lunes, 29 de enero de 2024

Febrero

El mes más corto será un conglomerado de partidos, la mayoría tan importantes, que dictarán el devenir de un equipo que se divierte por momentos y sufre en los finales como ese caballo que lo da todo en las primeras vueltas y se las ve y las desea para llegar a meta el primero mientras su jinete, a lomos, aguanta desesperado el envite tratando de mantener los nervios en un lugar que no existe.

Empezaremos de nuevo contra el Madrid, otro puñetero derbi que me quitará las ganas de vivir y que nos pondrá de cara a la realidad que llegará en el partido crucial contra el Athletic en casa, ese en el que hay que sacar ventaja como sea. Después, con toda la asfixia reflejándose en nuestra lengua fuera, deberemos rendir visita a un Sevilla que siempre nos espera con ganas y nos exige más de la cuenta para seguir en liga contra una Las Palmas que es un equipo tan bien entrenado que en la ida nos sacó las cuentas y los colores. Y después de ellos, el Inter, el equipo más en forma de Europa y el menos goleado de las grandes ligas, como para no tener un poquito de miedo. Y sin parón de continuidad, un molesto viaje a Almería con la consabida experiencia ante los equipos colistas para terminar la montaña rusa de nuevo en San Mamés jugándonos la vida y el futuro.

Y antes de todo ello, el Rayo, ese equipo al que metimos siete en su casa pero que cuando juega como visitante se transforma en una china en el zapato que nos va a impedir caminar cómodamente. Y es que no hay que desviarse del partido a partido y pensar en el próximo, claro que sí, pero mientras el jugador se concentra en su misión, nosotros no podemos evitar mirar hacia adelante y tenerle mucho miedo al vacío que nos puede estar esperando.

lunes, 22 de enero de 2024

Mi equipo

Este es mi equipo. No el de la victoria, ni el de la euforia, ni siquiera el del puño cerrado en la celebración y el baile constante en el fondo. Ese también es mi equipo, sí, porque, qué coño, nadie tiene que decirnos qué celebrar y cuánto, y mucho menos cómo. Pero mi equipo, sobre todo, es ese que durante noventa minutos fue perro de presa, lobo herido, león hambriento y oso incómodo capaz de resarcirse de las heridas de bala y repartir zarpazos mortales en los momentos más oportunos.

Porque yo aquí vengo muchas veces enfadado, lo reconozco. Vengo aquí a pagar mi frustración con palabras y la mayoría de las veces en las que el equipo no compite no soy capaz de regalar elogios porque me duele en el alma la indolencia por encima del resultado. Pero el Atlético de Madrid es mi equipo desde que tengo conciencia y eso me hace merecedor del orgullo al igual que me convierte en merecedor del dolor cuando las cosas no salen como se pretenden.

Y este es mi equipo, sí, joder. El de la pierna fuerte, la cabeza fría, el pie certero, el disparo a puerta, la búsqueda de la profundidad, el del contragolpe del libro y, sobre todo, el equipo que sabe buscar la revancha cuando el rival se burla de ti en tus propias narices. Nosotros no somos de hacer memes ni de buscar la sonrisa fácil, porque lo nuestro, cuando se nos busca, es apretar los dientes y esperar nuestra oportunidad. Y aquí estamos, de nuevo, siendo ese grano en el puto culo que tanto placer nos ofrece.

El Atleti es mi puto equipo.

miércoles, 10 de enero de 2024

Sólo te pido

Sólo te pido que pienses en nosotros, en nuestros nervios, en nuestros sufrimientos, en nuestras ilusiones, en todos esos lunes en blanco que tantas arrugas en el alma nos han fabricado, en todos esos domingos de asueto en los que los sueños se rompían en pedazos y los añicos se clavaban en nuestro corazón. Tan sólo te pido que te pongas en nuestro lugar y después sepas lo que siente un corazón pintado en rojiblanco.

Sólo te pido que olvides el miedo, que aprietes los dientes, que vuelvas al pasado, que recuerdes aquellos primeros años del cholismo en el que éramos un dolor de cabeza, una constante impresión de pesadilla, una visita al dentista, un entierro cotidiano en casa ajena. Tan sólo te pido que regreses y te vuelvas a vestir de martillo, que golpees, que percutas, que insistas y que no te canses, que sepas que la vida es un cúmulo de esfuerzos y que la muerte no es tal si el orgullo se queda intacto.

Sólo te pido que conozcas bien la historia, que sepas a quien tienes enfrente, que sepas, en fin, que ellos llevan una vida tratando de pisotearnos el cuello y que somos nosotros la resistencia feroz que se niega a caer en el yugo de sus políticas de mando y distracción. Tan sólo te pido que sepas quien eres, Atleti, que compitas, que luches, que aprietes los dientes y no te dejes una sola gota de sudor en la recámara. Después, si pierdes, nos dará más o menos igual porque sabremos que, aun en la derrota hemos sabido reconocer, de una puta vez, a nuestro equipo de fútbol.

martes, 9 de enero de 2024

Odio los derbis

La previa es un incesante huracán de sentimientos, una apabullante tormenta de imágenes vestidas de probabilidad, un fatalismo certero, una motivación candescente, un vamos a perder seguro, un podemos ganar inquieto, un necesitamos darlo todo, un ellos con poco nos meten un gol, un defendemos como madres, un tenemos más gol que nunca, un este equipo se cae cuando más lo necesitamos y un este equipo sabe renacer cuando menos lo esperamos.

La incertidumbre de los días previos y la comezón de las horas anteriores se convierten en un estallido de incontingencia durante el transcurso de los partidos; cualquier acierto es jaleado al doble de decibelios de lo habitual y cualquier error es respondido con abruptos que no le diría ni a mi peor enemigo. Los goles a favor son estallidos que juegan con mi tensión y los goles en contra son patadas en el estómago que duelen más que cualquier puñalada a traición. Cada jugada es un infarto y cada lance una puñetera sucesión de nervios que se acumulan en un corazón que late tres veces más rápido de lo normal.

Y el puto día siguiente es el más temido de mis días, porque aunque ganes, su puta suficiencia moral te hará ver que ellos siempre estarán por encima y aunque les hallamos dado una lección te dirán que ellos no vieron el partido tratando de zanjar cualquier conato de debate, pero ay de nosotros si perdemos, ay de mí si vuelven a pasarnos por encima aun con un robo manifiesto como en contadas ocasiones; entonces el día será un infierno y tendré que mandarles a tomar por culo para que me dejen en paz de una puta vez rompiendo así la falsa armonía de un día a día en el que ellos siempre llevarán la voz cantante.

Odio los putos derbis.

Tres en un mes.

¿No querías chocolate? Pues toma tres tazas.

miércoles, 3 de enero de 2024

¿Vida nueva?

Arrancamos año nuevo y no sabemos si tendremos vida nueva porque aunque la despedida fue festiva con un estadio colorido y una gente entregada, no hemos de olvidar que antes de esta calma chicha tuvimos tormenta de arena y ojos ciegos una vez en partidos fuera de casa. Nos torearon en Barcelona y nos torearon en Bilbao, haciéndonos ver que nuestra fortaleza como local era tan sólo una palabra rota cuando tratábamos de hacerla valer fuera de nuestros dominios, porque es allí donde se están viendo las costuras y, sobre todo, el calado moral de una tropa a la que le cuesta sobreponerse a los ambientes hostiles.

Y el partido de hoy, para que lo vamos a negar, no invita al optimismo. Jugamos contra el equipo revelación, ese que hace pocas semanas nos dejó con el culo al aire de manera indirecta después de hacerle al Barça lo que nosotros no nos atrevimos a hacer, aquel que está mostrando su mejor versión en los partidos a cara o cruz, aquel que pone al servicio del espectáculo los mejores salvoconductos de los equipos de una pieza; carácter, voluntad y precisión.

Ante un panorama como este, es lógico dudar del equipo, porque el Atleti ha aprendido a jugar con la pelota, pero aún dista un mundo de aquel Atleti cruel con el rival que no dejaba respirar a los contrarios. Ahora es un equipo que da dos metros a cada centrocampista y eso, ante un equipo como el Girona, puede terminar completándose, como un pecado mortal. Así que más valdría cambiar el chip defensivo y dejarse aferrar por las buenas costumbres del pasado porque en este año nuevo, somos muchos los que queremos una vida nueva en los partidos de fuera de casa.