que a su propia indefinición futbolística, porque lo que ayer condenó al Atleti fue un despiste, una sobrada y un ataque de cobardía.

El despiste fue de Griezmann, que sin ver por donde pasaba Firmino, lo arrolló con los tacos de la bota en una entra peligrosísima que pudo haber hecho mucho daño al brasileño. La sobrada fue de Mario Hermoso, que por un momento se creyó Carvajal y pensó que vestía de blanco e imaginó esa bula arbitral con la que cuentan los vecinos de la capital y que con el Atleti no vale porque si haces penalti, como hizo, te lo van a pitar siempre. Y la cobardía la demostró el árbitro, después de cobrar un penalti sin mucho fundamento pero que, revisado en el VAR, jamás debió haberse anulado. Y es que, institucionalmente, seguimos pesando muy poco.

Lo importante es que ayer, futbolísticamente fuimos un gran equipo, que demostramos saber competir, cara a cara, a uno de los mejores equipos de Europa y que, si el equipo comienza a creer en sí mismo, se vieron mimbres para convertirse en un equipazo de los de verdad. Es por ello que me fui a la cama jodido por la derrota, pero muy esperanzado por lo que, creí atisbar, podemos llegar a ser.

viernes, 15 de octubre de 2021

De cristal

José María Giménez tiene todas las condiciones para ser el mejor defensa central del mundo, pero sólo le falta la regularidad. Es rápido, es ágil, va bien por alto, cruza bien, aguanta los envites, es un experto en la anticipación y saca la pelota jugada con limpieza. Cuando digo que falta la regularidad no me estoy refiriendo a que vaya dando cales y arenas como un díscolo sino que es tan propenso a las lesiones que uno no puede tener una fiabilidad extrema con él, puesto que cuando alcanza su pico de forma viene otro nuevo tirón muscular para mandarle a él a la enfermería y a nosotros a la desidia.

Lo que nos provoca la lesión de José María Giménez, sumada a la sanción que sufre Savic, es una defensa en cuadro para recibir al Liverpool. De esta manera, tan sólo Felipe y Hermoso estarán disponibles para Simeone y todos sabemos de qué manera han empezado los dos la temporada. Ello obligará al Cholo a tirar de Kondogbia, con lo que se encontraría con dos centrales zurdos, o bien de Vrsaljko, lo que sería un experimento, quién sabe si con gaseosa.

Es una pena que el uruguayo aún no haya sido capaz de disputar más de quince partidos consecutivos, aún así, y habla muy bien de su calidad, es uno de los futbolistas más capitales en la historia del Atleti, garante defensivo de un equipo que se ha acostumbrado a vivir en lo más alto y que necesita muchos futbolistas con el compromiso de José María. Ojalá sus músculos fuesen de plastilina en lugar de cristal. Ojalá no tuviese que hacer de nuevo, una y otra vez, pretemporada continua para encontrar el nivel. Ojalá cuando vuelva siga siendo igual de bueno.

martes, 5 de octubre de 2021

Con la mirada en el Liverpool

El Liverpool nos tiene ganas. Ya lo dijo Klopp nada más conocer el resultado del sorteo: "Tenemos una cuenta pendiente con el Atlético". No pueden olvidar que en la mejor temporada de su historia en la que ganaron la Premier con un mes de anticipo, el Atleti les eliminase en Anfield después de una histórica batalla en la que ellos percutían y nosotros aguantábamos cuales bastiones a punto de caer. Aquello lo tienen fresco y van a salir a jugar contra nosotros con piernas eléctricas y corazón de acero.

A corazón es posible que no nos ganen, porque de otra cosa careceremos, pero de capacidad para competir en las citas clave, no, eso sí, es muy posible que, de seguir así, nos ganen, y por mucho, en piernas, ya que ellos han empezado como ciclones y nosotros, en cambio, vamos al tran tran, un ritmo que te puede servir para ganar al Barça pero que, si te ha hecho sufrir ante Milan y Oporto en Champions, nada bueno hace prever de cara al choque contra los ingleses.

Así que no queda otra que tomarse estos veintitantos días sin competir como una pretemporada, poner a los jugadores a tono, hacerlos creer que nuestra meta debe ir a más y hacerles saber que viene un animal fiero con ganas de devorarnos y que, como buenos gladiadores, habremos de sobrevivir a sus embistes y tratar de dar con el lugar y el momento para hacerle daño. Nos jugamos buena parte de la temporada contra el Liverpool y convendría estar en forma porque, de los contrario, nos van a pasar por encima y nos vamos a quedar con cara de tontos.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Pésimas sensaciones

Entendería que el bajón puede ser físico sino fuese porque hace menos de un mes, ante el Villarreal, y durante una hora de presión intensa, hicimos uno de los mejores partidos en los que va de campeonato ¿Qué habría cambiado entonces? ¿Por qué el equipo que reaccionó de manera magistral en Cornellá no es capaz de dar un pase a dos metros contra los dos últimos de la liga? Si es físico, es problemático pero solucionable, basta esperar y que el equipo se ponga a tono y vuelva a recuperar la velocidad de crucero.

El problema es verte fuera de todo cuando te recuperes, porque esto no para y mañana hay un partido en Milán que es más importante de lo que imaginamos. Probablemente el partido más importante en años porque, de perder, correríamos el riesgo de quedar fuera de la Champions demasiado pronto con la secuela psicológica que ello debe conllevar. Secuela que puede arrastrase hasta el fin de semana en el que nos enfrentaremos a un Barça que va recuperando vigor y juventud.

Otra cosa es que sea un problema de vestuario, y eso ya sería un asunto de mayor preocupación. Porque el equipo, que venía de ser campeón, se ha reforzado de manera amorfa y ha llenado el vestuario de tipos de mucho ego y misma posición. Si los Correa, Carrasco, Lemar y Llorente, que remaron como campeones cuando el equipo les necesitó, comienzan a ver que su legado es puesto en duda y su titularidad es puesta en solfa, es posible que las malas caras sean polvos de lodos posteriores. Y las sensaciones, para que nos vamos a engañar, son demasiado pésimas como para ser optimistas.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Las clásicas dudas

Comienza la Champions y vuelven las dudas de siempre. Un año más, volvemos a pinchar en el primer partido y comienzan a asolarnos las desilusiones, porque vemos que el equipo no combina, que se atasca, que se pierde en centros imposibles y no pone la voluntad de fuego que le caracteriza para recuperar la pelota con agresividad. Anoche el Oporto nos anuló por completo y si no terminamos perdiendo es porque el VAR aplicó con rigurosidad una norma que alcanzó el absurdo.

Si analizamos la situación con respecto a lo que ocurría la temporada pasada a estas alturas, vemos que el equipo tiene dos puntos más en liga y uno más en Champions. Entonces nos derrotó contundentemente el Bayern tras empatar a cero contra el Huesca, entonces las dudas eran las mismas y entonces los miedos eran los mismos. Queda por ver si el equipo se levantará de igual manera o se dejará atrapar por la disyuntiva mientras trata de encontrar un estilo que se adecúe a la actual plantilla.

La diferencia respecto al año pasado es que este año el grupo de Champions es durísimo. Si el año pasado nos permitimos empatar dos partidos ante la cenicienta Lokomotiv y aún así pasamos, es porque, Atleti y Bayern aparte, los otros dos equipos no tenían demasiada calidad y pudimos agarrarnos a la clasificación gracias a un cabezazo certero de Hermoso en Austria. Este año será diferente; Oporto y Milan van a exigir muchísimo y el Liverpool, si vuelve por sus fueros, será un equipo casi inabordable, con la puntualidad, peligrosa, de que nuestro doble enfrentamiento es contra los reds, lo que significa que jugarán contra nosotros para cerrar la clasificación y puede que cuando jueguen contra Oporto y Milan en las dos últimas jornadas, ya esté clasificados. Basta recordar como el año pasado el Bayern jugó gran parte del partido en el Metropolitano con el carrito del pescado.

lunes, 13 de septiembre de 2021

El enésimo milagro

La primera venida tuvo dos docenas de milagros, exactamente las de una plantilla que parecía una feria ambulante y que, de repente, no sólo fue capaz de sobreponerse a sí misma sino que fue capaz de alcanzar las más altas cotas en la historia del club. Antes de Simeone, muchos de ellos eran almas en pena, tras él, hubo algunos como Gabi, Godín, Tiago, Juanfran o Filipe, que se despidieron como verdaderas leyendas y otros, como Costa o Raúl García, sobreviven en el imaginario colectivo como auténticos adalides de las mejores batallas que disputamos en aquella gloriosa etapa.

Acabada aquella primera gran hornada, Simeone se dedicó a pulir futbolistas hasta conseguir auténticos entregados a la causa. Así, Lucas se convirtió en campeón del mundo, Griezmann en balón de bronce, Savic en un seguro de vida, Correa en el tipo más incisivo del equipo y Llorente en una máquina de matar. Quedaba un tema pendiente, un asunto que le carcomía el cerebro y que no podía dejar sin arreglarlo, porque Simeone sabía que Lemar tenía tanta calidad como el que más y que lo importante era saber devolverle la confianza.

El Lemar que estamos viendo, después de las dudas, los pitos e incluso los abucheos, es un futbolista de una pieza, un jugador al que no le quema la pelota, un jugador que conduce con la elegancia de los artistas, que tiene un guante en la zurda y que busca las paredes con la incisividad de los guerreros. Y además llega a puerta con peligro. Ahora mismo, quien nos lo iba a decir, es el jugador más importante del equipo. El engranaje, el distinto.

Otro milagro del Cholo.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Sentimientos encontrados

Duele mucho lo de Saúl. Porque es uno de los nuestros, porque es parte del escudo, porque todos le tuvimos fe hasta el último día y porque cuando un chico de la cantera nos deja, no sólo se va un futbolista, sino que se va un reguero de esencia. Ahora bien, todos estábamos convencidos de que, llegados a esta altura y con veintiséis años, Saúl sería una estrella del fútbol mundial, un centrocampista descomunal que haría del Atleti un gigante y de su calidad un garante ¿Qué ha ocurrido para que no haya sido así? Entre todos le mataron y él solito se murió. No quiere jugar de lateral y la realidad es que ahora mismo no estaba para ser titular en el centro del campo del Atlético, las cosas como son.

Ahora bien, si no está para ser titular en el Atleti ¿Lo está para serlo en el Chelsea? Permítanme que dude. Aquel equipo es campeón de Europa, juega con Jorginho, Kante, Mount y Havertz y es tan difícil entrar en ese cuadrado que tendrá que entrenar duro y demostrar que su bajón ha sido más anímico que futbolístico, porque si algún día vuelve a ser lo que intuyó que iba a ser, Saúl tiene sitio en cualquier equipo del mundo. Si lo consigue, y yo le deseo que sí, nos alegraremos por él pero moriremos de rabia por nosotros, porque nos sigue quedando ese poso de haber perdido a un futbolista que nos podía haber puesto en otra dimensión.

Y luego está el gran dolor. No vamos a negar que Griezmann ha sido uno de los futbolistas más importantes de nuestra historia, pero aquella forma de irse, aquella manera de negociar y aquella despedida tan fría no hace sino restallar las llagas pasadas de quienes le cantaron en su día y hoy supuran en carne viva. Deportivamente es un gran fichaje aunque sentimentalmente sea un disparo en el corazón. Aunque, en su descargo, voy a hacer un inciso: si yo renuevo un contrato y mi cláusula baja a la mitad estoy entendiendo perfectamente el mensaje. Y es que a buen conocedor pocas palabras bastan.

viernes, 27 de agosto de 2021

Grupo duro

A estas alturas, después de haber conocido la élite, de haber pujado con ella, de haberles ganado en muchas ocasiones y de haber levantado más copas de las que podíamos soñar, no vamos a tener miedo de nadie. No hay miedo, claro, pero sí un respeto profundo al grupo que nos ha tocado en la Champions porque hay una diferencia grande entre un grupo duro y otro sencillo; los grupos duros terminan despistándote en la lucha por la liga.

Resulta, cuanto menos curioso, que para un año que ganamos la liga y somos cabezas de serie, nos encontramos en un bombo con más Marías que equipos complicados. Eso nos abocaba a encontrarnos un verdadero coco en el bombo dos y rezar para que los equipos extraídos en los otros bombos no fuesen muy complicados, pero hete aquí que salieron dos campeones de Europa más. Así que nada, a picar piedra y a intentar estar en las eliminatorias de febrero, porque eso, lo saben sobre todo los golfos que mandan, económicamente, es el verdadero oxígeno del club.

Pero claro, sin perder de vista la liga, porque una vez que hemos probado la miel del éxito, nos ha sabido tan bueno que buscaremos repetir. Primero por seguir dándonos alegrías y segundo por seguir dando en los morros a esos llorones que declaman su ruina y luego van soltando billetes por el aire para comprarse un nuevo Ferrari con el que competir con nuestro SEAT Panda sin ITV. Pongámoselo difícil. Para ello, claro está, los de arriba no deben vender a nadie y la plantilla, si se mantiene como está, cosa que dudo, debe mentalizarse de que los retos grandes implican esfuerzos grandes. Haganlo.

jueves, 19 de agosto de 2021

La conversión

Cuando presumimos de ser del Atleti no tratamos de ponernos por encima del resto del mundo, ni mirar a nadie por encima del hombro, para eso ya están otros. Tampoco es nuestra la exclusiva del sentimiento, pero sí es cierto que el Atleti, cuando te atrapa, te transforma para siempre. Les pasó a muchos jugadores que llegaron aquí después de jugar en equipos con cierto carácter emocional, como fue Simeone en Sevilla, Raúl García en Osasuna o Juanfran en el Real Madrid.

Haber conseguido la conversión en Marcos Llorente es algo así como el último milagro del colchonerismo. Criado en la familia más blanca del deporte nacional, Llorente ha mamado el madridismo desde cuna y se hacía imposible verle implicado hasta el máximo con las rayas rojas y blancas. Como ya le pasó a Morata e incluso parece estar pasándole a Mario Hermoso, Llorente ha manchado su corazón blanco con rayas rojas y ha decidido quedarse con nosotros durante el resto de su carrera.

Pero no vayamos a confundirnos. Una cosa es la conversión y otra el cumplimiento, una es querer y otra es que te dejen. Hemos visto gente renovar contratos y marcharse a los pocos meses, por lo que hay que ser más cauto que expresivo a la hora de celebrar y hay que disfrutar el momento porque en el Atleti los planes de futuro se hacen en base a la cuenta de ingresos. Pero que el tipo que ha transformado el juego del equipo quiera seguir aquí es el triunfo de una filosofía de trabajo llamada cholismo que ha convertido una agencia de ida y vuelta de jugadores en un intento de proyecto consolidado. Quién nos lo iba a decir.

lunes, 9 de agosto de 2021

Mala pretemporada

No hay sido la mejor pretemporada, para qué vamos a engañarnos. Tan sólo una victoria, por la mínima, ante el Wolfsburgo y derrotas ante equipos menores con la sensación de sufrir más de lo necesario. No deberíamos darle mayor importancia, claro está, las pretemporadas ya no son como antes cuando la plantilla se integraba de golpe a primeros de julio y trabajaban en bloque durante dos meses hasta el comienzo de la liga. Pero no es menos cierto que ante la falta de ritmo, conjunción y preparación, preocupa el estreno liguero en Balaídos porque las primeras jornadas siempre tienen trampa.

Las primeras jornadas suelen ser caladeros de abandono de puntos por parte de los equipos grandes. Porque sus internacionales ha regresado tarde a las concentraciones, porque han tirado la pretemporada con chavales que no van a jugar en todo el año y porque los equipos pequeños acuden como pirañas a la carne muerta sabedores de que tienen una oportunidad única para trincar y llevarse a casa una victoria sorpresa. El Atleti ya cayó en Balaídos en la tercera jornada hace tres temporadas. No es un campo que se nos de bien, no es la jornada más propicia para jugar allí.

Así pues, habrá que confiar más en la calidad técnica de los nuestros que en su verdadera preparación para afrontar este primer reto de la temporada. Los cursos son largos, claro está y los equipos que de verdad luchan por todo, necesitan un par de meses hasta que alcanzan esa velocidad de crucero que los hace inabordables, por ello hay que sortear estas primeras trampas de la mejor manera posible y no descuidarse en demasía, porque ya dijo Luis que la liga se gana en las diez últimas jornadas, pero se pierde en las diez primeras.

martes, 3 de agosto de 2021

Esperando la Heitingada

Llegará, que nadie lo dude. A los dirigente del club les gusta apurar las últimas horas del mercado pero no para comprar sino para vender. Para verse con las manos atadas y decir así que no han tenido tiempo de reaccionar, que tenemos un elemento menos pero que, para ellos, lo que verdaderamente cuenta, es que tienen un poquito de dinero más. Porque se ahorran una ficha y, de paso, trincan por un traspaso que, a esas alturas, ya nadie puede esperarse.

Mi apuesta en Trippier. Lo digo para que a nadie le pille de susto y no vengan a llamarle rata como ya hicieron con Thomas. Porque la Heitingada, llamada así por la venta de Heintinga a pocas horas del cierre del mercado, sin sustituto que ocupase su lugar, se ha ido repitiendo en el tiempo con nombres varios pero siempre con el mismo final: un activo menos y un pasivo más. Así funciona la gestión del Atleti.

Así pues, que nadie pierda el tiempo con nombres y renombres. Te hablan de un nueve suplente, de un lateral izquierdo o quizá de un medio defensivo. Humo. Lo realmente importante es lo que está a punto de salir, que es Saúl y lo que saldrá cuando el mercado llegue a su fin, esa Heitingada que ya tuvo nombre de Raúl García, Augusto o Thomas en el pasado y que probablemente tenga nombre inglés en este presente. Por eso, cuando el Atleti está en lo más alto, antes de pensar en fichajes hay que juntar las manos y decir aquello de: Virgencita, que me quede como estoy.

martes, 6 de julio de 2021

Atentados a la vista

No creo que cueste tanto diseñar una camiseta decente y no creo que le cueste tanto a la directiva decirle a Nike que, oye, muy bien que tengan un equipo de diseño, pero que su club no piensa vestir una camiseta manchada. Pero claro, los dos de arriba, tan prestos a abrir la mano y cerrar la boca, se sienten esclavos del contrato firmado con la marca deportiva y han de tragar sapos y culebras mientras los demás vemos cómo nos utilizan como banco de pruebas.

Porque lo de este año ya es un completo atentado contra la vista. No les basta con diseñarnos una camiseta de rayas desiguales sino que ahora la desigualdad se plasma en trazos inconexos y manchas de tomate sobre el fondo blanco. Vale que queramos innovar pero, vamos a ver, somos un equipo de fútbol no un grupo circense con ínfulas de ir haciendo el payaso por los campos de Dios ¿Tanto cuesta vestir de manera formal?

Y ya no vamos a hablar del escudo, claro, porque siguen perpetrando sus fechorías con ese logo en el pecho que no representa a nadie más que la cabezonería de dos tipos que creyeron haber comprado la marca del Capitán América cuando nuestros únicos capitanes se han despedido con la gloria de su verdadero escudo cosido en el pecho. Atleti, de verdad, basta ya. Decencia y honorabilidad, no pedimos más.

lunes, 21 de junio de 2021

Un Ferrari en el garaje

Le tengo mucha fe a Dani Olmo como futbolista, me parece listo para jugar, sutil para ocupar los espacios y tiene una buena técnica para mover la pelota. Algo parecido pienso de Ferrán Torres, un jugador diferente, pero incisivo y atrevido en los metros finales, e incluso creo que Oyarzábal se ha ganado un puesto en esta Eurocopa, pero viéndoles jugar en estático y sufriendo a Llorente en el lateral derecho, se me están llevando los demonios partido tras partido.

Porque mantener a Marcos ahí es como tener un Ferrari en un garaje. Llorente ha generado esta temporada más de una veintena de goles, siendo el segundo máximo goleador y mejor asistente del equipo campeón de la liga española. Números en los que Olmo y Ferrán están lejos y a los que se acerca Oyarzábal con la puntualización de que el donostiarra es el lanzador de penaltis de su equipo. Así pues, alejar a Llorente del frente de ataque es como pegarse un tiro en el pie.

Le tengo estima a Luis Enrique, no lo voy a negar. Debe ser que como desde la otra acera le atizan con tanta saña y frecuencia, ha entrada en mi ideario de personajes a estimar. Creo, además, que es un entrenador válido y que por mucho Aspas, Ramos o Canales que se haya dejado en España, no hay fuera de la lista un jugador diferencial de verdad, eso sí, tiene en Llorente a un máquina de matar y lo está utilizando como un simple matamoscas. Quizá debería hacer como el Cholo, verle entrenar, ser listo y saber sacarle todo su potencial. El chico es un Ferrari, no merece estar aparcado en un garaje.

miércoles, 16 de junio de 2021

Me deja frío De Paul

Vaya por delante que no hay nada oficial, que todo son rumores de muy alto fundamento y que al final la operación se puede ir a traste por unas décimas en las comisiones, y vaya por delante, sobre todo, que más de una vez me la he envainado cuando ha venido un jugador y he expresado mis dudas, pero no puedo evitar decir que me deja frío el fichaje de De Paul.

Me deja frío porque no es mejor que Saúl a pesar de que nuestro canterano haya pasado el peor año deportivo de su vida. Me deja frío porque no es el tipo de centrocampista que necesitamos, siendo el equipo demandante de un medio defensivo que desahogue a Koke en su labor de organizador. Me deja frío porque la liga italiana está un tanto devaluada actualmente y es fácil ver allí ahora triunfar a tipos que aquí no fueron capaz de dejar huella, y es que De Paul ya estuvo en Valencia y su aporte fue tan testimonial que ni los más acérrimos seguidores son capaces de recordarle. Y me deja frío porque ya hubieron más caprichos del Cholo, llámense Sosa, Kranevitter o Gaitán, que llegaron para aportar el toque de distinción y se marcharon por la puerta de atrás con más pena que gloria.

Así que ya sabe De Paul que tiene un trabajo extra cuando se ponga la camiseta del Atleti, y es la de cerrarme la boca. Ya lo hicieron Adrián, Gabi, Correa e incluso Carrasco. Así que estaría encantado de verme de nuevo en el paredón y pidiendo perdón por dudar. Y es que, desde que se vista la rojiblanca y sea uno de los nuestros, puedo creer más o menos en él, pero lo que está claro es que le voy a bancar a muerte. Bienvenido seas.

jueves, 3 de junio de 2021

No nos toques la columna

El gilismo es aquel movimiento directivo destinado a cercenar las ilusiones de sus aficionados cuando sus cuentos de la lechera ya están con el cántaro al lado del depósito. Uno cree que el proyecto de su equipo está consolidado, que solamente le faltan dos o tres retoques para continuar luchando en la élite y, de repente, zas, te venden a un Falcao, a un Diego Costa, a un Arda o a un Griezmann y te echan abajo las ilusiones y las expectativas.

De primero de gilismo es desmantelar un equipo campeón cuando la columna vertebral está bien definida. Ocurrió en 2014 cuando Courtois, Filipe y Diego Costa marcharon al Chelsea después de ser campeones de liga, ocurrió hace dos años cuando, con un proyecto con muy buena pinta, dejaron escapar a Lucas, Rodri y Griezmann y puede ocurrir hoy porque con el gilismo nunca se sabe y nunca dejas de sorprendente, pero apunten algún nombre; entre Oblak, Giménez, Saúl y Joao Félix va a salir uno sino salen dos.

Por eso luego nos sorprendemos cuando a Simeone le piden milagros mientras le quitan piezas al motor de su coche. Que haya quedado primero en esta carrera no significa sólo que es el mejor piloto, sino que es, además, el técnico de la liga que mejor conoce su producto. Con lo que le van fichando, aparentemente siempre peor de lo que se va yendo, el tipo va consiguiendo que las piezas encajen y que el equipo no deje de ser eso, un equipo con letras mayúsculas. Pero si queremos seguir en la línea, si queremos seguir disfrutando de esta gozadera tan linda, le diremos al tipo que conjuga los preceptos del gilismo que, por favor, no nos toque la columna vertebral del equipo. No nos hagas lo de siempre.

martes, 25 de mayo de 2021

Campeones

Campeones. Joder, qué bien suena. Cuánta alegría y cuánto sufrimiento encierra esa palabra. Alegría porque es la cima para el aficionado, sufrimiento porque el camino ha sido tan tenso que, durante mucho tiempo, llegué a pensar que la cuerda se rompería y caeríamos al precipicio. Porque debe ser verdad que con el Atleti las cosas no son fáciles, que hay que sufrirlo hasta al final y que, sobre todo, hay que trabajárselo el doble porque ganar, aquí, sabe a una gloria distinta.

Reconozco que tras Bilbao lo vi todo perdido. Fue una cuesta abajo prolongada que comenzó contra el Levante y se prolongó con los empates ante Getafe y Real Madrid y que tuvo su momento culmen en Sevilla donde sólo sacamos un punto en dos partidos. A aquellas alturas, el Madrid y el Barça ya nos comían el trasero y el Atleti, más que vivo, parecía pedir aire a gritos mientras ganaba partidos con la lengua fuera a rivales de la parte baja que desperdiciaban penaltis en el último minutos.

En algún momento llegué a pensar que eso debería significar algo, que no era normal que dos rivales con el agua al cuello te perdonasen dos penaltis en el minuto clave de cada partido, que, pese a perder en Bilbao y Sevilla, el Barça se dejase la liga contra el Granada y el Madrid no fuese capaz de ganar a Getafe y Betis. Todo eso significaba algo, pero se ganaba con mucho suspense y mucho, mucho sufrimiento. Claro, visto en perspectiva, todo esto sabe mucho mejor así, pero analizado cada latido de mi corazón y cada grito de protesta nacido de mi garganta, puedo concluir que esta temporada he perdido diez años de vida.

Me moriré antes pero, joder, somos campeones.

lunes, 17 de mayo de 2021

Perdiendo vida

Casi sin voz, con las palmas enrojecidas, con el corazón lastimado, la tensión por las nubes y las sienes palpitando. Así han terminado los últimos partidos del Atleti para mí, roto por la presión, destruído por el sufrimiento, muerto por dentro como si me hubiesen dado una paliza. Todo esto me está quitando años de vida.

Y aún queda un último asalto. Sinceramente, no sé si voy a ser capaz de resistirlo. Ahora mismo Weissman me parece Christian Vieri y Óscar Plano me parece Donadoni. Tengo más miedo que nadando con pirañas. Jugamos contra un equipo que se juega la vida y no ha ganado ninguno de sus últimos once partidos y aún así sigo pensando que algo malo nos espera, que el destino va a ser cruel y, de alguna manera, nos tiene preparada una última treta para que terminemos muertos en vida y sin ganas de vivir.

Al Atleti no le queda otra opción que volver a salir a por todas, que no reservar ni un gramo de sudor, que no negociar ni un esfuerzo, que creer, que trabajar y tratar de poder. Si lo da todo, si gana cada palmo del terreno, si lo intenta, si domina, si somete y si hace todo lo posible por ganar y no gana, entraremos en depresión y nos querremos morir, pero no podremos reprocharle nada al equipo porque la victoria es, generalmente, una consecuencia aunque a veces llegue por la vía de la causalidad.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Último cartucho

El partido del sábado ha tomado la connotación de cara o cruz, y si hemos llegado a esta situación ha sido más por nuestro propio miedo que por nuestra propia ambición, porque el equipo fue cayendo del pedestal poco a poco, primero con derrotas inmerecidas, después con empates trabajados y finalmente con pérdidas desesperantes. Y de esta manera, después de pasar las de Caín en Elche, nos presentamos en Barcelona con el bagaje de un partido de los últimos cinco ganados fuera de casa y de quince años sin ganar en el Camp Nou.

No invita a ser optimista ni mucho menos lo expuesto pero, al menos queda el recurso del último cartucho para saber que es un partido en el que hay que salir a vida o muerte, no queda otra. Nos pueden ganar, porque ya lo han hecho muchas veces, porque tienen a un tipo que nos ha metido más de treinta goles, porque tienen la historia y la inercia a su favor y porque, vamos a ser claros, tienen jugadores más decisivos en los metros finales.

¿Y nosotros? ¿Qué tenemos? Sobre todo mucho miedo a ganar. Se vio en Elche, cuando el equipo comenzó como un tiro, cuando dictó un monólogo de media hora con intensidad, ganas y fútbol, pero que, cuando anotó el gol, de repente supo que podía perderlo todo y entraron los nervios y la necesidad de no perder. Y casi se pierde. La suerte, jugando así, no va a acompañar siempre. La suerte, saliendo a ganar como se salió en Elche, generalmente te termina sonriendo porque el deporte es más para osados que para timoratos. El miedo que tengo es que desconozco qué Atleti veremos.

martes, 27 de abril de 2021

Desolado

Se inundan las redes de mensajes llamando al optimismo e incluso obligando a ser optimista si quieres tener el derecho a denominarte atlético. "Cero dramas", "Hay que creer", "El que no esté en el barco que se baje", "Dependemos de nosotros", "Seguimos líderes". E incluso se ha filtrado un audio de nuestro capitán llamando a rebato y asegurando que el Atleti va a ganar la liga.

Fuegos de artificio.

La verdad es que lo que nos ha pasado es un drama, yo no creo, mi barco se llama Atlético de Madrid y, aunque dependamos de nosotros, bien sabemos que no vamos a ganar en Barcelona. Porque no hemos ganado en Getafe, ni dos veces en Sevilla, ni aun Athletic lleno de suplentes. Porque el equipo se ha caído, porque psicológicamente sabe que no está y porque físicamente, después de superar un brote en masa dentro de la plantilla, están para los restos.

Mucho me temo que el audio de Koke va a envejecer muy mal y que esto puede ser el comienzo de una autodestrucción. No puedo pensar en positivo, lo siento, estoy desolado. Y eso no me hace menos atlético. Nací siendo del Atleti y moriré siendo del Atleti. He vivido un descenso, años de plomo y la caída en dos finales de la Champions, pero este disgusto me está llevando por delante. Porque después de Lisboa y Milán quedaba el orgullo, pero después de perder diez puntos en dos meses, lo único que me queda es una sensación de ridículo. No sé si volveré a ver ganar al Atleti una liga.

Lo siento, esta desolación me impide ser optimista.

martes, 20 de abril de 2021

Correa

Soy de los que tienen sentimientos encontrados con Correa. Por un lado, siento mucho cariño por su forma de entregarse, por su sonrisa siempre perenne, por esa mirada de quien ha desafiado a la muerte y ha salido con los pies en el suelo y un corazón sanado y tatuado en rojo y blanco. Sus quiebros, su manera de ser diferente, sus giros asombrosos y sus goles inesperados me hacen siempre seguir creyendo en él, aunque él mismo, muchas veces, se empeñe en hacerme cambiar de opinión.

Porque igual que me cautiva me desespera por momentos con sus entregas al rival, sus jugadas a ninguna parte, sus contrapiés en los peores momentos y sus goles fallados con todo a favor. Tenemos un problema con él y es el de no medir las críticas y no ponderar las alabanzas. Correa es un buen futbolista, un agitador, un tipo capaz de cambiar una tendencia en un momento determinado, pero no es una estrella, ni un tipo sobre el que cargar en sus hombros el destino de un equipo.

Puedo aceptar ciertas críticas, porque, a pesar de su entrega y desempeño, yo soy el primero en reconocer que su temporada, en los momentos clave, está siendo terrible, pero de ahí a desearle la muerte u otra operación de corazón hay un trecho muy grande que no se debería permitir. Nosotros somos aficionados al fútbol y él es sólo un futbolista. Deberíamos saber controlar la pasión porque aunque el Atleti nos importe, nadie nos da derecho a insultar a una persona porque falle un gol a puerta vacía. El Atleti es una parte muy importante de mi vida, sí, pero en ningún caso interfiero en la vida de los demás porque entonces convertimos la pasión en enfermedad y a los futbolistas en los fabricantes de nuestros sueños. Así ocurre, luego no sabemos controlar nuestras frustraciones.

martes, 6 de abril de 2021

Mirando el dedo

Desde que el Atleti jugó su última final de Champions han pasado cinco años. En este tiempo hemos perdido un escudo, un estadio, cinco capitanes y dos campeones del mundo. Nos dijeron que la venta del estadio sufragaría la deuda, que los jugadores se van porque quieren y siempre son ratas y traidores y, como ya han hecho hoy, empiezan sus campañas de venta de humo con el Gerard Moreno del momento. La única diferencia entre este Atleti y el de 2002-2010 es Simeone. Recuerden lo que nos parecían entonces jugadores como Godín, Juanfran o Raúl García.

Sin Simeone este equipo no competiría y Llorente y Lemar nos parecerían Maniche y Luccin. Estamos compitiendo con descartes de Madrid y Barça porque la gestión directiva es deplorable. No existe dirección deportiva, el filial está acabado y para fichar a una joven promesa tienes que soltar ciento veintiséis millones. No se sondea ningún jugador fuera del entorno Mendes. Y, con un equipo peor que hace dos años, el equipo está líder a falta de nueve jornadas.

Yo creo que no vamos a ganar la liga porque no nos alcanza, pero criticar a Simeone por no hacerlo en lugar de alabarle por tenerlo ahí es de ser un vendido y tener muy mala baba. Como tontos, miramos el dedo en lugar de mirar la luna. Sabemos todos lo que cobra Simeone, pero nadie sabe lo que gana Berta por no hacer nada o lo que trinca el dúo prescrito por cargarse a un club de fútbol y dilapidar una ilusión.

miércoles, 17 de marzo de 2021

En manos del Mesías

El advenimiento del Mesías, para el Atleti, ocurrió en diciembre de 2011. Parece que fue ayer pero ya han pasado casi diez años desde que nuestro redentor personal se atrevió a tomar las riendas de un equipo a la deriva para subirlo a las cuotas más altas jamás imaginadas. Desde que el Mesías llegó, el equipo compitió, ganó mucho y, sobre todo, obtuvo una identidad propia.

Más allá de los vaivenes, el equipo que ha vuelto a reconstruir Simeone, se encuentra en una encrucijada difícil de solventar. Por un lado, su ventaja en la liga se ha ido prácticamente al traste y por otro, su sueño de la Champions pende del hilo de una remontada sumamente difícil. Por ello, cuando las nubes aparecen y el sol parece querer esconderse tras ellas, miramos al cielo y nos avocamos al trabajo impagable de nuestro Mesías.

Me cuesta ser optimista, no lo voy a negar, pero si hay algún motivo por el que podemos soñar en grande es ese señor de negro que se sienta en el banquillo de nuestro equipo y no para de repetirle a sus jugadores que si trabajan y creen, van a poder conseguirlo todo. Y mientras yo me preparo las vendas, el tipo no cree en las heridas. Allá vamos con todo, estamos en manos del Mesías.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Acoso y derribo

Es malo acostumbrarse a los favores porque cuando te toca a tí hacer el trabajo sueles poner cara de ofuscado y creerte con derecho sobre los demás. Es malo caminar por la vida con ínfulas de dueño del mundo porque cuando te das de bruces con la realidad sueles recurrir a la pataleta y provocar la caza del tipo que te impidió el logro. Es malo intentar adulterarlo todo porque cuando das con un valiente los dientes te rechinan y no te queda otro remedio que el de dar orden de acoso y derribo por tierra, mar y aire.

La maquinaria nacional madridista ha salido con todo esta semana para intentar desprestigiar a un árbitro valiente y a una persona honrada. Desde mi parte, puedo reconocer, que la mano de Felipe se parece mucho a un penalti y que, de haberlo pitado, no hubiese pasado nada, pero nos han robado tantas veces y se han levantado tan pocas voces contra ello, que produce vergüenza ajena como están intentando tapar el mal partido del Madrid con un error de interpretación que ellos mismos bautizaron con el apelativo de "Jugada Gris".

Es vergonzoso ver como le ha puesto precio a la cabeza a un tipo que sabe que cuando vuelva a arbitrarles, si lo hace, deberá tener pies de plomo y como han mandado un mensaje claro al resto del estamento arbitral para decirles: "chavales, ya sabéis lo que hay. Si os vais a equivocar, ya sabéis en contra de quien no debéis hacerlo". Y todo esto con la liga en juego, y todo esto con un partido esta noche ante el Athletic que puede dejar al Madrid lejos del campeonato. A todo esto, nos arbitra nuestro "amigo" Gil Manzano, el de los apellidos dañinos, el tipo que ya sabe que si no quieren que pongan precio a su cabeza quizá es bueno que pite o no pite ciertas cosas.

martes, 2 de marzo de 2021

A flote

Este equipo, muchas veces, puede olvidarse de jugar al fútbol, puede olvidarse de controlar los partidos y convertirlos en un vaivén de preocupaciones, puede olvidarse de defender en bloque y abocarse a las paradas de su portero, pero nunca se olvida de saber sobrevivir. Siempre a flote y con el colmillo afilado, sabe competir hasta la extenuación para lograr que, cuando ya le han dado por muerto, nunca lleguen a rematarle.

En Villarreal faltó el juego en muchos tramos del partido y, sobre todo, faltó tensión. Pero supo ganarlo cuando debía, supo apretar, jugar rápido en transición y supo, sobre todo, materializar sus ocasiones. Asenjo, igual que Oblak, tuvo las suyas y aunque el acoso final del Villareal hubiese merecido un premio mayor, lo cierto es que el equipo supo entender bien el sacrificio que necesitaba y se llevó un partido que era demasiado importante como para haber terminado perdiéndolo.

Y así, manteniéndose a flote después de haber recibido varios torpedos en la línea de flotación, afrontaremos el derbi con la esperanza puesta en esa competitividad tan cholista que nos caracteriza. Será un partido difícil, pero ya sabemos que no existen los imposibles. Nos han dado vida y ahora que hemos tomado oxígeno volvemos a la batalla, y si nos siguen torpedeando seguiremos sobreviviendo con los dientes apretados. Para eso estamos aquí.

viernes, 26 de febrero de 2021

Muy tocado

Cuando se trata de involucionar, cuando se trata de tirar atrás un trabajo, una premisa y unos conceptos, lo normal es que tu equipo se termine volviendo loco y acorralado por las dudas. Este Atleti de 2021 no puede ser como el de 2014 porque ni tiene los mimbres, ni tiene el pulso, ni tiene el mismo poder de concentración. Con bloque alto se habían ganado diecinueve partidos, con bloque bajo hemos vuelto a recibir gol de igual manera y, lo que es peor, se nos ha quedado cara de tontos.

Hay que partir de una premisa: el mejor Atleti ya ha pasado y probablemente no va a volver. El error no vino por el planteamiento en sí sino por el intento de involución con jugadores que cumplen un rol completamente distinto. En cualquier comparación con aquel equipo, todos los jugadores actuales, uno a uno, salen perdiendo. Entonces, si has de morir, hazlo en base a tus recuerdos. 

Lo que me temo es que Simeone sabe que el equipo se le está cayendo y prefería capear el temporal antes que arriesgarse a un drama sin remedio. El problema de obligar a tus jugadores a hacer algo en lo que pueden pensar que ya no crees, es que ellos mismos terminan a medio camino entre nadar y guardar la ropa. Se defendió bien porque el Chelsea no generó peligro, pero se atacó tan poco y tan mal que el cero a uno deja la sensación de que el equipo está muy tocado y muy lleno de dudas.

lunes, 22 de febrero de 2021

Tocado

Nos han dado un cañonazo importante en la línea de flotación. No estamos hundidos, pero estamos tocados, porque vemos de cerca al barco enemigo, porque hemos fallado cuando nadie lo esperaba y porque hemos tirado tres cuartas partes del colchón que habíamos fabricado con esfuerzo y goles en dos partidos en los que no ha salido nada contra el rival menos esperado.

Porque uno puede pensar en pinchar ante el Villarreal, quizá en el Camp Nou o a lo mejor en Sevilla o San Mamés, pero cuando uno echa cálculos, jamás llegas a pensar que te vas a dejar cinco puntos en cuatro días contra el Levante, porque contra esos equipos se ganan las ligas y porque estas derrotas son las que te terminan minando por dentro hasta convertirte en vulnerable.

Y ahora miramos de reojo el derbi de dentro de dos semanas con el miedo terrible de que el Madrid salga líder del mismo, de vernos arrojados al pozo de la inmundicia por haber perdido una renta inmejorable en el menor tiempo posible. Lo vemos todo mal porque nos hemos acostumbrado a fustigarnos históricamente, yo el primero, con mi tendencia al pesimismo y a ponerme la venda sin haber tenido la herida. Pero aún queda un motivo de esperanza y se llama Cholo Simeone. Con él en el banquillo el equipo puede perder, puede empatar, puede no ganar un título, pero seguro no va a dejar de pelear por alcanzar el objetivo.

lunes, 15 de febrero de 2021

La liga de los desahuciados

Carrasco se marchó a China por intereses del dúo prescrito y la gente lo interpretó como una pataleta de Simeone. Pero lo cierto es que al Cholo siempre le gustó el belga y al belga siempre le gustó el Atleti, por ello, tras dos años lejos de su lugar, regresó como el hijo pródigo que debía redimirse de aquel cambio a cámara lenta ante el Qarabag y de aquellos últimos partidos, en los que ya sabía su futuro, pegado a una línea de cal pero sin desborde ni ambición. Cuando regresó, el entrenador le dobló la apuesta; yo te doy toda la banda y tú te conviertes en el jugador más importante del equipo. Y en ello están. El desahuciado Carrasco se recorre el carril de arriba abajo y produce contragolpes aprovechando los espacios y su enorme calidad.

Llorente cruzó la acera para ponerse la camiseta del equipo bueno de la capital. Durante años había mamado otra cultura, otra forma de mirar la vida, otra manera de jugar. Porque, aunque llevaba un todocampista dentro, le hicieron crecer creyendo que era un mediocentro cuando tenía buenos conceptos pero los criterios equivocados. Simeone le vio trabajar, le vio el potencial y le dobló la apuesta; yo te adelanto la posición y tú me respondes con jugadas decisivas. A día de hoy es el centrocampista con mejores cifras de la liga con siete goles y siete asistencias. El desahuciado Llorente gana la línea de fondo con poder y celebra sus goles con pasión.

Suárez pagó el pato de la peor derrota en la historia moderna del Fútbol Club Barcelona. Cuando el ínclito Bartomeu puso en la picota a los jugadores con los que no quería contar más, el bueno de Simeone miró a ambos lados y, viendo que nadie se iba a cruzar en su camino, solicitó el fichaje de un delantero al que le sobraban años y kilos. Lo cierto es que es incapaz de ganar una carrera o de terminar un regate, pero ha marcado dieciséis goles en dieciocho partidos porque tiene algo que sólo tienen los grandes delanteros: instinto. Simeone abrazó su llegada y le dobló la apuesta: este año queremos ganar la liga y para ello tú debes hacerme mejor entrenador, de paso, yo intentaré hacerte mejor jugador. Y como los tipos ambiciosos se entienden sólo con mirarse, el uruguayo se puso manos a la obra y se ha convertido en la pieza clave para que el Atleti esté a tres meses del final con aspiración de ganarlo todo. Y es que el desahuciado Suárez gana partidos por sí mismo sólo con saber manejar los espacios y la velocidad de la jugada.

miércoles, 3 de febrero de 2021

Esperando nuestra caída

Al principio no creían que lucharíamos por la liga porque llegaron crecidos de su victoria en la temporada pasada y creyeron que eran capaces de iniciar una dinastía. Luego siguieron sin creer en nosotros porque, tras sus accidentes, nos ganaron el derbi y nos empataron a puntos. Dio igual que llevásemos algún partido menos y que la carrera, por ser de fondo, fuese más larga de lo que ellos esperaban, siguieron sin creer en nuestras posibilidades y fueron rascando puntos mientras miraban como nosotros ganábamos una vez tras otra. Y lo que era una igualada tras el derbi, se ha convertido en diez puntos de distancia.

Ahora que lo ven más lejano, están empezado a anticipar nuestra caída, porque, claro, la temporada es larga, está el factor Covid, la Champions a la vuelta de la esquina y nuestra racha no puede durar todo el tiempo. El Atleti ya caerá, dicen. Pronostican que perderemos dos partidos, ellos los ganarán y entonces llegarán el miedo y las dudas. Y claro que puede ocurrir, esto es largo, tal y como ellos dicen, pero si creen que el Atleti no se va a dejar el alma por sujetar este campeonato, es que siguen despreciando el trabajo de un entrenador que, más que a ganar, nos ha enseñado a competir.

Y competir, en clave cholista es no consumir, no hacerles caso, trabajar y seguir a lo nuestro. Cuando nos hablen de liga, contestaremos "Celta de Vigo", porque ese es nuestro próximo rival, porque del partido a partido hemos hecho una máxima e igual, si no caemos en el cuento de la lechera en el que nos quieren meter y dejamos de hacernos sus cuentas y dejar de disfrutar este momento, llegará el día en el que quizá nos veamos de nuevo abrazándonos, aunque sea virtualmente. Pero mejor no pensarlo y seguir a lo nuestro. Ya sabemos "Celta de Vigo".

jueves, 28 de enero de 2021

Un nuevo milagro

Temblaba cada vez que jugaba. Le observábamos la mirada y descubríamos temor, pánico escénico, ganas de salir corriendo de nuevo hacia el túnel de vestuarios. El balón le quemaba en los pies y tan nubladas estaban sus percepciones que, generalmente, tardaba demasiado en decidir y siempre decidía mal. Un regate a medias, un pase fácil a los pies del contrario, una carrera absurda, un cuerpeo perdido. Y siempre llegaba un segundo tarde a la presión.

Ahora se muestra firme, decidido. En su mirada hay ganas de competir, de apretar los dientes, de ser el primero en empezar a correr y ser el último en aparecer por el túnel. Busca el aplauso, la conformidad, la confirmación definitiva de que aún se acuerda de jugar al fútbol. Filtra balones con facilidad, no se complica en exceso pero ha dejado de perder balones tontos y ha conseguido que, con su esfuerzo, se haya convertido en uno de los pilares de la presión del equipo. Le ha quitado el puesto a Saúl y es el oxígeno que encuentra Koke en tres cuartos cuando no tiene clara la iniciación de la jugada.

Thomas Lemar ha cambiado. Y ninguno lo esperábamos porque todos le dábamos por terminado. De repente, no sólo ha aprendido de nuevo a jugar sino que se ha sentado delante de un periodista para decirle que el Atleti es esfuerzo y que él está dispuesto a esforzarse hasta el máximo. Le teníamos muchos milagros apuntados al Cholo pero este, por inesperado, es uno de los más increíbles. Y luego, que por qué le veneramos.

lunes, 18 de enero de 2021

Convertir el drama en ventaja

Que la eliminación en Copa ha sido un traspié, no lo vamos a negar, que incluso se puede tildar de drama

por contra quien se ha producido, también se puede asumir, que durante mi trayectoria como aficionado la Copa nos ha dado alegría supremas, es tan cierto como que no deberíamos haber renunciado a ella de esta manera y que, llegados a este punto, deberíamos convertir el drama en ventaja y aprovechar los miércoles de descanso en enero para afrontar el reto de la liga.

Porque sí, porque puede que no seamos los grandes favoritos, porque no se puede serlo cuando compites contra los dos equipos más poderosos del mundo, pero hemos llegado al final de la primera vuelta con el vacuo título de invierno en el bolsillo y con verdaderas posibilidades de luchar por el título después de más de un lustro y esto no se puede desaprovechar, no se debe escatimar esta opción.

Y en esta lucha sin cuartel, en esta carrera de fondo con trampas y barro, habrá que aprovecha cualquier atisbo de ventaja y si la nuestra, en enero, será la de descansar más que los demás, habrá que aprovecharla, porque ya llegará febrero con su Champions y sus partidos atrasados y ahí deberemos estar lo más alto posible para saber afrontar el reto en las mejores condiciones. Así que sequemos los ojos por la eliminación copera y apretemos los dientes ante el reto mayúsculo que nos espera.