
Cuenta el fútbol que Simeone fue mandado a los leones del Calderón y que, en el culmen de los despropósitos la afición, madre de todo sentimiento, le alertó que la defensa del equipo hacía aguas por todos los costados. Sabedor de que los mimbres no eran muy halagüeños, el Cholo puso a trabajar a sus futbolistas y, con premisas de esfuerzo innegociable, les puso a jugar sobre el césped. No salieron de su asombro los fieles de grada y televisor cuando comprobaron que lo antes era un circo ahora se había convertido en una defensa seria.
Convertir un bochorno como la defensa del Atlético en una línea Maginot más que fiable es como el milagro de las bodas de Caná; si no lo veo no lo creo. A ver si va a ser verdad que el Cholo es el Mesías.
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