martes, 28 de julio de 2020

La antesala de la tormenta

Siempre que el burro habla, sube el pan. Dijo que Agüero era jugador del Atleti y terminó en Manchester, dijo que Falcao tenía contrato con el Atleti y terminó en Mónaco, y dijo que Griezmann no se movería del Atleti y acabó en Barcelona. Así que las palabras de ayer del ínclito, no hacen más que hacernos creer que Oblak tiene los días contados como jugador del Atleti.

La tormenta se genera de esta manera: ellos ponen el trueno y después dejan que los demás se mojen con el agua. El jugador está en el mercado, como todos, porque todo valor activo genera un buen ingreso y, por ende, una buena comisión. El plan es decir que el jugador está en el equipo y no se quiere mover para, cuando se mueva, hacer creer que fue el propio jugador quien quiso irse y entonces las redes y las calles se llenen de voces en contra del futbolista y nunca de los mercaderes que cada año consiguen que este equipo sea un poquito peor.

Me conozco el cuento de memoria, porque después de Agüero, de Falcao y de Griezmann, dijeron que vendría uno igual o mejor y resulta que los sustitutos nunca consiguieron llenar ese vacío, porque ya es casualidad que todos, incluidos esos tres, Arda, Rodri o incluso De Gea, sean unos traidores y los tipos que robaron el club y nos dejaron sin identidad, sigan siendo presentados en la portada de un diario como un ejemplo de gestión y profesionalidad.

lunes, 27 de julio de 2020

Cuando no pasa nada

Cuando no pasa nada pensamos en que pasen cosas, deseamos un momento, buscamos un recuerdo, apostamos por un suceso. Cuando no pasa nada nos venden humo y nos castigan con incertidumbre, porque cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo y porque cuanto más tiempo pase sin que ocurra nada, más tiempo tendremos para jugar a las elucubraciones.

Cuando no pasa nada nos pasamos el día entretenidos en cosas nimias y sin sentido; fotos en Instagram de tipos en vacaciones sin un balón de por medio, noticias sin atisbo de verosimilitud, declaraciones sacadas de contexto, intentos de provocación sin sentido y, sobre todo, un colapso de noticias del otro equipo de la ciudad y que no nos interesan nada.

Cuando no pasa nada pensamos en el Leipzig, en sus laterales ofensivos, en las transiciones rápidas que tanto gustan a Nagelsmann, en el juego directo hacia la velocidad de sus puntas. No estará Werner, pero seguirán siendo rápidos, incesantes, mordaces. No tienen nada que perder y nosotros no tenemos otra cosa en la que pensar. No quiero tener miedo, prefiero la esperanza, pero cuando no pasa nada, hasta los terrores son la compañía más habitual.

jueves, 23 de julio de 2020

Nos quedamos sin nadie

Un año más, y van muchos, termina la liga, buscamos afrontar un nuevo año con ilusión y los titulares de prensa, una vez más, hablan de las ofertas irrechazables que tienen nuestros jugadores para marcharse del club. Esos jugadores que durante el año son ninguneados y que cuando llega el fin de temporada, de repente se convierten en objeto de deseo de los clubes más poderosos del planeta.

Oblak lo tiene hecho por el Chelsea porque ha quitado el nombre del equipo en su perfil de Instagram, Thomas va a ser jugador del Arsenal porque aquí cobra en cheques gourmet, Saúl y Koke van a jugar en el United porque nadie puede resistirse al valor de las muchas libras, Giménez se va al City porque para ellos pagar su cláusula es como comprar una bolsita de caramelos, Joao Félix se irá a Pernambuco y Correa a Tegucigalpa. Y así todo. No quedará ni el cobrador del frac.

Es lo mismo de siempre. Desestabilización, venta de humo y, si se puede, sacar tajada de la mentira. De lo que nunca hablarán es de la marcha de las dos ratas que nos gobiernan desde hace años, de esos tipos que venden a las figuras y les hacen parecer culpables cada verano, de los que nos dejaron sin estadio, sin escudo y, si no hubiese sido por Simeone, nos hubiesen dejado sin dignidad. De esos no hablarán nunca porque no les interesa que dejen el club. Eso sí, de los jugadores, de los que realmente valen, dirán que se tienen que ir porque, para ellos, siempre tan analísticamente objetivos, se merecen otra cosa.

lunes, 20 de julio de 2020

Fin de liga

Se acabó, por fin, una liga extraña, una liga donde se cumplió el objetivo, se quedó tercero, pero también una liga donde, aún quedando en el podio, se hizo la puntuación más baja desde que Simeone ha completado temporadas enteras, lo que viene a decir que, quizá, con un poquito más de puntería hubiésemos sido capaces de tocar un rato las narices a los dos de arriba.

Pero faltó gol y faltó fútbol y cuando hubo una cosa no hubo la otra y así es muy difícil alcanzar una regularidad. Fue una temporada difícil, donde el equipo tuvo que hacer frente a muchas novedades y a la ausencia de tipos que tenían mucho peso en el vestuario. En tres años se habían ido marchando referentes como Gabi, Torres, Godín, Filipe o Juanfran, lo que es la vieja guardia pretoriana del emperador. Así es difícil volver a conquistar, lo peor es que, en algún partido, dio la impresión de no haber ganas de seguir conquistando.

Se acaba la liga donde los impacientes silbaron al Cholo y donde los ignorantes silbaron a Koke. La liga en la que Morata demostró su implicación pero su nulo olfato de gol, en la que Costa terminó de ser una esperanza para convertirse en desesperanza y en la que Lemar y Vitolo se convirtieron, de una vez por todas, en deshechos de tienta. Se sigue esperando a Joao Félix y se sigue esperando, sobre todo, un timón en el medio y un killer arriba. Sin ello, la próxima temporada volverá a ser un quiero y no puedo. Y regresarán los silbidos, los malos gestos y, una vez más, la desesperación.

jueves, 16 de julio de 2020

La oportunidad del Getafe

El Getafe, con Bordalás, no sólo no nos ha ganado un partido, es que no nos ha hecho ni un solo gol. El Getafe, además, es el equipo ante el que el Atleti de Simeone consiguió su victoria más holgada, un siete a cero la temporada que ganamos la liga, estando incluso el Cholo invicto antes ellos. Siempre que nos hemos enfrentado a ellos, con Simeone en el banquillo, los partidos han terminado siendo más placenteros de lo previsto y, casi siempre, con los tres puntos en el zurrón.

Si existe una oportunidad para el Getafe esa no es otra que la que se le pinta hoy. Ellos aún persiguen su plaza europea y nosotros, con el cuarto puesto asegurado, ya hemos cumplido el objetivo mínimo. El Atleti competirá, pero sin incentivos, quizá sea un partido sin demasiada pierna dura o incluso con un once titular trufado de los menos habituales. Quien sabe, quizá tengan hoy la oportunidad de lograr esa victoria ante el Atleti que aún se les resiste y que, a sus socios, madridistas casi todos, les sigue escociendo en el cajón de los sueños pendientes.

Pero ojo, que nos puedan ganar no significa que tengamos que salir a mirar. A mí no me gusta ver perder al Atleti ni en los entrenamientos. Ni siquiera contra el Getafe, el equipo de mi pueblo y del que fui socio durante más de una década. Hay que salir a seguir con la racha y a afianzar ese tercer puesto que da derecho a una porción más exquisita del pastel económico. Y que el Getafe juegue en Europa el año que viene, sí, pero que no sea a costa de la permisividad del Atleti.

martes, 14 de julio de 2020

La falta de gol

Puedo recordar media docena de partidos en los que el Atleti se dejó puntos después de fallar ocasiones clamorosas de gol. Pudo ser Morata, Costa, Correa o hasta algún centrocampista, el caso es que los tropiezos del inicio, tras partidos decentes, por falta de gol, terminó mermando moralmente a un equipo que se puso como objetivo, un año más, terminar entre los cuatro primeros e intentar dar la campanada en la máxima competición continental.

Y es que la falta de gol también va a terminar mermando al equipo en la Champions. Tarde o temprano echará en falta a ese delantero fiable que tuvo en Falcao y en el primer Diego Costa y que terminó vendiendo para obligar a su entrenador a volver a reinventarse. Él puede poner el sistema, la mentalización, la táctica y el planteamiento, pero si un delantero se queda solo delante del portero, jamás podrá ser el entrenador el que marque los goles.

Saco esto a colación porque creo que el equipo, esta temporada, aún con todos sus altibajos, podría haber dado más guerra en la liga. No digo ganarla, porque el equipo aún no tiene aquellos mimbres que perdió con tipos de una pieza como Gabi, Tiago o Filipe Luis, pero sí haber llegado al tramo final tocando un poco las narices a los dos poderosos. Y es que la falta de gol le ha terminado condenando. Sin gol no hay títulos, no hay paraíso.

lunes, 13 de julio de 2020

Ocho años

Durante años, cuando la Uefa abrió la Champions hasta a cuatro participantes de la liga española, fuimos viendo como por la competición pasaban el Athletic de Bilbao, el Mallorca, el Villarreal, el Celta de Vigo, el Betis o la Real Sociedad. Fuimos comprobando, además, como Valencia, e incluso Sevilla, se iban haciendo asiduos a la competición y, mientras tanto, el Atleti jugaba la Intertoto y tampoco era capaz de ganarla. Eran años en los que el equipo jugaba mal y no se pregonaba en los medios, en los que era un equipo simpático porque no tocaba las narices y, era además, un desastre de gestión debido a la herencia que Gil y familia había dejado en las arcas del club.

En manera de gestión, el equipo, aún con la familia Gil al frente sigue siendo un desastre, pero ahora sí se dice que el equipo juega mal en todos los medios y ahora sí que tocamos las narices y a causa de ellos nos recuerda cada día el suelo de nuestro entrenador ¿Qué ocurre ahora? Que ahora sí jugamos Champions, que ahora sí competimos, que ahora, después de años atravesando el desierto, nos hemos instalado en una élite que, los portadores del lujo y la exclusividad, creían como propia. Ahora tenemos a Simeone, tenemos un equipo que compite y tenemos, sobre todo, a un director de orquesta que sabe reinventarse porque le obligan y porque ve un reto tras cada esquina.

"Sí, pero no habéis peleado la liga", nos dicen ahora. Como si fuese fácil pelear contra dos equipos que juegan sin límite de deuda, que cuentan con ayudas institucionales, que reciben más dinero que nadie por decreto, que fichan a lo mejor sin desprenderse de nadie. Como si fuese fácil pelear la liga después de haber vendido a Griezmann, a Godín, a Lucas y a Rodri y tener que reinventar un nuevo equipo con jugadores jóvenes, sin mediocentro y sin un goleador fiable. Y aún así, otro año más entre los cuatro primeros. Y van ocho. Demasiado poco cobra el entrenador.

martes, 7 de julio de 2020

Sin profundidad

El Atleti es plano, hay que decirlo. Está bien físicamente, ha recuperado energía e incluso se atreve a dominar los partidos encerrando a los rivales atrás durante algunos tramos, pero entre pase y pase, entre combinación y recombinación, hay muy buenas intenciones pero ninguna profundidad. Y sin ese pase profundo que gane la espald de la defensa es muy difícil hacer ocasiones y ganar con comodidad.

Le cuesta mucho cerrar los partidos pese a que tiene la intención de dominarlos, pese a que busca la sentencia más por la intención que por la concreción. Al no tener ese colmillo atacante necesario para los equipos campeones, se ve abocado a un riesgo que debería ser innecesario ya que en cualquier jugada aislada, en cualquier golpeo sin querer, como ayer, el rival te puede empatar y dar al traste con tus intenciones.

El Atleti, en Vigo, trató de combinar, trató de resolver la superioridad en el centro del campo, trató de ganar los balones divididos y llegar al área con gente, pero se perdió en pases horizontales y no encontró, nunca, el pase vertical, por ello empató, por ello no mereció mucho más y por ello esta temporada, que debería haber sido mucho más fructuosa, se va a marchar por la alcantarilla como un desperdicio sin mayor recuerdo. Porque cuesta mucho generar ocasiones y cuando las genera las suele mandar al limbo.

jueves, 2 de julio de 2020

Dar por dar

El Barça era el equipo que se jugaba la liga; era el equipo al que se le debería exigir colmillo, ambición y nervio. Jugaba en casa, sentía el aliento sobrepasado de un rival que le ha ganado puntos tras el parón y, además, tenía la obligación de ganar sí o sí si no quería descabalgar de un tren que llevaba rumbo al título pero que no ha hecho sino agregar paradas innecesarias.

El Atleti, sin embargo, llegaba al Camp Nou con gran parte de sus tareas hechas para jugar ante un equipo que no ha perdido un partido en casa desde hace varias temporadas, para enfrentarse a un equipo necesitado y con la tranquilidad de saberse en buena posición para alcanzar el objetivo de jugar la próxima edición de la Champions. Jugó con nervio, con interés, contraatacó con ganas y anduvo falto de esa finura que tanto le falla en el pase cuando parece que va a concretar la jugada.

Sin embargo, adivinen a qué entrenador se acusó de conformista y poco ambicioso, adivinen de quien dijeron que había dejado pasar una oportunidad, adivinen, en fin, a quien volvieron a dar por dar por el simple hecho de que su equipo no ganó el partido que ellos querían que ganase. Durante toda la temporada andan intentando decirle cómo debe jugar, intentando afearle las derrotas porque no les gusta que les compita y, sobre todo, intentando tirar por la borda su prestigio sacando a colación un salario que se ha ganado con creces.

Vuelven a afilar el dardo y vuelven a buscar su diana favorita tirando a ciegas, dando por el placer de dar, porque, aún fallando en el blanco, siempre habrá un momento en el que busquen el centro de la misma y se inventen un acierto. Porque ellos, los que dan por dar, nunca perderán esta partida.