miércoles, 30 de diciembre de 2020

Menos de lo que dijo, menos de lo que creímos

Diego Costa es el jugador más decisivo en una sóla temporada que he visto con mis ojos en el Atlético de

Madrid. Su curso 2013/2014 fue tan impresionante que dolía creer que se podía marchar y, de hecho, dolió en el alma su lesión en una final de Champions que con él hubiese cambiado de signo y, sobre todo, aquella manera de decir adiós cuando todos supimos que, pese a sus muestras de afecto, había firmado con el Chelsea cuando aún se jugaban las verdaderas habichuelas del campeonato.

Una vez allí no dejó de tirarnos la caña, sobre todo cuando el entrenador le hizo la cruz y le convirtió en apestado. A pesar de un rendimiento más que notable, terminó sus días en Londres en el ostracismo y suplicando un regreso que nos hizo creer de nuevo en cuentos de hadas. Todos pensamos que con Costa regresaría el gol, regresarían los títulos y regresaría la gloria, pero con un rendimiento de más a menos, todo fue menos de lo que creíamos hasta terminar en divorcio por culpa del ego, las lesiones y su mala condición física.

Por aquel amor incondicional que dijo habernos jurado no esperábamos esta espantada. Más aún, después de haber dicho en verano que el no se movía obligando al club a ceder a las pretensiones de Morata de regresar a Turín. Ahora, co la temporada en su punto álgido, nos quedamos sin un nueve suplente y con la sensación de que el tipo que durante un tiempo nos lo dio todo quizá nos sigue queriendo, sí, pero mucho menos de lo que dijo.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Va a ser muy difícil

Asumámoslo cuanto antes; no jugamos sólo contra un equipo de fútbol, jugamos contra un ente institucional, contra un club que, año a año, copa a copa, no sólo ha forjado un palmarés inmejorable y un carácter envidiable, pero es que, además, todo ello, le ha llevado a convertirse en el adalid de la justicia y la superación moral. Es decir, que aquí todo el mundo tiene que ir con ellos y el que no lo haga será visto como un pecador sin remedio.

Porque ellos expían todos sus pecados con dinero. Pueden comprar a los mejores futbolistas del mundo, puede especular con su ciudad deportiva, pueden conseguir los mejores contratos televisivos pisando a quien quieran y pueden organizar sus superligas porque juntarse con pobres está muy mal visto en la zona noble de Madrid. Con todo ello han forjado un buen equipo y se han acostumbrado a ganar, así que será difícil seguir su ritmo cuando pongan velocidad de crucero porque, bien por sí mismos o bien por ayudas de otros, empezarán a ganar un partido tras otro y ahí veremos que nuestro favoritismo tan sólo era una milonga de la prensa.

Así que no nos queda otra que ir a lo nuestro, partido a partido y victoria a victoria, porque en cuanto pinchemos sentiremos rápidamente en el cogote no sólo el aliento de un equipo sino el aliento de todo un país mediatizado para que su equipo favorito se alce cuanto antes con el primer puesto y así puedan seguir presumiendo de lo guapos y ricos que son.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

El Atleti necesita competir

Vale que ya no están Gabi, Raúl y Tiago. Vale que tampoco están Juanfran, Godín y Filipe. Vale que ya no

esperamos a Costa, pero aún así, aunque el carácter que hemos perdido no compense la supuesta calidad que hayamos podido ganar, no se puede jugar contra el Madrid mirando, porque cuando juegas mirando, y ya ocurrió contra el Leipzig, los equipos que viven de mover bien la pelota se montan un rondo, te desnudan por doquier, se ríen en tu cara y terminan mirándote con esa cara de superioridad que tanto molesta.

Y es que, aunque la lectura del partido fue incorrecta por parte del entrenador, no estoy de acuerdo con que el planteamiento fuese conservador. Salió a jugar con el mismo sistema que le había dado réditos durante el último mes y, además, prescindió del músculo de Saúl pensando que el juego de toque corto de Herrera ayudaría a abrir líneas. El problema que el Madrid dominó el partido desde los costados y, con sus ayudas, ahogaron a Herrera hasta convertirlo en un títere.

Y es que el Atleti necesita competir para sentirse vivo, no le queda otra. No es un equipo que pueda vivir en exclusiva de su calidad porque los hay mejores, ni puede vivir de la ocasión aislada porque su nómina de delanteros necesita la pelota para vivir y sin pelota se ahogan. El Atleti ha cambiado y el mismo grupo lo debería entender a la hora de afrontar estos partidos. Si compiten, le pueden dar un disgusto a cualquiera, en cuando se despistan y salen a mirar, el disgusto se lo pueden llevar ellos, sea contra el Madrid o sea contra el Cardassar.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Angustia

Me produce una angustia extrema jugar contra el Madrid. Todo viene de mi deformación profesional como aficionado del Atleti. Ya desde pequeño me vi obligado a aguantarlos y supe enseguida que ese iba a ser mi destino. En la infancia fueron los vecinos, en la adolescencia los compañeros de colegio, en la juventud los amigos y durante toda mi vida laboral ahí han estado, en forma de encargado, contable o técnico; tengo un imán para encontrarme a madridistas durante toda mi vida.

Y ya sabéis como son; insoportables. El lunes, si nos ganan, se hablará de fútbol en todo el país, en oficinas, en bares, en parques, en aceras y en medios de transporte. Si somos nosotros los que ganamos o, incluso, conseguimos empatar, entonces dirán que no vieron el partido, que tuvieron cosas que hacer o que el Atleti gana por tal o por pascual.

El problema es que siempre tiendo a ponerme en lo peor y durante toda la semana me tiro visualizando derrotas. Porque han sido muchas y han sido muchos lunes a las espaldas aguantando a impresentables, y porque sigo creyendo, iluso de mí, que al Atleti le sigue pudiendo el derbi mientras que el Madrid sigue saliendo con la seguridad de que nos van a ganar. Pero hace tiempo que no es así, y sé que debería ser más optimista, pero por deformación profesional como aficionado, no puedo evitar sentir esta angustia.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

El partido del año

No hay que pensar en el derbi. No hay que pensar en si podemos sentenciar la liga porque todo eso son cuentas de la lechera que terminan con el cántaro roto y las orejas gachas. No hay que pensar en mañana porque hoy tenemos el partido más importante en lo que va de temporada, porque hoy nos jugamos el ser o no ser en la competición que da dinero, vida y prestigio.

Porque hay que salir vivos de Salzburgo ante un rival que se juega el todo por el todo, que ni cuando no se juega nada dejar de exponerse, que va con todo, que sale con todo y a por todas, que tiene menos calidad que nosotros pero juega en su cancha, sabe atacar y conoce al dedillo los parámetros de su juego. No va a ser nada fácil, pero si el Atleti sigue siendo el Atleti es una misión factible.

Pero será importante salir sabiendo que no existen más partidos en el horizonte, que lo del sábado será el sábado y hoy es miércoles tras el que no puede haber jueves si no se consigue el objetivo y será importante marcar algún gol y dejar todos esos errores frente a la portería que nos han condenado en Champions en la trastera y sacar de la chistera algún golito que nos de la tranquilidad. Porque la tranquilidad es pasar y lo que pueda pasar el sábado, pues ya lo veremos el sábado.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Nada que reprochar

Cuando el equipo lo da todo, cuando se juega hacia adelante, cuando se tiene ambición, cuando se quiere

ganar, cuando el planteamiento está dirigido en un sentido unidireccional, cuando los futbolistas terminan exhaustos, cuando cada uno da lo mejor de su repertorio, cuando la circulación es fluida y la presión es incisiva, cuando se juega con el corazón y el escudo, no hay nada que reprochar.

Si el gol no llega pero se busca, si la ocasión es frecuente, si el robo de balón es consecuencia del trabajo y no del error ajeno, si los gritos son de ánimo y no de agonía, si el latido del corazón impone el ritmo de juego, si el deseo es compañero de viaje, si el brazalete de capitán impone el valor de unos galones, si conoces y cumples los deseos de tu afición, entonces no hay nada que reprochar.

Y quizá en Salzburgo se siga secando el río, quizá nos llevemos un revolcón y nos acordemos de estos empates inmerecidos que hemos cosechado ante rusos y alemanes, quizá la agonía nos lleve a terminar exhaustos para afrontar el derbi con suficientes garantías físicas y morales, si es así y se ha jugado como en el último mes, si se ha intentado como hasta ahora y se ha creído como lo han hecho en los últimos partidos, entonces no habrá nada que reprochar.

jueves, 26 de noviembre de 2020

El brete

El Atleti se ha metido en un brete por su falta de puntería. Jugó muy bien en Moscú y jugó muy bien ayer

durante los primeros veinte minutos pero después, mientras se iba desinflando y la ansiedad le iba pudiendo, se vieron las costuras ofensivas de un equipo que, moralmente anda fino, pero que no se puede permitir tropezar dos veces contra el octavo de la liga rusa.

Y es que estos dos tropiezos obligan al equipo a ganar, al menos, uno de los dos partidos pendientes, quedando la posible agonía de irse a jugar la vida en la última jornada en campo de un Salzburgo que si bien es una verbena en defensa, tiene capacidades ofensivas más que suficientes para darte un disgusto. Y es que el Bayern vendrá a Madrid sin jugarse nada, es cierto, pero no es menos cierto que no deja de ser el Bayern y que sin presión, los buenos equipos juegan aún más sueltos.

No es bueno el escenario. De hecho, recuerda en demasía a aquel momento tan doloroso tres años atrás cuando el equipo no fue capaz de ganar en Roma pese a fallar cinco o seis ocasiones claras y se complicó la vida después de perder contra el Chelsea en casa. Entonces llegó el Qarabag y, como ante el Lokomotiv, dos empates nos mandaron a casa con cara de tontos. Ahora llega el Bayern, como aquel Chelsea, uno de los mejores equipos de Europa y nos tendremos que jugar el turrón en dos duelos a cara de perro donde competiremos como siempre pero con la duda de saber si sabremos ganar o volverán los fantasmas del pasado.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Los envites

Quien haya jugado al tute sabe que cualquier punto cuenta y que, poco a poco, se puede ir llenando el

morral, pero que, cuando llegan los envites y los arrastres se ponen en la mesa, es cuando la partido toma verdadero color y es cuando los puntos, ganados de diez en diez o de once en once, tienen el verdadero valor de la victoria.

El Atleti ha sumado diecisiete puntos en siete jornadas. Diecisiete magníficos puntos que le colocan tercero en la clasificación con dos partidos menos que el líder, toda una declaración de intenciones para un equipo que lleva casi una década luchando por cumplir su objetivos, pero lo cierto es que el único rey que hubo en juego, el Villarreal, se escapó vivo del tablero y ahora llegan los ases y los treses para dirimir si la mano del Atleti es verdaderamente fuerte o solo cuenta con pequeños triunfos que le coloquen por debajo en el recuento final.

El Barça es el primer As encima de la mesa y ahora le toca al Atleti echar mano de su baraja y saber si esos once puntos son suyos o si dejará pasar la oportunidad y la victoria viajará, de nuevo, a tierras ajenas. Porque ganar es necesario y jugar a lo que se quiere es fundamental, pero cuando llegan los envites es cuando se ven las hechuras de buen equipo y cuando se ven las circunstancias que llevan a poder ganar la partida.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Ladrones, valientes y cobardes

Ladrones aquellos que, sin poner un duro y falseando cuentas, se quedaron con un club que era de la gente

desdeñando su historia, su sentimiento y su arraigo, ladrones aquellos que desmantelaron plantillas, que vendieron a las estrellas, que negociaron con el escudo siempre en beneficio propio sin tener en cuenta la opinión de los verdaderos amos del equipo por considerarlos ajenos a sus ansias de negocio. Ladrones aquellos que nos descendieron, que nos metieron la cabeza en la deuda histórica, que no entendieron nunca que, para ser del Atleti, hay que sentir el Atleti.

Valientes aquellos que asaltaron la madrugada para dejarles un mensaje, para picar su pendón en lo alto de la montaña de grava, para enseñarle al mundo que, en ese lugar que ahora ya sólo llaman M-30, se erigía un estadio de fútbol donde no cabía más pasión y se desbordaba el sentimiento, para llamar ladrones a los ladrones, para santificar el templo aunque ahora ya sólo sea un bonito holograma dentro de nuestro recuerdo.

Y cobardes aquellos que callan como meretrices de baja estopa, aquellos que se vuelven locos para dar la exclusiva del último peinado del defensa de los documentales o el modelo extravagante de aquel tipo con ego que se marchó a otro país. Los mismos que te venden una pintada contra un entrenador en una pared abandonada, son los que no son capaces de decirte que un grupo de atléticos de honor han hecho causa en el terreno donde se ubicaba el Calderón y le han dicho al mundo que allí había un estadio que nos robaron con nocturnidad y alevosía.

jueves, 5 de noviembre de 2020

El camino

Fue el mejor partido del Atleti en lo que va de temporada. Porque no concedió ni un minuto de dominio,

porque fue un Atleti reconocible en el concepto del cholismo inicial, ese que iba en bloque a por el equipo rival y recuperaba siempre en tres cuartos para continuar el asedio. Porque hubo piernas, hubo control, hubo pase y hubo actitud. Pero sí, no hubo gol y eso condicionó mucho el análisis, pero más allá del ceño fruncido de los resultadistas, queda el sabor a camino correcto de los optimistas.

Porque si hay un camino correcto, este debe pasar por la ambición, por la imposición física y por la presión conjuntada, porque jugando así, lo lógico es meter alguna, lo lógico es ganar partidos, lo lógico es ir adquiriendo la confianza suficiente como para establecerse en esa velocidad de crucero que, mantenida domingo tras domingo y miércoles tras miércoles, termina dando los frutos deseados, porque el Atleti de Moscú es el Atleti que nos gustaría ver en cada partido.

El problema es que cada rival es distinto y, sobre todo, el Atleti suele ser distinto en función del rival. El Lokomotiv, la verdad, no era gran cosa y por eso da rabia no haber sacado adelante un partido que se mereció ganar, pero ahora toca pensar en ese canalizador de vida que es la liga donde espera el Cádiz, que lo ha ganado todo fuera de casa, y su bloque bajo. Un equipo que no tiene nada que perder, que buscará las cosquillas en forma de contragolpe y que jugará con el nerviosismo de un equipo que, si no marca pronto, igual cambia la actitud guerrera por otra más desesperante. Deberían aprender que, ganar o no termina siendo irrelevante si el camino tomado es el correcto y el Atleti de Moscú tomó el camino que debería tomar todos los días.

jueves, 29 de octubre de 2020

Aceptar lo que somos

Debemos aceptar lo que somos y en lo que nos hemos convertido. En los años dorados, esos en los que Simeone construyó un equipo fiable y competitivo que luchó por todo, el Atleti era una roca en el medio y, sobre todo, el equipo más fiable del mundo en defensa. Esa funcionalidad de equipo intransigible se gestó gracias a la capitanía en plaza de Gabi y Tiago y de la solvencia y conocimiento del oficio de tipos como Godín, Miranda y Giménez y de dos laterales que eran top mundial aunque nosotros nos empeñásemos en tirar su esfuerzo a la basura cuando la realidad es que, desde Rivilla y Calleja, jamás habíamos tenido dos tipos tan capaces en los puestos de dos y tres como Juanfran y Filipe Luis.

Aquella defensa tan fiable fue degenerando hasta convertirse en el esperpento de hoy. En una zaga en la que Savic, tan discutido o más como aquellos laterales inmortales, se multiplica por cuatro para achicar agua y en la que Oblak tapa con milagros los errores, se ha convertido en habitual ver a los laterales perder la espalda y a Felipe perder la forma de tal manera que quien apuntaba a mejor central del mundo se haya convertido en un abuelo con camiseta corta.

Así pues, mientras Trippier hace bueno a Lodi y mientras añoramos aquello que tuvimos y que, a corto plazo no volverá, habremos de abrazarnos al buen hacer de nuestra pareja atacante y a la fiabilidad de Koke y Llorente. Mientras Saúl mastica su vuelta y el centro del campo sigue con su agujero eterno sin cerrar, el Atleti puede sufrir contra cualquier Salzburgo del mundo y resolver por los pelos gracias al genio de sus atacantes. Esto, que en un primer momento puede parecer un alivio, no es más que un parcha en un boquete que amenaza con destruir el dique. Porque contra un Betis o un Celta lo puedes terminar sacando adelante, pero te viene un Bayern y te pinta la cara a medio gas. Porque este es el Atleti de hoy y es lo que debemos aceptar; un equipo con recursos en ataque pero un auténtico esperpento en su línea defensiva.

lunes, 26 de octubre de 2020

Las primeras partes

Sucedió contra el Huesca, Villarreal, el otro día en Vigo aunque nos adelantamos pronto y, más

sangrantemente, contra el Betis. El Atleti, en un alarde de sobreactuación, regala las primeras partes de los partidos como quien puede permitirse el lujo de regalar parte de un botín. Sale al campo, pulula, las ve venir y se aboca a las manos de Oblak o la omnipresencia actual de Savic para dejar su portería a cero y esperar a que los siguientes minutos dicten sentencia a favor.

No sé si lo que ocurre tras el descanso responde a los efectos de la cholina, a los cambios introducidos o a un desbloqueo mental que les induce a los jugadores a ir de una vez a por el partido. Algunas veces, como el otro día después de una infame primera parte contra el Betis, la reacción da para ganar, pero hay días, muchos, en los que no es suficiente y es por ello que te puedes ir de Huesca con la sensación de poder haber ganado de haber querido y con la cara de tonto que se regala tu propia ineptitud.

Esto es muy largo y aquí no regalan nada por lo que convendría no empezar a regalar nosotros tampoco. El año pasado cosechamos la friolera de dieciséis empates, quedando a diecisete puntos del líder. En muchos de ellos la sensación fue de poder habido ganar, pero también de haber reaccionado demasiado tarde. De momento van dos empates y tres victorias, las cuentas salen porque los demás tampoco van sobrados, pero a medida que los dos grandes vayan tomando velocidad de crucero, le convendrá al Atleti no regalar ni más puntos ni más primeras partes, porque este año, aún teniendo peor equipo, la liga podría estar más barata y, la ganemos o no, lo que realmente queremos es ver a nuestro equipo en condición de querer pelearla. 

jueves, 22 de octubre de 2020

Baño de realidad

El Atleti es un equipo aseado, resultón, bien pintado, vestido con cierto porte atractivo e incluso con algún

recurso que sacar a paseo, pero, comparado con aquel equipo aguerrido, de cuchillo entre los dientes, conquistador de terrenos y desdeñador de cautivos, es un equipo mucho peor. Porque puede competir, puede intentar pelear, enseñar los dientes, mostrarse arriba e incluso permitirse alguna pared, pero sin calidad para definir ni mordiente para defender, al final, cuando te enfrentas al mejor equipo de Europa, lo único que te llevas es un baño de realidad.

Es duro de asumir la realidad cuando vienes de un lugar de preferencia. Durante un tiempo, después de ser un pobre soñador de irrealidades, nos convertimos en invitado de honor en el banquete de los grandes. Y lo hicimos irrumpiendo por derecho, como un caballero talludo y concienzudo, sabiendo que, para que nos echaran de allí, tenían que dar muchos golpes y desollar muchas pieles. Pero no les hizo falta, fueron nuestros propios dirigentes quienes, poco a poco, y sin piedad, se encargaron de ir empeorando el equipo vendiendo a los jugadores clave y no sabiendo renovar la plantilla con calidad a medida que los capitanes se iban bajando del barco.

Y lo que nos queda es este baño de realidad con este equipo aseado y resultón que, cuando es zarandeado por el campeón de Europa, muestra todas sus vergüenzas de una vez. De nada valió dar la cara, de nada valió salir a jugar de tú a tú, cuando la puñetera realidad es que vamos camino de convertirnos, otra vez, en esos pobres soñadores de irrealidades que ven la vida pasar desde la ventana de un tren descarrilado.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Poca esperanza

No han estado demasiado finos nuestros internacionales durante esta ventana de selecciones. No es que

me preocupe en demasía su rendimiento fuera del Atleti, es más, si por mi fuese, ninguno de ellos iría convocado con su país porque estos partidos, a final, entre viaje y viaje y poco entrenamiento, son el caldo de cultivo de lesiones musculares que te rompen la planificación.

Pero, siendo realistas, si el rendimiento de nuestros internacionales no ha sido el más óptimo, es porque el nivel es el que es y porque de dónde no hay no se puede sacar y eso sí que me preocupa. Preocupa que Lodi no sea ni un cuarto de Filipe Luis, que Trippier sea un parche en defensa de cinco, que Savic no sirva para parar a Luxemburgo, que Correa no sea importante en Argentina ni Lemar en Francia, que Joao Félix sea un elemento extraño pegado a la banda en Portugal, que Suárez sea una sombra en el área y Torreira no tenga un minuto o tenga los de la basura y, sobre todo, que ninguno de nuestros jugadores españoles sean aptos para conquistar un puesto entre los convocados de Luis Enrique.

Y es que es difícil imaginar a los miembros de la plantilla dando más de lo que han dado y eso es preocupante. Preocupante porque nos hemos acostumbrado a las fiestas de gala y tememos regresar a las verbenas de barrio, preocupante porque tenemos al mejor entrenador y le van restando mimbres de cara a su milagro cotidiano, preocupante porque atisbamos el futuro y encontramos poca esperanza. Es duro y es real. Sé que muchas veces soy demasiado pesimista y hay alguna en la que tengo que rectificar mis pronósticos. No tengo dudas de que el equipo va a competir porque, mientras siga Simeone, no mutará el ADN, pero tengo muchas dudas de que el equipo ya no vaya a dar un salto de calidad, sino que sea capaz de mantenerse.

jueves, 8 de octubre de 2020

La gestión y el relato

La gestión la maneja un dúo al que un tribunal declaró culpable de un delito que había prescrito; el de

apropiación indebida. Se apropiaron de un club que era de sus socios con argucias, trampas y sin poner un sólo duro. Generaron una deuda que se consolidó como histórica y que aún hoy ahoga las arcas del club y utilizaron el club como trampolín para sus negocios personales.

El relato, por su parte, lo llevan otros, los encargados de blanquear el verdadero mal, los tipos que meten presión a Simeone desde el primer día para luego arrojarle al pozo de los fracasados, los que venden que el Atleti tiene la mejor plantilla de la historia para luego descargar de culpa a los verdaderos culpables, los que dicen ahora que Thomas no debería notarse porque no era titular indiscutible, siendo el tercer jugador con más minutos en la última temporada.

Cuando Simeone lanzó aquello de "No consuman", lo hacía con conocimiento de causa. Porque todos aquellos que hoy disculpan al dúo prescrito no te recordarán cuando dijeron que la venta del Calderón sufragaría la deuda del club, cuando dijeron que la venta de Falcao aliviaría todos los problemas económicos, no te contarán por qué rebajaron en ochenta millones la cláusula de Griezmann, porque pusieron una cláusula de setenta millones a Rodrigo o por qué renovaron a Thomas con un precio de salida de cincuenta millones. Lo hacen porque quieren vender y, visto que, después de tanta venta, las arcas del club siguen igual de vacías, uno no puede hacer otra cosa que sospechar que el dinero recaudado va todo a sus bolsillos. Pero, tranquilos, eso no lo contarán nunca los que manejan el relato.

lunes, 5 de octubre de 2020

Se desinfla el globo

Habíamos soplado demasiado pronto y demasiado rápido, habíamos visto como el globo se inflaba hasta límites insospechados y habíamos creído que aquella era nuestra obra definitiva. Pero olvidamos que el aire se escapa si no taponas, que el globo vuela si lo sueltas y que cae en picado hacia la tierra cuando ya no tiene más aire que descargar. El Atleti cargó todas sus energías contra el Granada y, nos ilusionó tanto, que creímos verle líder en tan sólo una semana. Fue el problema de inflar tanto el globo, que ahora, cuando se ha desinflado, somos conscientes de que seguimos metidos en el mismo problema que las temporadas anteriores.

Porque el centro del campo no construye ni presiona, se queda en un medio camino en el que no sabe si ir hacia adelante o volver hacia detrás, duda entre meter la pierna y esperar, entre buscar el pase horizontal o jugarse todas sus cartas en un balonazo cruzado, si atacar con todo o defender el resultado. Todas estas dudas han convertido al equipo en una impotencia constante cuando ha de afrontar partidos como los dos últimos, con el rival metido en bloque bajo y tirando contras peligrosísimas.

Lo negativo ya lo hemos dicho ¿Hay algo positivo? Claro que lo hay. Seguimos teniendo un gran portero y una buena defensa y tenemos, sobre todo, toda la temporada por delante para poder crecer y aprender. Pero el Atleti debe recuperar la energía, debe recuperar esa chispa que le convirtió, durante tres o cuatro de años, en el equipo más incómodo del mundo.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

La ilusión

Un par de semanas antes del comienzo de las hostilidades ligueras para el Atlético de Madrid, le envié un

mensaje de whatsapp a mi hermano diciéndole que hacía años que no comenzaba una temporada con tan poca ilusión. Era la consecuencia de recordar la derrota ante al Leipzig, donde no tuvimos ni esfuerzo y orgullo y saber que, de cara al próximo curso, íbamos a contar con los mismos jugadores que naufragaron en Lisboa y no fueron capaces de acercarse a disputar el título en ningún momento de la temporada.

El domingo, sin embargo, después de la goleada ante el Granada, envié otro mensaje diciendo que me había ilusionado. Era la consecuencia de saberse en posesión de un goleador histórico, de los de verdad, de los que echan a la cazuela cualquier pájaro que vuela, un jugador capaz de contagiar al resto del equipo porque ellos se saben poseedores de la conclusión si son capaces de hacerle llegar el balón a su nuevo compañero en la línea de ataque.

Un simple fichaje. Ha bastado un simple fichaje para que recuperemos la ilusión. Siempre con prudencia, claro. El verano pasado le metimos siete a ese otro equipo de la capital y todos nos precipitamos a lanzar proclamas de favoritismo inapelable. Por eso, cuando el final de temporada nos pilló compuestos y sin título, nos rasgamos las vestiduras y solicitamos un paso más por parte del club. Y  el club, que generalmente mira más el bolsillo de sus dueños que la ilusión de la afición, se encontró un fichaje a coste cero y la necesidad de la Juventus de recuperar a Morata. Una de esas casualidades que te cambian la vida o, al menos, una de esas operaciones que, sin pensarlo, te devuelven la ilusión.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Empieza lo bueno

Pues ya está aquí de nuevo. La liga, esa competición montada para que dos equipos se repartan los éxitos y dieciocho miren como celebran los regalos y como abusan de su poder y que, sin embargo, nos da de comer cada año por la obligación adquirida a quedar entre los cuatro primeros, porque económicamente, ya sabemos todos que sin Champions no hay paraíso.

Vuelve la liga y nos encuentra con sentimientos contrapuestos. La gente, deprimida hace dos días, de repente ha recobrado la ilusión y mata por un segundo de gloria. Creen que volvemos a ser favoritos para todo y olvidan que este equipo, más allá del gol, tiene un problema conceptual con el juego desde hace años. Hacía falta Luis Suárez de la misma manera que hace falta ese centrocampista que sepa conectar con él y formar una sociedad imparable. Ese centrocampista que aún no tenemos.

Vuelva la liga y nos encontraremos contra un Granada pletórico, que ha jugado tres partidos y ha ganado los tres, que se encuentra líder, clasificado para la segunda previa de la Europa League y sin absolutamente nada que perder. Y nosotros sin haber competido desde Lisboa, sin habernos probado una vez más, sin saber si lo nuestro es ilusión, realidad o seguridad mal entendida.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Buscando su lugar

El gesto siempre fruncido, siempre peleado con el mundo, siempre imponiendo la seriedad a la sonrisa, los ojos tristes, la impresión de estar siempre enfadado, peleado con el mundo, necesitado de un cariño que no encuentra tras cada esquina y deseando empezar de nuevo para volver a sentirse persona. Morata lleva muchos años buscando su lugar y todavía no lo ha encontrado.

Entró en el Atleti y aseguró, o fingió, que el Atleti también había entrado en él. Por eso, cada vez que marcaba un gol trataba de reivindicarse con la grada antes que consigo mismo, por eso, cada vez que era incapaz de anotar, se frustraba y terminaba pidiendo perdón a todos esos que jamás se lo solicitaron. Morata quería encontrarse en el Atleti, pero realmente jamás fue capaz de hacerlo.

Tenía condiciones, tenía experiencia, tenía ilusión, pero jamás demostró tener mucho gol y eso, cuando hablamos de un delantero centro, es un pecado capital. Intentó consagrarse, pero la falta de gol, la falta de confianza y, sobre todo, la falta de salud, terminó martirizándole. Cuando creía recuperar la forma, volvía a caer lesionado, cuando creía recuperar la ilusión, volvía a caer al banquillo. Espero que le vaya bien y, sobre todo, que termine encontrando su lugar en el mundo.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Opción gol

Parece que Morata se va. El tipo que llegó bajo una nebulosa de duda, que se autoproclamó atlético desde la cuna, que pidió perdón por sus errores pasados desde el fondo de Anfield, ahora necesita reivindicarse con su pasado y regresar al lugar donde fue feliz. Su amigo Pirlo le ha entonado cual sirena y el rojiblanco de cuna ahora es bianconero desde su gestación. No hay quien entienda ciertos designios internos.

Parece que quiere venir Luis Suárez. El tipo que cargó con las culpas de la debacle del Barça a pesar de haber sido el segundo mejor goleador del equipo, el que compite como un animal salvaje cuando se acerca al área, el que formó una dupla con Messi que se recordará con el paso de los años. Si se concreta la operación y perdemos a Morata para ganar a Suárez, podemos decir que Atleti habría trabajado muy bien la opción gol, porque uno es un tipo que no para de moverse pero al que le cuesta un mundo marcar y el otro es un delantero que las mete casi sin tocarlas.

Y eso es lo que necesita el Atleti, un tipo que sepa donde va a poner la pelota antes incluso de llegar a tocarla. Si se concreta la operación, que está por ver, ganamos un jugador en el crepúsculo de su carrera pero que aún tiene veinte goles en sus botas. Eso es algo fundamental para un equipo que, como el Atleti, suele moverse en marcadores cortos.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Noticias inquietantes

Todos quieren pescar aquí y parece que todos son los que quieren irse. Los cantos de sirena siempre


vienen desde fuera y nunca es el Atleti el destinatario de las seducciones ajenas. El City quiere pagar una millonada por Giménez, la Juve quiere de vuelta a Morata e incluso se ha llegado a hablar de que Hermoso se iría gratis a la Real Sociedad.

Es la derivación del consumismo, netamente enfrentado a aquel "no consuman" que dictó el Cholo en rueda de prensa, que produce inquietud, causa desazón, conduce a la preocupación. Porque no sólo vemos que no van a fichar a nadie sino que encima nos tememos que el equipo comience la temporada seriamente mermado.

¿Qué hay de verdad en todo lo que se dice? Sinceramente, me gustaría decir que poco, pero conociendo como conozco a los dos prescritos que nos gobiernan, cualquier cosa, incluso la más rocambolesca es susceptible de acontecer, porque para este par de tipos, noventa millones por Giménez y cincuenta por Morata son ciento cuarenta a mi cuenta y me escondo cuando llegue la tormenta.

jueves, 3 de septiembre de 2020

No va a venir nadie

Rakitic gratis al Sevilla, Parejo gratis al Villarreal, David Silva gratis a la Real Sociedad. Y seguimos sumando necesidades mientras los rivales se mueven y el Atleti sólo se encarga de repartir por el mundo a los futbolistas de su filial. Ni intenciones, ni rumores ¿Que necesitan un nueve? Apáñense ustedes ¿Que necesitan un cinco? Por ahí mismo se la hinco.

Así es la vida en el Atleti. Cada año un peor equipo y cada año una mayor exigencia ¿El fracaso? Siempre a la espalda del tipo que sigue haciendo milagros con encajes de bolillo. Simeone carga la culpa y los de arriba, como siempre, se van de rositas mientras van desmantelando el club e incumpliendo sus promesas una a una. Ni el nuevo estadio nos hizo más fuertes, ni jugar en Champions durante varias temporadas consecutivas nos hizo más solventes.

Ocho años consecutivos jugando la Liga de Campeones, aquello que antes era tan inalcanzable y que nos anunciaron como la panacea, descapitalizando la plantilla con la venta de sus mejores jugadores y no hay ni un euro para fichajes. El veinticinco por ciento de lo que se venda, siempre que sean capaces de colocar a Lemar o a Diego Costa. Y el año que no consiga quedar entre los cuatro primeros dirán que el Cholo no vale y que su ciclo se ha acabado, porque el gilismo, aquí, no se termina nunca.

jueves, 13 de agosto de 2020

Llegó la hora

Ya está aquí el día. Parecía que no iba a llegar, parecía que los días pasaban despacio mientras mirábamos

aquel horizonte lejano y nos veíamos jugando en la ciudad sin nombre, sin un aficionado en las gradas pero con millones de corazones palpitando al mismo son. Ha llegado el día de la tormenta y todos estamos dispuestos a entregarnos, suicidas, a esta borrasca de sentimientos que nos invade el alma cada mañana cuando sabemos que es día de partido y que el Atleti nos invadirá de lleno la mente y la memoria.

Y, como era de esperar, nada ha sido fácil. Como era de esperar, tenían que llegar los sustos, las preocupaciones, las ansiedades, el miedo, la solicitud de piedad a un ser que no existe pero al que nos remitimos siempre que necesitamos encontrar un agujero por el que sacar la cabeza. Al final los positivos fueron dos y los negativos, puestos a positivizar las ausencias, han de confabularse para darlo todo en el campo porque, por fin, llegó la hora.

Llegó la hora y no existe otra cosa, hoy, que no sea el Atleti, que no sea ese partido en esa competición que tantas grandes noches nos dio y tantos llantos finales nos perpetró. Llegó la hora y todos vemos al equipo luchando, quizá ganando, pero siempre peleando como el mejor, porque siempre la afición se estremece con pasión cuando queda entre todos campeón. Y si no lo consigue, seguiremos estremeciéndonos como pasión, porque, por más que lo repita el Cholo, ganar no es lo único importante.

lunes, 3 de agosto de 2020

Cuenta atrás

Una de esas canciones que llenan de sonido el estadio y que deja a las claras el sueño mojado de la afición del Atleti es esa que dice "Dale alegría, alegría a mi corazón, la Liga de Campeones es mi obsesión". No hay mayor declaración de intenciones ni mayor manera de decirle al equipo que deben dar hasta la última gota de sudor en pos de nuestro sueño. No hay motivo mayor para perder el sueño que esa Copa que todos estamos deseando tirar al río.

Obsesión no es obligación, no es compromiso irrefutable, no es condición sine qua non. En uno de los más memorables tifos que salió desde lo alto del estadio, en nuestra gran última noche en casa, les dijimos a ellos que estábamos "Orgullosos de no ser como vosotros", lo que viene a decir que queremos que nuestro equipo gane, pero no le queremos porque gane. Y en la obsesión por la Liga de Campeones hay implícito un contrato de obliga a darlo todo, pero sin perdemos, podremos bailar bajo la lluvia, como aquella noche, porque lo que importa es la honra hacia el escudo no el mero resultado.

Así que así estamos hoy. Soñando con un Atleti intenso, directo y contumaz y pensando mil maneras de meterle mano al Leipzig. Obsesionados con esa copa que nos quita el sueño, con esos tres partidos que parecen cortos pero es lo más parecido a un viaje hacia los confines y con ese minuto cero que se acerca pero nunca llega. Empieza la cuenta atrás. Esta semana regresa la Champions, pronto regresaremos nosotros. Pronto volveremos a cantar, esta vez desde casa, que esa copa es nuestra obsesión y que nuestro equipo es nuestra pasión.

martes, 28 de julio de 2020

La antesala de la tormenta

Siempre que el burro habla, sube el pan. Dijo que Agüero era jugador del Atleti y terminó en Manchester, dijo que Falcao tenía contrato con el Atleti y terminó en Mónaco, y dijo que Griezmann no se movería del Atleti y acabó en Barcelona. Así que las palabras de ayer del ínclito, no hacen más que hacernos creer que Oblak tiene los días contados como jugador del Atleti.

La tormenta se genera de esta manera: ellos ponen el trueno y después dejan que los demás se mojen con el agua. El jugador está en el mercado, como todos, porque todo valor activo genera un buen ingreso y, por ende, una buena comisión. El plan es decir que el jugador está en el equipo y no se quiere mover para, cuando se mueva, hacer creer que fue el propio jugador quien quiso irse y entonces las redes y las calles se llenen de voces en contra del futbolista y nunca de los mercaderes que cada año consiguen que este equipo sea un poquito peor.

Me conozco el cuento de memoria, porque después de Agüero, de Falcao y de Griezmann, dijeron que vendría uno igual o mejor y resulta que los sustitutos nunca consiguieron llenar ese vacío, porque ya es casualidad que todos, incluidos esos tres, Arda, Rodri o incluso De Gea, sean unos traidores y los tipos que robaron el club y nos dejaron sin identidad, sigan siendo presentados en la portada de un diario como un ejemplo de gestión y profesionalidad.

lunes, 27 de julio de 2020

Cuando no pasa nada

Cuando no pasa nada pensamos en que pasen cosas, deseamos un momento, buscamos un recuerdo, apostamos por un suceso. Cuando no pasa nada nos venden humo y nos castigan con incertidumbre, porque cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo y porque cuanto más tiempo pase sin que ocurra nada, más tiempo tendremos para jugar a las elucubraciones.

Cuando no pasa nada nos pasamos el día entretenidos en cosas nimias y sin sentido; fotos en Instagram de tipos en vacaciones sin un balón de por medio, noticias sin atisbo de verosimilitud, declaraciones sacadas de contexto, intentos de provocación sin sentido y, sobre todo, un colapso de noticias del otro equipo de la ciudad y que no nos interesan nada.

Cuando no pasa nada pensamos en el Leipzig, en sus laterales ofensivos, en las transiciones rápidas que tanto gustan a Nagelsmann, en el juego directo hacia la velocidad de sus puntas. No estará Werner, pero seguirán siendo rápidos, incesantes, mordaces. No tienen nada que perder y nosotros no tenemos otra cosa en la que pensar. No quiero tener miedo, prefiero la esperanza, pero cuando no pasa nada, hasta los terrores son la compañía más habitual.

jueves, 23 de julio de 2020

Nos quedamos sin nadie

Un año más, y van muchos, termina la liga, buscamos afrontar un nuevo año con ilusión y los titulares de prensa, una vez más, hablan de las ofertas irrechazables que tienen nuestros jugadores para marcharse del club. Esos jugadores que durante el año son ninguneados y que cuando llega el fin de temporada, de repente se convierten en objeto de deseo de los clubes más poderosos del planeta.

Oblak lo tiene hecho por el Chelsea porque ha quitado el nombre del equipo en su perfil de Instagram, Thomas va a ser jugador del Arsenal porque aquí cobra en cheques gourmet, Saúl y Koke van a jugar en el United porque nadie puede resistirse al valor de las muchas libras, Giménez se va al City porque para ellos pagar su cláusula es como comprar una bolsita de caramelos, Joao Félix se irá a Pernambuco y Correa a Tegucigalpa. Y así todo. No quedará ni el cobrador del frac.

Es lo mismo de siempre. Desestabilización, venta de humo y, si se puede, sacar tajada de la mentira. De lo que nunca hablarán es de la marcha de las dos ratas que nos gobiernan desde hace años, de esos tipos que venden a las figuras y les hacen parecer culpables cada verano, de los que nos dejaron sin estadio, sin escudo y, si no hubiese sido por Simeone, nos hubiesen dejado sin dignidad. De esos no hablarán nunca porque no les interesa que dejen el club. Eso sí, de los jugadores, de los que realmente valen, dirán que se tienen que ir porque, para ellos, siempre tan analísticamente objetivos, se merecen otra cosa.

lunes, 20 de julio de 2020

Fin de liga

Se acabó, por fin, una liga extraña, una liga donde se cumplió el objetivo, se quedó tercero, pero también una liga donde, aún quedando en el podio, se hizo la puntuación más baja desde que Simeone ha completado temporadas enteras, lo que viene a decir que, quizá, con un poquito más de puntería hubiésemos sido capaces de tocar un rato las narices a los dos de arriba.

Pero faltó gol y faltó fútbol y cuando hubo una cosa no hubo la otra y así es muy difícil alcanzar una regularidad. Fue una temporada difícil, donde el equipo tuvo que hacer frente a muchas novedades y a la ausencia de tipos que tenían mucho peso en el vestuario. En tres años se habían ido marchando referentes como Gabi, Torres, Godín, Filipe o Juanfran, lo que es la vieja guardia pretoriana del emperador. Así es difícil volver a conquistar, lo peor es que, en algún partido, dio la impresión de no haber ganas de seguir conquistando.

Se acaba la liga donde los impacientes silbaron al Cholo y donde los ignorantes silbaron a Koke. La liga en la que Morata demostró su implicación pero su nulo olfato de gol, en la que Costa terminó de ser una esperanza para convertirse en desesperanza y en la que Lemar y Vitolo se convirtieron, de una vez por todas, en deshechos de tienta. Se sigue esperando a Joao Félix y se sigue esperando, sobre todo, un timón en el medio y un killer arriba. Sin ello, la próxima temporada volverá a ser un quiero y no puedo. Y regresarán los silbidos, los malos gestos y, una vez más, la desesperación.

jueves, 16 de julio de 2020

La oportunidad del Getafe

El Getafe, con Bordalás, no sólo no nos ha ganado un partido, es que no nos ha hecho ni un solo gol. El Getafe, además, es el equipo ante el que el Atleti de Simeone consiguió su victoria más holgada, un siete a cero la temporada que ganamos la liga, estando incluso el Cholo invicto antes ellos. Siempre que nos hemos enfrentado a ellos, con Simeone en el banquillo, los partidos han terminado siendo más placenteros de lo previsto y, casi siempre, con los tres puntos en el zurrón.

Si existe una oportunidad para el Getafe esa no es otra que la que se le pinta hoy. Ellos aún persiguen su plaza europea y nosotros, con el cuarto puesto asegurado, ya hemos cumplido el objetivo mínimo. El Atleti competirá, pero sin incentivos, quizá sea un partido sin demasiada pierna dura o incluso con un once titular trufado de los menos habituales. Quien sabe, quizá tengan hoy la oportunidad de lograr esa victoria ante el Atleti que aún se les resiste y que, a sus socios, madridistas casi todos, les sigue escociendo en el cajón de los sueños pendientes.

Pero ojo, que nos puedan ganar no significa que tengamos que salir a mirar. A mí no me gusta ver perder al Atleti ni en los entrenamientos. Ni siquiera contra el Getafe, el equipo de mi pueblo y del que fui socio durante más de una década. Hay que salir a seguir con la racha y a afianzar ese tercer puesto que da derecho a una porción más exquisita del pastel económico. Y que el Getafe juegue en Europa el año que viene, sí, pero que no sea a costa de la permisividad del Atleti.

martes, 14 de julio de 2020

La falta de gol

Puedo recordar media docena de partidos en los que el Atleti se dejó puntos después de fallar ocasiones clamorosas de gol. Pudo ser Morata, Costa, Correa o hasta algún centrocampista, el caso es que los tropiezos del inicio, tras partidos decentes, por falta de gol, terminó mermando moralmente a un equipo que se puso como objetivo, un año más, terminar entre los cuatro primeros e intentar dar la campanada en la máxima competición continental.

Y es que la falta de gol también va a terminar mermando al equipo en la Champions. Tarde o temprano echará en falta a ese delantero fiable que tuvo en Falcao y en el primer Diego Costa y que terminó vendiendo para obligar a su entrenador a volver a reinventarse. Él puede poner el sistema, la mentalización, la táctica y el planteamiento, pero si un delantero se queda solo delante del portero, jamás podrá ser el entrenador el que marque los goles.

Saco esto a colación porque creo que el equipo, esta temporada, aún con todos sus altibajos, podría haber dado más guerra en la liga. No digo ganarla, porque el equipo aún no tiene aquellos mimbres que perdió con tipos de una pieza como Gabi, Tiago o Filipe Luis, pero sí haber llegado al tramo final tocando un poco las narices a los dos poderosos. Y es que la falta de gol le ha terminado condenando. Sin gol no hay títulos, no hay paraíso.

lunes, 13 de julio de 2020

Ocho años

Durante años, cuando la Uefa abrió la Champions hasta a cuatro participantes de la liga española, fuimos viendo como por la competición pasaban el Athletic de Bilbao, el Mallorca, el Villarreal, el Celta de Vigo, el Betis o la Real Sociedad. Fuimos comprobando, además, como Valencia, e incluso Sevilla, se iban haciendo asiduos a la competición y, mientras tanto, el Atleti jugaba la Intertoto y tampoco era capaz de ganarla. Eran años en los que el equipo jugaba mal y no se pregonaba en los medios, en los que era un equipo simpático porque no tocaba las narices y, era además, un desastre de gestión debido a la herencia que Gil y familia había dejado en las arcas del club.

En manera de gestión, el equipo, aún con la familia Gil al frente sigue siendo un desastre, pero ahora sí se dice que el equipo juega mal en todos los medios y ahora sí que tocamos las narices y a causa de ellos nos recuerda cada día el suelo de nuestro entrenador ¿Qué ocurre ahora? Que ahora sí jugamos Champions, que ahora sí competimos, que ahora, después de años atravesando el desierto, nos hemos instalado en una élite que, los portadores del lujo y la exclusividad, creían como propia. Ahora tenemos a Simeone, tenemos un equipo que compite y tenemos, sobre todo, a un director de orquesta que sabe reinventarse porque le obligan y porque ve un reto tras cada esquina.

"Sí, pero no habéis peleado la liga", nos dicen ahora. Como si fuese fácil pelear contra dos equipos que juegan sin límite de deuda, que cuentan con ayudas institucionales, que reciben más dinero que nadie por decreto, que fichan a lo mejor sin desprenderse de nadie. Como si fuese fácil pelear la liga después de haber vendido a Griezmann, a Godín, a Lucas y a Rodri y tener que reinventar un nuevo equipo con jugadores jóvenes, sin mediocentro y sin un goleador fiable. Y aún así, otro año más entre los cuatro primeros. Y van ocho. Demasiado poco cobra el entrenador.

martes, 7 de julio de 2020

Sin profundidad

El Atleti es plano, hay que decirlo. Está bien físicamente, ha recuperado energía e incluso se atreve a dominar los partidos encerrando a los rivales atrás durante algunos tramos, pero entre pase y pase, entre combinación y recombinación, hay muy buenas intenciones pero ninguna profundidad. Y sin ese pase profundo que gane la espald de la defensa es muy difícil hacer ocasiones y ganar con comodidad.

Le cuesta mucho cerrar los partidos pese a que tiene la intención de dominarlos, pese a que busca la sentencia más por la intención que por la concreción. Al no tener ese colmillo atacante necesario para los equipos campeones, se ve abocado a un riesgo que debería ser innecesario ya que en cualquier jugada aislada, en cualquier golpeo sin querer, como ayer, el rival te puede empatar y dar al traste con tus intenciones.

El Atleti, en Vigo, trató de combinar, trató de resolver la superioridad en el centro del campo, trató de ganar los balones divididos y llegar al área con gente, pero se perdió en pases horizontales y no encontró, nunca, el pase vertical, por ello empató, por ello no mereció mucho más y por ello esta temporada, que debería haber sido mucho más fructuosa, se va a marchar por la alcantarilla como un desperdicio sin mayor recuerdo. Porque cuesta mucho generar ocasiones y cuando las genera las suele mandar al limbo.

jueves, 2 de julio de 2020

Dar por dar

El Barça era el equipo que se jugaba la liga; era el equipo al que se le debería exigir colmillo, ambición y nervio. Jugaba en casa, sentía el aliento sobrepasado de un rival que le ha ganado puntos tras el parón y, además, tenía la obligación de ganar sí o sí si no quería descabalgar de un tren que llevaba rumbo al título pero que no ha hecho sino agregar paradas innecesarias.

El Atleti, sin embargo, llegaba al Camp Nou con gran parte de sus tareas hechas para jugar ante un equipo que no ha perdido un partido en casa desde hace varias temporadas, para enfrentarse a un equipo necesitado y con la tranquilidad de saberse en buena posición para alcanzar el objetivo de jugar la próxima edición de la Champions. Jugó con nervio, con interés, contraatacó con ganas y anduvo falto de esa finura que tanto le falla en el pase cuando parece que va a concretar la jugada.

Sin embargo, adivinen a qué entrenador se acusó de conformista y poco ambicioso, adivinen de quien dijeron que había dejado pasar una oportunidad, adivinen, en fin, a quien volvieron a dar por dar por el simple hecho de que su equipo no ganó el partido que ellos querían que ganase. Durante toda la temporada andan intentando decirle cómo debe jugar, intentando afearle las derrotas porque no les gusta que les compita y, sobre todo, intentando tirar por la borda su prestigio sacando a colación un salario que se ha ganado con creces.

Vuelven a afilar el dardo y vuelven a buscar su diana favorita tirando a ciegas, dando por el placer de dar, porque, aún fallando en el blanco, siempre habrá un momento en el que busquen el centro de la misma y se inventen un acierto. Porque ellos, los que dan por dar, nunca perderán esta partida.

lunes, 29 de junio de 2020

La confianza en el físico

El equipo, para estar bien deportivamente, necesita estar bien físicamente, porque en el físico, en el esfuerzo máximo, la solidaridad y la unión ha convertido su fútbol en una seña de identidad. Cuando llegó el parón, la victoria de Anfield se había convertido en bálsamo anímico pero el equipo llevaba semanas con la lengua fuera, víctima de un esfuerzo sobrehumano y de una planificación mal templada.

Pero llegó el parón y, como dicen que no hay mal que por bien no venga, el equipo tuvo tiempo de recuperar tono, tomar oxígeno y reconstruirse físicamente de cara a un último tramo que le iba a exigir un esfuerzo extra porque por primera vez en muchas temporadas, afrontaba la recta final del campeonato sin haberse asegurado una plaza en la próxima edición de la Champions League.

Y de repente, después de ir a rastras durante toda la liga, hemos ganado trece puntos de los quince disputados mientras que los que estaban por encima apenas han sumado media docena el que más, cierto es que el calendario ha sido amable, pero en los partidos que, a priori eran fáciles, el equipo se estrella una una otra vez contra sus frustraciones, sin embargo ahora puede que el fútbol siga escaseando y falte finura en el pase, pero se aprieta en el centro del campo y apenas se pasan apuros en defensa, es el síntoma de que el equipo se siente bien, se siente cómodo, se siente capaz. Y ahora bien el Nou Camp, un lugar donde hace más de una década que no ganamos. Toca, de una vez, decir aquí estamos de nuevo. Toca hacer creer que somos capaces, aún, de hacer algo importante en esta temporada tan extraña.

viernes, 19 de junio de 2020

La reconversión

Habíamos fichado a un mediocentro, pero era un transportista de balones que sólo sabía conducir sin sentido y se ofuscaba a la hora de buscar el pase. Su pasado, además, no le ayudaba; sus tíos y abuelos habían sido leyendas del Madrid y su padre, para más inri, se acogió a no se qué artículo para decirle a los del Atleti que no quería jugar con ellos.

La primera vez que le vimos más cerca del área fue en Valencia. Allí Simeone le colocó como interior derecha y demostró más recorrido natural y más fiabilidad en las acciones con un poco de libertad. Anotó un gol y la anécdota quedó latente pero guardada. Poco después, en el partido de ida ante el Liverpool, completó unos minutos notables desde su salida, otra vez arrancando desde la derecha. Era el preámbulo de lo que estaba por venir, porque en Anfield sacó el tarro de las esencias y se coronó como el héroe de una noche que pintaba funesta.

La reconversión de Llorente ha sido fruto de la explosión de confianza al verse en un lugar idóneo para él. El mérito, además de suyo por saberse sobreponer y saberse, sobre todo adaptar, es, una vez más, de Simeone, ese visionario que convierte a buenos futbolistas en dioses y a futbolistas dudosos en figuras. Tan buen rendimiento dan con él que cuando creen que se comerán el mundo, se dan cuenta de que fuera de sus preceptos hace mucho frío. Ya lo sabe Llorente o el que venga detrás, jugar bien con Simeone es cuestión de fe y confianza, jugar bien sin él es cuestión de que crean en ti y no todo el mundo lo hace como él.

martes, 9 de junio de 2020

The show must go on

Ya estamos de vuelta. Ya estamos con el deseo latente, todos, como si nada hubiese pasado, como si el mundo no hubiese cambiado y esto no hubiese sido más que un sueño disfrazado de alarma y con final feliz. Somos tan permeables a los problemas que, guiados por el egoísmo, nos lanzamos en cabeza hacia el primer charco que vemos. Y necesitamos mojarnos de fútbol porque necesitamos opio, pan y circo. Porque necesitamos recordarnos a nosotros mismos que no existe nueva normalidad si el Atleti no está incluido en el lote.

Ya estamos de vuelta porque el espectáculo debe continuar y los muertos no son más que estadística. Porque los debates ya no giran en torno al virus sino en torno a cuánta gente podrán meter en los estadios. Porque queremos olvidar, porque no queremos que la vergüenza nos pise la lengua y nos recuerde donde hemos estado metidos estos dos meses. Yo fui el primero en pecar al marcharme a Anfield. Y seré el primero en pecar sintonizando el partido del Atleti el domingo al mediodía.

Estamos de vuelta porque volver es querer olvidar, porque volver es tener a meno el recurso fácil, porque el Atleti es parte de nuestra vida y no concebimos la vida sin él. El espectáculo continúa, la pandemia sigue en pie y las tertulias se llenan de nuevas esperanzas. Pero la vieja premisa debería ser unánime más allá de las pretensiones económicas del mercader que preside la liga; vamos a hacer las cosas bien o si no no las hagamos.

martes, 2 de junio de 2020

Programas de televisión

El Atleti, sin su gente, será un elemento extraño que divague por el terreno. Mantendrá la esencia y, seguramente, también la competitividad, pero perderá el alma, porque el Atleti necesita retroalimentarse y no hay mejor nutriente que la grada del Metropolitano llena y empujando sin cesar en pos de la victoria.

El Atleti, sin su gente, será un generador desenchufado de la corriente, un guante si mano que lo sostenga, un ciudadano expuesto al virus sin su mascarilla de protección. Porque el Atleti, más allá de un escudo, unos colores e incluso una historia que le respalda, es la esencia extraída del puño cerrado y los dientes apretados de cada uno de sus seguidores, es la voz, esta vez en off, que alienta cada paso, es el abrazo sincero repartido en una grada después de cada gol.

El Atleti, sin su gente, protagonizará spots de conveniencia ajena, lidiará faenas impostadas y correrá carreras en pos de una nómina desconocida. El negocio manda y el fútbol, convertido en negocio, se ha prostituido tanto que se ha colocado por encima de la salud y, sobre todo, por encima de la emoción. Porque por mucha afición que tengan, el Atleti, sin su gente, no disputará partidos de fútbol sino que protagonizará programas de televisión.

domingo, 24 de mayo de 2020

Rumores de perfil bajo

Ya avisé hace unos días que venían tiempos duros por la crisis económica. El Atleti lleva años con un agujero y, aunque ha multiplicado su presupuesto por cuatro desde que Simeone se hizo cargo de la nave, la mala gestión de sus dirigentes le ha obligado una y otra vez a vender a sus estrellas, empeorar el equipo para pagar deudas y hacerle creer al técnico que su sola valía era suficiente para seguir en la cima.

Lo que se viene tras la crisis, ya lo están anunciando los medios afines con filtraciones en modo de advertencia para poder ponerse la venda antes de la herida y poder decir aquello de que el que avisa no es traidor. No se va a hablar de gente de puntera, como otros años, rumores que fueron mentira pero que al menos terminaron con Griezmann, Oblak o Joao Félix vistiendo de rojiblanco. Lo que ahora viene son rumores de perfil bajo para que nos vayamos a haciendo a la idea de que nuestro mercado quedará aún más acotado que nunca.

Es por ello que donde ayer sonaban nombres como Lacazette, Rodrigo o Rakitic, hoy suenan nombres como Arambarri, Campaña o Denis Suárez. Es lo que toca en tiempos de crisis, tipos de perfil bajo procedentes de equipos de tabla media o baja que vendrán a reforzar un puesto sin saber si tendrán la suficiente capacidad para pelear un puesto en la élite. Y es que la élite precisa de los mejores y, aún así, seguimos sabiendo que nuestro mejor activo es el entrenador y que, si la crisis no se lo lleva por delante, seguiremos teniendo el balance de la ilusión en modo positivo.

martes, 19 de mayo de 2020

17 de mayo

El diecisiete de mayo es mi cumpleaños. Sería una fecha más en el calendario sino fuese porque durante dos temporadas, el Atleti me hizo los mejores regalos del mundo. Aquella Copa en el Bernabéu después de catorce años sin ganar un derbi. Y aquella liga en el Camp Nou exorcizando todos los demonios que, durante años, acompañaron al equipo. Porque el Atleti, durante muchos años, se empeñó en amargarme los cumpleaños, en hacerme creer que cada mes de mayo no eran sino la confirmación a una pesadilla que había durado nueve meses.

El diecisiete de mayo de 2013 yo recibí una entrada como regalo a las tres de la tarde. Justo había terminado de comer y en mi casa se presentaron mis padres y mis hermanos, como si no pudiesen esperar a que terminase la siesta para venir a celebrar. Me dieron un sobre que contenía una entrada a lo inolvidable. Yo, que ya venía atacado desde el comienzo del día, templé ánimos, agradecí con el corazón y me puse la rojiblanca rumbo al estadio de ese otro equipo donde no nos han visto perder una final. Fue increíble. La previa, el partido, las paradas de Courtois, entonces un caza canguros, los goles y la apoteosis final mientras Koke clavaba la bandera del Atleti en el centro del campo. Uno de los mejores cumpleaños de mi vida. Rematado en Neptuno, cosido a mi memoria como se cosen las cosas que tienen todo el sentido.

El diecisiete de mayo de 2014, sábado, yo celebré el cumpleaños comiendo fuera de casa. Mi mujer, que en los días de partido importante no tiene más remedio que soportarme, y mis hijos, que eran muy pequeños entonces, tuvieron que ver como comía con la cabeza en otro sitio y cada vez menos uñas en los dedos. Aquella tarde, Godín me hizo gritar como un loco y tengo en la cabeza ese momento en el que Tiago recoge el último balón justo en el pitido inicial y cai al suelo preso de la emoción. Una Copa y una Liga, es muy difícil que alguien, como hizo el Atleti, me vuelva a regalar algo mejor y algo tan inolvidable.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Tiempos duros

Vienen tiempos duros para el Atleti. Con una deuda astronómica con terceros y una crisis económica por delante en la que, al contrario que el vecino, no va a obtener ayudas ni demoras, se va a ver obligado a hacer cuentas de más y, en casi todos los casos, cuentas de menos. Olvídense de fichajes de postín y olvídense de plantillas de campanillas. Otra cosa es lo que nos digan y otra, aún peor, lo que nos quieran vender.

Porque primero dirán que los jugadores juegan donde quieren, luego filtrarán silencios a la prensa para provocar sospechas, cuando el jugador se vaya será el malo y ellos, siempre indemnes ante el desmantelamiento del equipo, dirán que vendrá otro igual o mejor. Cuando el que llegue sea peor que el que se fue, será el momento de decir que el Atleti tiene la mejor plantilla de su historia. Luego llegarán las hostias, las lágrimas y esa palabra llamada fracaso que a los tribuneros del resultado les gusta tanto utilizar.

No perdáis la pista porque llevan semanas vendiendo artículos sobre lo buena que es nuestra cantera. Es sólo la antesala de lo que está por venir. El Atleti se verá obligado de prescindir de algún jugador importante que se irá como villano y el entrenador tendrá que componérselas con chicos que, seguramente sean muy buenos, pero que apenas han jugado media hora en la alta competición. Y cuando la mejor plantilla de la historia no cumpla las expectativas entonces volverán a decir que el entrenador mejor pagado es un perdedor sin remedio.

Vienen tiempos duros para el Atleti.

jueves, 30 de abril de 2020

Semana de cumpleaños

Primero fue el cumpleaños del equipo y después le tocó al entrenador. Son cincuenta, medio siglo, los que ya contemplan los ojos de Diego Simeone, lo que quiere decir que llegó aquí con cuarenta y uno siendo más joven de lo que soy yo ahora y produciéndome un vértigo semejante al de un partido de vuelta en Anfield.

Cumple cincuenta el tipo que nos sacó del hoyo y nos faltarían palabras para agradecer aunque tenemos alguna para felicitar, nos faltan momentos para olvidar y nos sobran los que podemos recordar, porque, aún con todos los fracasos en bote de cristal, no son nada comparados con el de vivir en la mediocridad donde estábamos situados justo cuando este señor llegó para rescatarnos. Fracasar, ahora, para el Atleti es lo que hace diez años se hubiese considerado como un éxito.

Felicidades, Cholo. Y aunque no vayas a estar otros cincuenta años con nosotros, todos sabemos ya que la importancia vive en el legado y que lo que tú nos has enseñado es que competir es la vida, que el esfuerzo no se negocia y que lo más importante de todo es poder vestir la camiseta del Atleti con orgullo. Hasta lo que no te quieren saben que eres uno de los nuestros. Feliz cumpleaños, míster.

lunes, 27 de abril de 2020

117 años

Has vivido mil historias, decenas de miles de momentos, resultados, alientos, ilusiones, esperanzas, concreciones, decepciones, reflexiones. Te han vilipendiado, te han vendido, te han descendido a los infiernos y han jugado con tu idiosincrasia, te convirtieron en sociedad anónima y dejaste de ser club pero seguiste siendo el equipo de todos aquellos que sentíamos que el alma no nos inundaba el corazón si no estabas tú presente cada domingo.

Te pilla el cumpleaños en pleno confinamiento. No es la primera vez que te encuentras huérfano de juego, huérfano de aliento presencial. Has vivido guerras, huelgas y alguna que otra injusticia, pero aún así nunca has dejado de hacernos vivir, de hacernos sentir esa ilusión que sólo aparece cuando llega un partido y sabemos que, pase lo que pase, vamos a seguir queriéndote más allá del minuto noventa.

Porque cuando alguien elige estar a tu lado sabe que es para siempre y sabes tú también que, con tus devenires y tus excentricidades, tus imprevisibilidades, tus maneras de vivir, has conseguido una legión de fieles curados de espanto, precavidos, alentosos y, sobre todo, fieles a tu causa. Te lo terminamos perdonando todo porque donde hay amor no vemos los defectos.

Feliz cumpleaños, Atleti.