miércoles, 20 de abril de 2022

Boli Bic

Soy consciente de lo que conlleva este texto que, más allá de una opinión, es una declaración de principios porque aparte de Atlético me gusta ser una persona consecuente con mis pensamientos y antes que seguidor, hincha y apasionado, que lo soy, me gusta ser una persona acorde a los principios que me inculcaron desde niño basados en el respeto, la libre interpretación y, sobre todo, la conciencia social por encima de cualquier populismo.

Tengo muchos motivos para sentirme orgulloso por formar parte de la familia de aficionados del Atlético de Madrid y como cada muestra representa un botón, nada mejor que retroceder una semana en el tiempo y disfrutar con lo ocurrió en la grada nada más el árbitro señaló el final del partido contra el City y nos vimos eliminados de la competición; una hinchada en comunión con un equipo, olvidando el lado oscuro de la derrota y entregándose al lado pasional del amor incondicional, porque nosotros, ya lo saben, queremos que nuestro equipo gane, faltaría más, pero no queremos a nuestro equipo porque gane.

Pero sería de necios obviar que hay una parte de nuestra afición que lleva años empeñada en mantenernos en una caverna de indecencia mientras se dedican a repartir carnets, censurar opiniones y, sobre todo, practicar el matonismo en las redes. Son los mismos que, en la grada del estadio del City, levantaban el brazo para honrar a sus ídolos caídos, los mismos que promulgaron la pitada al gesto contra el racismo y aquellos que iniciaron el cántico de "Pep Guardiola hijo de puta" cuando muy pocos entrenadores han sido tan respetuosos con el Atleti como el catalán.

Ya sé que me vendrán con discursos de doble moral, falsa modestia e hipocresía para utilizarlos como coartada, pero lo cierto es que hemos dado ante el mundo una imagen penosa rayando el paletismo por encima de la pasión. Y me entristece que sea así, porque si somos la mejor afición del mundo no es precisamente porque pongamos la política, las ideas y la rabia por encima del sentimiento sino porque el sentimiento y el amor incondicional siempre ha estado por encima de cualquier condicionante. Por ello me molestan estos comportamientos rayanos en la estupidez, igual que me molesta ver como nos burlamos de la afición del Barça por su ridículo en las gradas ante la afición del Eintracht y mientras nos dedicamos a dar moralinas, llenamos las páginas de compra venta de internet con anuncios vendiendo boli Bic incluyendo, como regalo, una entrada para el derbi.

A ver si, por ser tan listos, vamos a ver nosotros también nuestra grada teñida de blanco.

lunes, 4 de abril de 2022

Matheus Cunha

El tipo llega como segunda opción y aún así mantiene la sonrisa; en su presentación promete compromiso y se muestra agradecido y afortunado. Sabe, como todos, que no será opción preferente y habrá de ganarse el lugar, amén de que le han fichado como nueve cuando él nunca ha desempeñado ese rol y aún así se esfuerza en reconvertirse y se muestra confiado en cada lance.

No llevaba ni dos semanas en el equipo cuando la directiva le consigue al entrenador su capricho personal y Griezmann regresa al club, con lo que tiene que restar un lugar en la escala de preferencias. Lo que para otro jugador hubiese significado un duro golpe, para Cunha fue una motivación extra. Y se vio enseguida que el hambre y las ganas de ser importante no están reñidas con la humildad y con la alegría. Empezó a sumar minutos, empezó a ser cada vez más diferencial y empezó a ganar titularidades como quien gana duelos al sol.

Y aquí está, recién salido de una lesión, sin derramar un lágrima, sin conceder un reproche, jugando pachangas con chavales en la plaza de un pueblo, volviendo a sonreír y volviendo a decirnos que quiere ser el tipo que cambie nuestra historia. Después de dos meses largos sin jugar, salió contra el Alavés cuando el equipo más apático estaba y en dos minutos ya lo había puesto directo a la victoria, porque comenzó a moverse, a disputar balones, a jugar al fútbol y provocar peligro. Participó en los tres goles que anotó el equipo desde su salida y dejó la impresión de que es uno de esos futbolistas a los que habremos e querer, sí o sí, durante los próximos años. Porque tiene fútbol, energía y mucho flow.