martes, 25 de mayo de 2021

Campeones

Campeones. Joder, qué bien suena. Cuánta alegría y cuánto sufrimiento encierra esa palabra. Alegría porque es la cima para el aficionado, sufrimiento porque el camino ha sido tan tenso que, durante mucho tiempo, llegué a pensar que la cuerda se rompería y caeríamos al precipicio. Porque debe ser verdad que con el Atleti las cosas no son fáciles, que hay que sufrirlo hasta al final y que, sobre todo, hay que trabajárselo el doble porque ganar, aquí, sabe a una gloria distinta.

Reconozco que tras Bilbao lo vi todo perdido. Fue una cuesta abajo prolongada que comenzó contra el Levante y se prolongó con los empates ante Getafe y Real Madrid y que tuvo su momento culmen en Sevilla donde sólo sacamos un punto en dos partidos. A aquellas alturas, el Madrid y el Barça ya nos comían el trasero y el Atleti, más que vivo, parecía pedir aire a gritos mientras ganaba partidos con la lengua fuera a rivales de la parte baja que desperdiciaban penaltis en el último minutos.

En algún momento llegué a pensar que eso debería significar algo, que no era normal que dos rivales con el agua al cuello te perdonasen dos penaltis en el minuto clave de cada partido, que, pese a perder en Bilbao y Sevilla, el Barça se dejase la liga contra el Granada y el Madrid no fuese capaz de ganar a Getafe y Betis. Todo eso significaba algo, pero se ganaba con mucho suspense y mucho, mucho sufrimiento. Claro, visto en perspectiva, todo esto sabe mucho mejor así, pero analizado cada latido de mi corazón y cada grito de protesta nacido de mi garganta, puedo concluir que esta temporada he perdido diez años de vida.

Me moriré antes pero, joder, somos campeones.

lunes, 17 de mayo de 2021

Perdiendo vida

Casi sin voz, con las palmas enrojecidas, con el corazón lastimado, la tensión por las nubes y las sienes palpitando. Así han terminado los últimos partidos del Atleti para mí, roto por la presión, destruído por el sufrimiento, muerto por dentro como si me hubiesen dado una paliza. Todo esto me está quitando años de vida.

Y aún queda un último asalto. Sinceramente, no sé si voy a ser capaz de resistirlo. Ahora mismo Weissman me parece Christian Vieri y Óscar Plano me parece Donadoni. Tengo más miedo que nadando con pirañas. Jugamos contra un equipo que se juega la vida y no ha ganado ninguno de sus últimos once partidos y aún así sigo pensando que algo malo nos espera, que el destino va a ser cruel y, de alguna manera, nos tiene preparada una última treta para que terminemos muertos en vida y sin ganas de vivir.

Al Atleti no le queda otra opción que volver a salir a por todas, que no reservar ni un gramo de sudor, que no negociar ni un esfuerzo, que creer, que trabajar y tratar de poder. Si lo da todo, si gana cada palmo del terreno, si lo intenta, si domina, si somete y si hace todo lo posible por ganar y no gana, entraremos en depresión y nos querremos morir, pero no podremos reprocharle nada al equipo porque la victoria es, generalmente, una consecuencia aunque a veces llegue por la vía de la causalidad.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Último cartucho

El partido del sábado ha tomado la connotación de cara o cruz, y si hemos llegado a esta situación ha sido más por nuestro propio miedo que por nuestra propia ambición, porque el equipo fue cayendo del pedestal poco a poco, primero con derrotas inmerecidas, después con empates trabajados y finalmente con pérdidas desesperantes. Y de esta manera, después de pasar las de Caín en Elche, nos presentamos en Barcelona con el bagaje de un partido de los últimos cinco ganados fuera de casa y de quince años sin ganar en el Camp Nou.

No invita a ser optimista ni mucho menos lo expuesto pero, al menos queda el recurso del último cartucho para saber que es un partido en el que hay que salir a vida o muerte, no queda otra. Nos pueden ganar, porque ya lo han hecho muchas veces, porque tienen a un tipo que nos ha metido más de treinta goles, porque tienen la historia y la inercia a su favor y porque, vamos a ser claros, tienen jugadores más decisivos en los metros finales.

¿Y nosotros? ¿Qué tenemos? Sobre todo mucho miedo a ganar. Se vio en Elche, cuando el equipo comenzó como un tiro, cuando dictó un monólogo de media hora con intensidad, ganas y fútbol, pero que, cuando anotó el gol, de repente supo que podía perderlo todo y entraron los nervios y la necesidad de no perder. Y casi se pierde. La suerte, jugando así, no va a acompañar siempre. La suerte, saliendo a ganar como se salió en Elche, generalmente te termina sonriendo porque el deporte es más para osados que para timoratos. El miedo que tengo es que desconozco qué Atleti veremos.