jueves, 26 de noviembre de 2020

El brete

El Atleti se ha metido en un brete por su falta de puntería. Jugó muy bien en Moscú y jugó muy bien ayer

durante los primeros veinte minutos pero después, mientras se iba desinflando y la ansiedad le iba pudiendo, se vieron las costuras ofensivas de un equipo que, moralmente anda fino, pero que no se puede permitir tropezar dos veces contra el octavo de la liga rusa.

Y es que estos dos tropiezos obligan al equipo a ganar, al menos, uno de los dos partidos pendientes, quedando la posible agonía de irse a jugar la vida en la última jornada en campo de un Salzburgo que si bien es una verbena en defensa, tiene capacidades ofensivas más que suficientes para darte un disgusto. Y es que el Bayern vendrá a Madrid sin jugarse nada, es cierto, pero no es menos cierto que no deja de ser el Bayern y que sin presión, los buenos equipos juegan aún más sueltos.

No es bueno el escenario. De hecho, recuerda en demasía a aquel momento tan doloroso tres años atrás cuando el equipo no fue capaz de ganar en Roma pese a fallar cinco o seis ocasiones claras y se complicó la vida después de perder contra el Chelsea en casa. Entonces llegó el Qarabag y, como ante el Lokomotiv, dos empates nos mandaron a casa con cara de tontos. Ahora llega el Bayern, como aquel Chelsea, uno de los mejores equipos de Europa y nos tendremos que jugar el turrón en dos duelos a cara de perro donde competiremos como siempre pero con la duda de saber si sabremos ganar o volverán los fantasmas del pasado.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Los envites

Quien haya jugado al tute sabe que cualquier punto cuenta y que, poco a poco, se puede ir llenando el

morral, pero que, cuando llegan los envites y los arrastres se ponen en la mesa, es cuando la partido toma verdadero color y es cuando los puntos, ganados de diez en diez o de once en once, tienen el verdadero valor de la victoria.

El Atleti ha sumado diecisiete puntos en siete jornadas. Diecisiete magníficos puntos que le colocan tercero en la clasificación con dos partidos menos que el líder, toda una declaración de intenciones para un equipo que lleva casi una década luchando por cumplir su objetivos, pero lo cierto es que el único rey que hubo en juego, el Villarreal, se escapó vivo del tablero y ahora llegan los ases y los treses para dirimir si la mano del Atleti es verdaderamente fuerte o solo cuenta con pequeños triunfos que le coloquen por debajo en el recuento final.

El Barça es el primer As encima de la mesa y ahora le toca al Atleti echar mano de su baraja y saber si esos once puntos son suyos o si dejará pasar la oportunidad y la victoria viajará, de nuevo, a tierras ajenas. Porque ganar es necesario y jugar a lo que se quiere es fundamental, pero cuando llegan los envites es cuando se ven las hechuras de buen equipo y cuando se ven las circunstancias que llevan a poder ganar la partida.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Ladrones, valientes y cobardes

Ladrones aquellos que, sin poner un duro y falseando cuentas, se quedaron con un club que era de la gente

desdeñando su historia, su sentimiento y su arraigo, ladrones aquellos que desmantelaron plantillas, que vendieron a las estrellas, que negociaron con el escudo siempre en beneficio propio sin tener en cuenta la opinión de los verdaderos amos del equipo por considerarlos ajenos a sus ansias de negocio. Ladrones aquellos que nos descendieron, que nos metieron la cabeza en la deuda histórica, que no entendieron nunca que, para ser del Atleti, hay que sentir el Atleti.

Valientes aquellos que asaltaron la madrugada para dejarles un mensaje, para picar su pendón en lo alto de la montaña de grava, para enseñarle al mundo que, en ese lugar que ahora ya sólo llaman M-30, se erigía un estadio de fútbol donde no cabía más pasión y se desbordaba el sentimiento, para llamar ladrones a los ladrones, para santificar el templo aunque ahora ya sólo sea un bonito holograma dentro de nuestro recuerdo.

Y cobardes aquellos que callan como meretrices de baja estopa, aquellos que se vuelven locos para dar la exclusiva del último peinado del defensa de los documentales o el modelo extravagante de aquel tipo con ego que se marchó a otro país. Los mismos que te venden una pintada contra un entrenador en una pared abandonada, son los que no son capaces de decirte que un grupo de atléticos de honor han hecho causa en el terreno donde se ubicaba el Calderón y le han dicho al mundo que allí había un estadio que nos robaron con nocturnidad y alevosía.

jueves, 5 de noviembre de 2020

El camino

Fue el mejor partido del Atleti en lo que va de temporada. Porque no concedió ni un minuto de dominio,

porque fue un Atleti reconocible en el concepto del cholismo inicial, ese que iba en bloque a por el equipo rival y recuperaba siempre en tres cuartos para continuar el asedio. Porque hubo piernas, hubo control, hubo pase y hubo actitud. Pero sí, no hubo gol y eso condicionó mucho el análisis, pero más allá del ceño fruncido de los resultadistas, queda el sabor a camino correcto de los optimistas.

Porque si hay un camino correcto, este debe pasar por la ambición, por la imposición física y por la presión conjuntada, porque jugando así, lo lógico es meter alguna, lo lógico es ganar partidos, lo lógico es ir adquiriendo la confianza suficiente como para establecerse en esa velocidad de crucero que, mantenida domingo tras domingo y miércoles tras miércoles, termina dando los frutos deseados, porque el Atleti de Moscú es el Atleti que nos gustaría ver en cada partido.

El problema es que cada rival es distinto y, sobre todo, el Atleti suele ser distinto en función del rival. El Lokomotiv, la verdad, no era gran cosa y por eso da rabia no haber sacado adelante un partido que se mereció ganar, pero ahora toca pensar en ese canalizador de vida que es la liga donde espera el Cádiz, que lo ha ganado todo fuera de casa, y su bloque bajo. Un equipo que no tiene nada que perder, que buscará las cosquillas en forma de contragolpe y que jugará con el nerviosismo de un equipo que, si no marca pronto, igual cambia la actitud guerrera por otra más desesperante. Deberían aprender que, ganar o no termina siendo irrelevante si el camino tomado es el correcto y el Atleti de Moscú tomó el camino que debería tomar todos los días.