martes, 17 de diciembre de 2019

El peor rival posible

Me gustaría ser optimista. Me gustaría mostrarme como los tuiteros que ayer miraban al futuro con ojos de ilusión y creían que el Atleti volvería a ser el de las grandes noches. El de las gestas. El de los hijos de puta sin piedad que se dejaban el alma mientras hacían de la intensidad un factor común. Me gustaría creer que vamos a eliminar al Liverpool, pero lo que creo es que nos ha tocado el peor rival posible.

Porque no hay equipo en el mundo que juegue con la intensidad de los ingleses, porque ponen, en cada pelota, el empeño que ponía el Atleti de Gabi y Tiago, porque juegan a la velocidad del sonido, porque su estadio es una olla a presión capaz de levantarle un tres a cero al mismo Lionel Messi, porque llevan una velocidad supersónica que les va a hacer ganar la Premier en invierno y no tener muchos más despistes en primavera, porque son una máquina ofensiva sin concesiones.

Y porque este Atleti de hoy tiene los pies de barro y ha perdido la fe que le conferían sus capitanes, porque han perdido parte del empeño defensivo y, sobre todo, la capacidad para hacer daño en la punta de ataque, porque sigue viviendo entre dudas, porque si no fue capaz de aguantar en Turín, cómo va a poder salir vivo de Anfield, porque el equipo concede más de lo que debe y porque cuando llegue el partido estará metido en mil guerras por no haber sido capaz de empezar la temporada con la solvencia que se esperaba.

¿Esperanza? Lógicamente, nunca se pierde porque el futuro se puede dibujar de mil maneras y no deja de ser un hipotético futuro. Lo mismo Thomas gobierna por fin, como amaga, un equipo en busca de patrón, igual Koke y Saúl ejercen de capitanes en plaza y se baten el cobre como lo hicieron sus antecesores, igual Giménez y Felipe están impecables y aterrorizan a ese trío de puñales que dan más miedo que un nublado e igual Diego Costa vuelve en plan bestia y le amarga la vida a esa torre de ébano llamada Van Dijk. Igual ocurre algo de eso. O igual no. A mí me gustaría ser optimista, pero me cuesta serlo.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Vestigios

El equipo dio vestigios de que puede ser un grupo sólido. Presionó en conjunto, no cometió estupideces y, sobre todo, remó hacia adelante desde el primer minuto. En un intento de regresar al pasado en este continuo viaje hacia el futuro, el Atleti, antes que el juego, necesita recuperar el espíritu. Equipo canalla, equipo solidario, equipo sacrificado. Y, después, si se sigue creyendo, si no se sigue cayendo, llegará el juego. Para eso sirve el vestigio.

Joao Félix dio vestigios de que puede ser un gran jugador. Por primera vez desde que llegó al equipo, jugó a echarse el juego de ataque a las espaldas, dejó de buscar el espacio para buscar la combinación y dibujó unas conducciones tan asombrosas que invitan a soñar. El chico siempre intenta algo; ya sea un sombrero, un caño, un pase profundo o un disparo. No se le puede achacar ni falta de decisión ni falta de personalidad. Se marchó cabizbajo porque, como diría el gran Guille Giménez, estaba sintiendo el picorcito y cuando un tipo se siente bien no sabe entender que le aparten del espectáculo.

Y la afición dio vestigios de unión al menos mientras se unió en cánticos y apoyó unánimemente a su entrenador. Eso sí, cuando los repartidores de carnets pasaron factura al resto, el silencio cómplice señaló a todos aquellos que creen que su razón pesa y al final termina pesando en negativo. De poco sirven los vestigios y acabamos tirándonos piedras los unos a los otros. Yo soy del Cholo, de Koke y Trippier. Pero, ante todo, y sobre todo, soy del Atleti. El Atleti somos todos.

martes, 10 de diciembre de 2019

Sin gol

Así estamos, sin lo más importante, sin lo que te da la vida, los puntos, la esperanza, la moral. Y no se puede achacar ahora a la falta de juego, porque el equipo genera. Es cierto que sigue siendo permeable en el centro del campo, que no presiona con fe, que ha perdido intensidad, pero cuando se pone, que es cuando se lo propone, el equipo llega porque tiene futbolistas con buen pie y jugadores, en todas las líneas, con buena llegada. Pero no marca, y si no marcas estás condenado a atravesar un desierto de desidia.

Esto se arregla con trabajo, afirma el Cholo. Sólo podemos seguir trabajando, confirman los jugadores. Y yo no puedo estar más de acuerdo. El trabajo es importante, pero nada tan importante como la fe. El problema es que el seguir creyendo depende mucho de seguir avanzando. Si tú trabajas y no concretas, llega el momento en el que pierdes la ilusión. Y un equipo sin ilusión es un equipo abocado a la mediocridad.

Por eso será tan importante el trabajo del entrenador a la hora de no dejar caer el espíritu del equipo. El objetivo de ganar la liga ya se ha marchado, un año más, pero el objetivo de jugar la próxima Champions debe seguir vivo y, sobre todo, el objetivo de no dejar de competir durante el resto de temporada, porque la liga es la vida, sí, pero no se puede renunciar aún a nada. Estamos sin gol, pero debemos estar dispuestos a pasar el bache y encontrar el camino hacia la portería. Debemos estar dispuestos a no decaer y a seguir trabajando.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Vaya semanita

En clave de humor, la televisión vasca emitió, durante algunas temporadas, un programa de sketch que trataba de dar un repaso a la actualidad y a la idiosincrasia de la sociedad de Euskadi, bajo el título de Vaya Semanita. El Atleti está para poco humor, pero su idiosincrasia le obliga a seguir compitiendo como si no hubiese un mañana. El problema es que lo hay y que el momento no es el adecuado, pero no queda más remedio que apretar los dientes, abrir bien los ojos y entregarse a la pelea porque, risas aparte, vaya semanita nos espera.

Primero la Juve. Con su glamour, con ese Ronaldo que, con todas sus cosas que nos sacan de quicio, nos ha destrozado en Champions siempre que nos hemos cruzado con él, con esa espina aún sangrante que supuso el partido de vuelta de la temporada pasada, con todos los empates fuera de casa que arrastra el equipo, con la reciente derrota en Leverkusen. Con la sensación de que el equipo da lo que tiene y que parece que no puede dar más.

Y después el Barça. Tras el desgaste de Turín, tras saber, o no, si se ha conseguido la clasificación para octavos, tras haberse curtido el lomo contra un equipo que ha hecho de competir su seña de identificación. Un Barça de mal juego, cargado de dudas y con mil defectos. Pero con Messi. Con ese tipo que siempre nos ha destrozado y contra ese equipo al que desde que le ganó Pepe Murcia, ni un sólo entrenador ha sido capaz de meterle mano en el campeonato de liga. Lo dicho; Vaya Semanita.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

A Granada sin cemento

Los fabricantes de cemento de nuestro centro del campo, Saúl y Thomas, forzaron la tarjeta ante el Espanyol para poder estar ante el Barça. Demasiado peligroso ese ejercicio de pretender dar más importancia a un partido por la entidad del rival cuando sabes que tu caminar por la liga, tan titubeante, tan cargado de dudas, te ha enseñado que ningún rival puede ser considerado como pequeño.

Rememorando partidos como el de Leganés, Valladolid o Vitoria, donde el equipo estuvo espeso, falto de competitividad y hasta alarmantemente apático por momentos, nada hace pensar que el partido de Granada vaya a ser mejor. Con el aliciente añadido de que el Granada ha empezado la competición como un tiro y que, tras haber probado la sangre del Barça, tiene en su mente la próxima dentellada.

Y ahí entramos nosotros. Nos van a morder, nos van a apretar, nos van a llevar al límite, y para acometer esa obra de construcción tan plomiza nos hemos quedado sin cemento. Me suelen llamar pesimista y la mayoría de las veces he terminado teniendo razón. No me gustaría ser agorero, de verdad, pero no me gusta, a priori, como pinta el partido del sábado.

lunes, 18 de noviembre de 2019

La hernia de Costa

Podríamos decir que su regreso ha sido un chasco, podríamos calificar su última etapa como una decepción, podríamos considerar que le hemos esperado para nada, que soñábamos con un pasado que no va a regresar mientras dibujábamos ensoñaciones de un futuro que terminó siendo imperfecto. Podríamos decir, con razón, que lo suyo ha sido un coitus interruptus y lo nuestro una desilusión sin igual.

O podríamos decir que ya nos extrañaba a nosotros que no fuese al choque, que no corriese con el ímpetu y la velocidad de antaño, que hubiese perdido el hambre voraz, que no regalase su colección de amagos y regates, que no fuese capaz de chutar bien ni un mísero penalti, que hubiese dejado de ser un cabrón con pintas para convertirse, de la mañana a la noche, en una hermanita de la caridad.

El caso es que sea la hernia o sea el propio futbolista, tanto él, como el equipo, están dejando ir los últimos grandes años de un delantero que demostró ser demoledor cuando pudo y más que útil cuando quiso. Si no quiere o no puede, quizá sea por la hernia, quizá sea porque se ha cansado de ser un personaje que devora al futbolista. Mientras le seguimos esperando, operado o no, seguiremos añorando a ese tipo que un año nos convirtió en campeones de liga con una sucesión de unos a cero con goles cuya firma tenía denominación de origen en Lagarto.


domingo, 10 de noviembre de 2019

Desperdiciando a Vitolo

Vitolo se desperdicia a sí mismo. Su tendencia a lesionarse, a no economizar esfuerzos, a apagarse cuando no empieza bien el partido, le convierte habitualmente en carne de banquillo, en el último cambio recurrente, en la pieza valiosa que no se mueve de su sitio en el mueble no sea que se rompa y se haga mil añicos. Parece que su nombre da más lustre que eficacia al equipo.

Simeone desperdicia a Vitolo. Debe verle entrenar mal, no debe ver en él un tipo apto para cambiar la tendencia del equipo, no termina de confiar en sus posibilidades como no termina de tratarle, futbolísticamente como lo hace con los tipos con los que se juega el tiempo. Ni le da oportunidades ni cree que las merezca. Parece como si quisiera motivarle por la vía del castigo en lugar que por la del premio.

El caso es que Vitolo va cumpliendo años y no termina de despegar en el Atleti, a pesar de que cuando sale el equip encuentra el desborde, a pesar de que cuando juega, el equipo es más vertical, a pesar de que cuando juega, los delanteros encuentran mejores desmarques. Entre todos le mataron y él solito se murió, dice el dicho popular. Vitolo corre el peligro de quedarse en el estanque mientras los demás patos nadan contracorriente y él se convierte en cisne negro desperdiciado por la crítica, la opinión y su propio entrenador.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

El partido de la tranquilidad

Ganar hoy tiene más importancia de lo que parece. No sólo porque la clasificación estaría prácticamente en el bolsillo sino porque, si la Juve también lo hiciese, sacaríamos boleto directo para la siguiente fase y podríamos centrarnos durante el próximo mes en la liga sin la ansiedad de sabernos necesitados en liga de campeones.

Un mes en el que tendríamos a viajar a Miami, si Tebas le gana la batalla de la vergüenza a Rubiales, justo antes de enfrentarnos al Lokomotiv. Y un mes en el que tendríamos que recibir al Barça días antes de enfrentarnos a la Juventus. Esos dos partidos, los de liga, jugados sin la necesidad imperiosa de puntos en Champions, serían disputados con la cabeza en el objetivo y la concentración dentro de la verdadera necesidad.

Porque quedar primero es importante, pero no menos importante que pasar. Y si no, basta con recordar a Roma y Qarabag y aquella agonía de diciembre que nos descabalgó la temporada. Los objetivos finales están compuestos de objetivos a corto plazo y el más inmediato es Leverkusen. Una victoria es importante, más importante aún es conseguirla para poder evitar urgencias.

lunes, 4 de noviembre de 2019

El plan de emergencia

Cinco victorias, seis empates y una derrota, hablamos sólo de liga, y en todos un denominador común; una primera parte al trantrán, viéndolas venir, sin juego y sin intensidad y una segunda donde se ve obligado a arreglar el estropicio. Excepto ante el Valencia, donde el primer tiempo fue notable y el segundo un esperpento por querer jugar a lo que ya no puede, en todos se forzó a un plan de emergencia porque sabía que los puntos se le escaparían, habiéndose escapado, casi todos, en cada ocasión.

Parece como si llegasen al descanso y se mirasen a los ojos para decir; "Oye, que no somos tan malos" y se viesen obligados a remar contra corriente, nadie sabe si por actitud de los futbolistas o por orden ministerial. El caso es que el equipo regala puntos porque regala tiempos y así, poco a poco, se va desangrando con el único consuelo de que los dos equipos poderosos de la liga andan dubitativos y no se han atrevido a marcharse en solitario del pelotón de cabeza.

Y eso es, también, lo que da rabia. Da rabia ver como están el Barça y el otro equipo de la ciudad y no ser capaces de aprovechar el calendario para haber podido dar un golpe contra la mesa. Porque hemos jugado con algún equipo importante, sí, pero hemos visitado estadios donde se pierden ligas y, efectivamente, nos hemos empeñado en perderla. Como nos empeñamos en tirar las primeras partes. Como nos empeñamos, una y otra vez, en tirar del plan de emergencia.

miércoles, 30 de octubre de 2019

El Atleti ya no roba

El primer Atleti de la era Cholo, casi ya en la prehistoria del recuerdo vistos  los derroteros públicos actuales, se caracterizaba además de por tener un hambre voraz, por una cuestión táctica que le hacía ganar casi todos los partidos: su eje central era una auténtica roca. Allí, en un mediocampo liderado por Tiago y Gabi, el equipo ponía un campo de minas que arrastraba, como en racimo, a todos lo demás compañeros y les animaba a dar siempre un paso o dos hacia adelante. La presión era alta porque Gabi comandaba a las tropas, pero, más allá de aquella primera línea, el portugués se encargaba de poner las cosas en su sitio, siempre con el quite correcto y el pase certero.

Sin Tiago, Gabi perdió su norte pero no perdió su espíritu. Como no había un ancla como aquel, en muchos partidos hubo de desdoblarse y hacer de capitán y marinero a la vez; llevar en timón, levar anclas, organizar el abordaje. El equipo empezó a hacer aguas pero seguía compitiendo y, de alguna manera, seguía robando la pelota al equipo contrario.

Pero sin timón, capitán, marinero y contramaestre, el Atleti ya no roba. Es fácil comprobarlo si se tiene la paciencia de aguantar un partido entero del equipo, esfuerzo que entiendo no debe ser nada fácil para un aficionado que no sea adepto al equipo. El equipo rival toma la pelota y la toca, la toca, la toca y la toca hasta que llega al borde del área. Quien recupera, casi siempre, es la defensa y cuando lo hace lo hace en desventaja en cuanto al juego porque tiene a los centrocampistas corriendo hacia detrás y a los delanteros contrarios corriendo hacia adelante. Por ello, la jugada típica es despejar y empezar de nuevo con el calvario. El equipo contrario tocando, tocando y tocando y el Atleti siendo incapaz de robar una sola pelota en condiciones.

miércoles, 23 de octubre de 2019

División

Divide et impera. Lo aplicaron los césares como máxima, como estrategia prebélica antes de acosar terreno conquistable. Se trataba de meter una mosca en el enemigo y esperar a que entre ellos discutiesen si era mejor matarla o dejarla vivir. Una cizaña, una duda, una muesca. Si el enemigo está dividido, si no cuenta con todas sus fuerzas activas, será mucho más fácil vencerle. La inteligencia por delante de la fuerza.

El problema de ponerse un listón es que, como un Sergei Bubka de la vida, te ves obligado a superarlo día a día, temporada a temporada. Antes de Simeone, y tras el doblete del noventa y seis, el Atleti sólo había sido cuarto dos veces. Dos veces en tres lustros. Desde entonces, jugamos la Champions año sí y año también. Cuando acostumbras al comensal a tener pan en la mesa a diario, te pide salsa para mojarlo, cuando se acostumbra a la salsa, ya sólo te exige alta cocina.

El Atleti está jugando mal, eso nadie lo esconde. El Atleti está tercero en liga y primero en su grupo de Champions, algo que no ocurría ni con Aguirre, ni con Ferrando, ni con Manzano. Simeone tiene mejores jugadores que aquellos, vale, pero el estatus que tiene el equipo lo ha logrado él solito con su fe y su trabajo. Debe resultar molesto, para la artillería enemiga, tener un fuego inesperado en su batalla por la conquista perenne. Como aquellos romanos estrategas, mandaron a sus huestes para filtrar un mensaje entre la colchonería. Debéis estar hartos de Simeone. Los que compraron el mensaje se encargaron de dividir, los que detestaron a los compradores, se encargaron de dar cuerpo a la estrategia. Y así estamos, divididos y a punto de ser vencidos. Y eso que nos declarábamos orgullosos de no ser como ellos.

jueves, 17 de octubre de 2019

Vuelta a la incertidumbre

En cuanto terminó el partido de Moscú le envié un mensaje a mi hermano: "Me va gustando cada día un poco más el Atleti, dicho esto, la cagará en el próximo partido". Y es que no hay nada mejor que conocerse para poner en marcha el mecanismo de la intuición y jugar a adivinar lo que probablemente terminará pasando tarde o temprano. Y es que este Atleti, acomodado ya a la élite, nos ha acostumbrado tanto a la cal como a la arena y no es difícil adivinar donde dará una palada y donde dará la otra.

La de arena, claro está, tocaba en Valladolid. Regresó el equipo plano, el que no empuja, el que muere de desidia, el que hacer creer a equipos menores que pueden ser capaces de ganarle. Cuando el Atleti pone el modo off y se apaga cualquiera es capaz de hacerle cosquillas, cualquiera es capaz de conseguir un penalti tonto en una jugada tonta, cualquiera es capaz de complicarte un partido y hacerte perder esos puntos que, al final de liga, tanto echas de menos.

No termino de entender esa obcecación del Atleti por vivir entre dos aguas, como si existiesen partidos de primera y partidos de segundo, como si habernos convertido en un nuevo rico nos diese el derecho a pensar que se gana con la sola presencia de la camiseta. Ese quiero y no puedo que tan bien relató Saúl una vez terminó el partido, describe a la perfección el sentimiento que, desde fuera, produce el Atleti cuando le da por no jugar: Desesperación. Con la desesperación regresamos a la incertidumbre y desde la incertidumbre es muy difícil seguir soñando. Mucho más, seguir creyendo.

viernes, 4 de octubre de 2019

Compromiso

A medida que el Atleti iba fichando talento iba perdiendo en compromiso. Llegaban los Carrasco, los Vrsaljko, los Rodri, los Lemar, los Gameiro, tipos contrastados en ligas contrastadas, pero que no conseguían tapar el hueco de los Raúl García, los Miranda, los Gabi, los Arda Turán y los Fernando Torres. Estos fichados como tipos de perfil medio bajo, seguían ganando, presente mediante, en la memoria a aquellos, fichados a bombo y platillo como promesas de década gloriosa. Si no conseguían tapar aquella ausencia no era por la falta de talento sino por la ausencia de compromiso.

A medida que el equipo se hacía más largo en ataque se hacía mucho más pequeño en defensa. Competía porque ya llevaba implícito el gen del cholismo desde el primer día de su nueva vida, pero le faltaba ese carácter tan puntual que en ocasiones anteriores le había permitido alzar los brazos e hinchar el pecho por el orgullo. Cuanto más pierna técnica menos pierna fuerte, cuanta más sensibilidad más miedo.

Nadie quiere rehuir de los jugadores técnicos, pero de lo que nadie debe rehuir es del compromiso. Se puede tener las dos cosas para gustar y se debe tener las dos cosas para ganar. La historia está llena de equipos con talento y sacrificio que llegaron al corazón del mundo y al centro de la memoria. Lo que pasó en Turín fue el punto de inflexión más delicado de la etapa de Simeone. El equipo que jugó contra la Juve era técnico y superfluo. Le pudo la expectativo y se dejaron derrotar ante la presión. Por ello, antes de empezar a mostrar la técnica, el equipo debe afianzar la táctica y, para ello, necesita recuperar el compromiso. Sólo de esta manera habrá valido la pena perder tantos activos en verano. Volver a darle la vuelta a la camiseta y volver a ser el Atleti. El equipo de hijos de perra contra el que nadie quería jugar.

jueves, 19 de septiembre de 2019

A rebato

Toda su efervescencia tiene su punto álgido, toda su montaña tiene su cima, todo tobogán tiene lo más alto de su escalera. El problema de subir es bajar, el problema de bajar es no saber cómo caer. Hace dos semanas nos fuimos líderes al parón, con la sensación de que no había mundo suficiente para nosotros y éramos capaces de afrontar cualquier reto. Regresamos y nos dimos de bruces con la realidad. Al final del tobogán de Anoeta había un charco de lodo y la efervescencia terminó de burbujear en el momento en el que Matuidi nos puso contra las cuerdas.

Entonces surgió algo. No sabría explicar bien el qué porque aún, ocho años de cholismo mediante, no soy capaz de creerme que este equipo sepa luchar, que sepa competir, que sepa tocar la fibra de su gente. Surgió un espíritu aventurero que se negaba a perder, una realidad ni disociada ni paralela, sino arrojadiza, que nos obligó a creer, un puñado de tipos vendiendo su piel a precio de oro.

El peligro de jugar con los arrebatos es que no siempre el resultado acompaña si dejas el fútbol a un lado. Las llamadas a reabato no son sino el síntoma de que la urgencia prima sobre la cordura. El Atleti tiene peores defensas y, quizá, mejores atacantes de antes. Tendrá pues, que ir pensando en reinventarse. Nadie pide locuras, suicidios, ni audacias inconscientes. Sólo un poquito de reflexión. Se puede seguir siendo intenso, metódico e incisivo, pero también se puede ser un poco más ofensivo. La intensidad, la metodicidad y la insistencia nunca estuvieron reñidas con la búsqueda del gol.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Con mesura

No voy a esconder mi alegría. No voy a decir que no me guste ganarle al Madrid y mucho menos marcándole siete goles, no voy a esconder la ilusión y a decir que fue una broma de partido porque los derbis nunca son una broma, pero vamos a tener mesura, porque era sólo julio y aún no había arrancado lo serio.

No voy a esconder la ilusión que genera un comienzo de temporada con tres victorias después de una pretemporada como Dios manda con su concentración en Los Ángeles de San Rafael, su puesta a punto profe Ortega mediante y sus victorias de tronío en la gira del márketing, pero habría de tener mesura porque al equipo aún le falta y porque aún se siguen detectando viejos vicios difíciles de corregir.

La plantilla sigue siendo corta, no nos engañemos y, para mí, peor que la del año pasado, porque se han ido hombres muy importantes y los sustitutos, a día de hoy, no están al nivel. Pero está más que claro que el equipo necesita saberse necesitado de competir para dar todo lo que tiene, el equipo necesita un clavo ardiendo al que agarrarse y los clavos, en fútbol, sólo arden con victorias. Llega la confianza, llega el juego, llega la velocidad de crucero. Pero claro, siempre con mesura.

miércoles, 10 de julio de 2019

Me la comí enterita

Antes de ponernos con temas más mundanos he reconocer que me pudo la impaciencia y me venció la costumbre. He de asumir que me la comí enterita porque aún vengo viciado de aquellos veranos en las que nos presentaban el chuletón y nos daban carne de pavo. He de decir que sí, que me equivoqué en el último tuit porque creía sinceramente que ninguno de los fichajes prometidos acabaría llegando.

Y llegaron. Son todos muy arriesgados pero no vamos a negar que están generando una ilusión inesperada entre la hinchada. Llegaron ante mi estupefacción y ante la incredulidad. Y aunque sigo sin creer que vayan a llegar todos los que siguen sonando, al menos creeré que se fichará a un central de garantías y el equipo, Simeone mediante, sabrá encontrar de nuevo la senda de la alta competitividad.

Llegó Joao Félix del que dudaba que se cerrase la operación habiendo por medio tan suculentos competidores, llegó Lodi, del que dicen es el lateral del futuro y llegó Héctor Herrera con el que llevaban dos meses mareando la perdiz. Y veremos si siguen llegando, pero lo que está claro es que yo me equivoqué y lo reconozco. Me pudo la desdida por la costumbre a la que me ha sometido esta directiva durante años. Te enseñaban un caramelo y te daban una pastilla de estramonio.

martes, 2 de julio de 2019

A punto, pero no viene

Joao Félix está a punto, dicen. Pero no viene. Flecos y reflecos, hecho y rehecho, sí, pero no viene. Negociaciones y primas, ofertas en bolsa y silencio administrativo. Y no viene. Que vendrá, eso dicen, lo veremos, dicen que sí, pero no viene. Nos hemos quedado sin nuestro balón de bronce y hemos tirado la casa por la ventana por un niño que promete pero aún no ha cumplido. Y sí, dicen que es muy bueno. Lo será, no lo dudo. Pero no viene.

Hay un principo de acuerdo por Lodi. Principio de acuerdo, pero no un acuerdo. Dicen que es el lateral del futuro, que es un cañón, que se come su banda, que es el adalid del fútbol moderno. Y los que queremos creer en cuentos nos ilusionamos con poco y nos inquietamos con mucho. Porque vemos muchos rumores y pocas concrecciones. Lodi, Hermoso, Herrera. Todos muy cerca, todos a punto, pero ninguno viene.

El juego de rumores y ventas de humo nos sitúa cada verano en un lugar de incertidumbre. Tenía razón el Cholo cuando nos aconsejó aquello de "no consuman", porque en el caso del Atleti siempre se intenta jugar con el corazón para luego dar razones de poca cabeza. Se habla de James, de Cavani, de Rebic, de tantos que parece que los que están no vayan a tener cabida. Todos están hechos, todos, pero, más allá de Felipe y Llorente, de momento, nadie viene.

martes, 18 de junio de 2019

Un equipo peor

Vale que hasta ahora son todo suposiciones, vale que estamos hablando de rumorología y no se está concretando la oficialidad, vale que estamos haciendo ciencia ficción comparando lo que se va con lo que se viene, vale que nos va a costar asimiliarlo, pero vamos a ser realistas antes de darnos la hostia del siglo.

Lucas por Hermoso; se va un campeón del mundo, polivalente, fuerte, con un fino conocimiento del oficio y llega un central algo tosco, limpio, pero con carencias en el giro. Godín por Felipe; se va un capitán, un guerrero, el alma del equipo y llega un tipo que tiene treinta años y un pasado incierto por detrás. Rodri por Llorente; se va el ancla del equipo, el futuro de la selección, el hombre que cambiará al City y llega un jugador residual, que apenas ha jugado en dos años y cuya tortuga se le va escapando poco a poco. Griezmann por Joao Félix; se va un balón de bronce, la estrella de una Francia campeona, el hombre que cambió su juego por el Atleti, el hombre que se hizo grande en el Atleti y llega un muchacho con mucha calidad pero mucha incertidumbre.

El equipo, a priori, es pero e incluso, en algunos aspectos, mucho peor. Es un aviso para navegantes, para aquellos que se ilusionan con poco y luego exigen mucho. El Atleti, con lo que tenía, ha peleado durante un lustro, como un titán para colarse entre los dos transatlánticos de la liga. Si con poco no consiguió mucho, con menos no va a conseguir mucho más.

viernes, 14 de junio de 2019

Lo sé desde marzo

No se piensen que aquí soy yo el tonto cuando los auténticos pardillos son ustedes. Hace tiempo que tiramos un cebo y picaron como tontos mientras jugábamos a mirar hacia otro lado, hacernos los ofendidos y decir que los futbolistas juegan donde quieren. De esta manera vendimos al Kun, a Arda Turan y a Griezmann, y de esta manera conseguimos hacer clink clink caja mientras el equipo perdía calidad y eran ustedes los que terminaban insultando al futbolista.

No se piensen que soy yo el tonto porque lo sepa desde marzo, porque le haya fastidiado la exclusiva a ese francés que ustedes tanto odian y al que yo puse una cláusula accesible. No soy yo el tonto, desde luego, y mientras hemos guardado silencio, aún sabiendo que el tipo se iría a uno de nuestros rivales en la liga, hemos inclinado la cerviz e interpretado el papel de vícitimas, porque, aunque lo sabíamos desde marzo, para qué vamos a andar con guerras que no nos interesan si nuestro papel es el conseguir que la ira vaya siempre dirigida al jugador y nunca hacia el palco.

Que no, que no soy soy el tonto, que son ustedes los que están enfrascados en guerras perdidas como la revindicación a un escudo que no vamos a reestablecer, como la petición de una estatua que no vamos a poner o como la apelación a unos nombres en el paseo de las leyendas que no vamos a quitar. Mientras tanto, nosotros vamos desmantelando al equipo que tanto esfuerzo le costó al Cholo hacer creer en la victoria y, mientras vamos perdiendo calidad y compromiso, ustedes siguen sin mirarnos, porque no somos nosotros los tontos. Nosotros somos los que salimos en las listas Forbes y ustedes los que se pegan entre sí por ver quien entra o deja de entrar en un barco de sentimientos.

lunes, 10 de junio de 2019

Rumore, rumore, rumore...

Llega un punto en el que la desesperación comienza a hacerse palpable, e incluso comprensible, en el seno de la afición rojiblanca. Y lo hace porque, por más que nuestro entrenador nos advirtiese, nos hemos convertido en ávidos consumidores de una ilusión que nunca se cumple. Basta ver como el vecino se deja euros por doquier fichando a quien quiere y cuando quiere para que a nosotros se nos ponga cara de tonto y lo único que sepamos, a estas fechas, es que nuestro jugador estrella ha decidido largarse a pastos más verdes.

Es la vida que nos ha tocado y por la que no hemos hecho demasiado para poder cambiarla. Se van a cumplir, dentro de unos días, treinta y dos años desde que nos robaron el club, desde que nos hipotecaron la ilusión, el punto de partida desde el que nos empezamos a hacer más pequeños mientras otros se iban haciendo más y más grandes. Que nadie se confunda, si el Atleti ha crecido potencialmente en la última década ha sido mérito exclusivo de Simeone, si por los dueños fuese, el equipo hubiese seguido quemando proyectos y vendiendo estrellas hasta el final de sus días.

Por eso Simeone propone pero ellos, que juegan a ser Dios mientras se rinden a los pecados del diablo, son los que disponen. Y generalmente disponen de algún jugador de Méndes, de algún fichaje extraño y de alguna comisión opaca. Y luego, si llega un jugador que cuaja y promete, se encargarán de ponerle una cláusula accesible y poner cara de tontos cuando les llegue la oferta. Mejor no hacer caso a los rumores, vendrá quien ellos quieran que venga y saldrá quien ellos quieran que salga.

miércoles, 5 de junio de 2019

Era una afrenta difícil

Era una afrenta difícil para el Atlético de Madrid B. Un campo que ha vivido temporadas en segunda, un ambiente intenso, fútbol del norte, hombres contra niños, piernas fuertes que se juegan un sueldo contra piernas sin curtir que se juegan un sueño. Cuando la necesidad juega contra la ilusión, suele imperar la lógica de lo terrenal.

Los chicos lo intentaron, claro que lo hicieron. Lo intentaron en la ida cuando trataron de derribar un muro que sabía que contaba con el factor Anduva y lo intentaron en la vuelta mientras trataron de administrar una ventaja conseguida a base de fútbol. Pero el juego tiene intangibles que los chicos aún no dominan; balones largos, prolongaciones, cargas, remates furibundos. Cayeron con honor y sin estrépito. No se les puede pedir mucho más, se les puede exigir seguir aprendiendo.

Porque ellos son el futuro, un equipo sin base es un equipo sin alma. Debemos seguir fijándonos en el mercado, claro está, porque cargar la responsabilidad en los chicos es una temeridad, pero no hay que olvidarlos, hay que ir dándoles cancha poco a poco, hacerles saber que son importantes y, quizá, cuando llegue el día, estarán preparados para representarnos mejor que nadie. Otro año en Segunda B. No pasa nada, lo importante es aprender a jugar y, sobre todo, aprender a competir.

viernes, 31 de mayo de 2019

El ciclo sin fin

Si hay algo que funciona de manera perfecta en la pre pretemporada atlética es la venta de humo al mejor postor. Suele ocurrir todos los años y es algo que se agrava aún más en los años en los que el equipo vende a una de sus estrellas y debe convencer a la afición para que se abone en masa sin saber que la afición no necesita un reclamo para querer a su equipo sino una directiva que no se ría de ellos en su cara.

Los años me han curtido de una manera tan severa que me he decidio por no creerme nada. Han sido demasiadas las ilusiones y muchas más las decepciones como para terminar creyendo en algo que al final no va a suceder. No hagan caso a las portadas y mucho menos a las noticias. Apunten, si quieren, el carrusel de nombres para luego pagar cuentas con ustedes mismos. Cuando los fichajes se acaben confirmando, comparen los nombres que se suscitaron con los nombres que se confirmaron. En la mayoría de las ocasiones hay siempre una diferencia notable.

Porque, para tener concisas las probabilidades, hay que tener en cuenta que el Atleti no está en el mercado de las estrellas. Jamás podrá competir contra la Premier por un delantero de nivel y, mucho menos, podrá disputarle a Madrid y Barça el fichaje de una estrella. Así, pues, para ser capaz de reconducirse habrá de fichar a alguna promesa en ciernes, confiar en que Simeone la modele y, sin termina funcionando, saber que en pocos años se venderá al mejor postor. Es el ciclo sin fin de un equipo que siempre tendrá difícil enganchar ciclos ganadores, porque nunca habrá una estrella de verdad dispuesta a capitanear la nave hasta el final. Entre todos le matan y él sólo se termina muriendo.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Uno de los nuestros

Llegó un vikingo. Lo dijo él. Llego un tipo a un Atleti que devoraba a los futbolistas mediocres y servía de lanzadera para los futbolistas decentes. Llegó imaginando que no estaría allí más de dos años, que quizá, con suerte, haría un par de buenas temporadas y podría conseguir un contrato mejor en una liga más poderosa o en un equipo con mayores aspiraciones. Pero aquel Atleti, aunque él no lo imaginara, necesitaba jugadores como Juanfran.

Y se marcha un indio. También lo dijo él. Un tipo que aprendió pronto la idiosincrasia del club, que se vinculó tanto, sentimental y profesionalmente, que dio el doble de lo que tenía. Simeone, que llegó buscando gente esforzada, encontró un nutrido grupo de hombres dispuestos a ir a la guerra, sin miedo, sin condicionantes, sin ahorros. Y allí, desde el lateral, puesto que ocupó durante todo el ciclo glorioso, se convirtió en el hombre que ganó la banda y ganó, sobre todo, el cariño de miles de seguidores.

El esfuerzo y la honradez son dos valores que, pese a su cotización al alza, no todos los futbolistas son capaces de llegar a mostrar. Juanfran fue un esforzado porque tiró de orgullo cada vez que encontraba un límite ha sido honrado porque ha sabido decir adiós cuando ha visto que llegó su hora. A nosotros ya no nos importan los errores porque querer a alguien es un ejercicio que va más allá incluso de los aciertos; querer a alguien signfica saber que ese alguien es de los tuyos. Y Juanfran, más allá de una incidencia puntual, será siempre uno de los nuestros.

martes, 21 de mayo de 2019

Reestructuración

La reestructuración es un proceso complejo porque requiere audacia y mente fría. Requiere de un análisis de un compromiso. No podemos volvernos locos con mil nombres y empezar a creer que de todos los rumores vamos a formar un equipo sino que habrá que dejar pensar al Cholo y saber que, aunque no le van a dar todos los mimbres que desee, al menos, los deshechos de tienta a los que tenga acceso, sean los que él quiera.

Será difícil recomponer la defensa porque en el cimiento se fomentó la credibilidad de un proyecto que llegó a tocar la gloria. Con Giménez al mando de las operaciones, habrá que ser consciente de que será necesario un tipo duro que sepa hacer de la competición su modo de vivir porque no sólo se nos ha ido un capitán, sino que se nos ha ido un trozo del escudo.

En el medio sería vital la presencia de Rodri porque ha demostrado que debe ser un pilar sobre el que construir la base del equipo. Vale que tenga cosas que aprender, pero quién no tiene que hacerlo con veintidós años. Posicionarse mejor, saber girar, arriesgar, conducir la pelota, pero tener en el centro a un tipo que no se equivoque con la pelota es todo un tesoro. Desde él deben dar un paso al frente Saúl y Koke, porque de ellos es ahora la capitanía y de ellos depende el futuro carácter del equipo.

Y arriba, habrá que saber si queremos volver a ser toro y queremos volver a intentar ser torero. Si vamos jugar directo con dos delanteros centro o vamos a meter a un tío entre líneas para que conecte a los medios con el punta. Porque desde la manera de defender se buscan los objetivos, pero desde la forma de atacar se encuentran las soluciones.

Pero para saber todo eso necesitamos fe en el Cholo y confianza en su poder de persuasión. Nos queda él, el que nos devolvió a los sueños en color, así que no deberíamos desdeñar su poder de convocatoria. Si quien venga, sea quien sea, consigue creer en él y si los que se quedan, vuelven a creer en su palabra, que no dude nadie de que volveremos a ser un equipo molesto.

jueves, 16 de mayo de 2019

La mirada siempre hacia el lugar equivocado

Andan los medio más pendientes de medir nuestro grado de irritación que de medir el grado de culpabilidad en la marcha de nuestra estrella capítulo nosecuantos. Ya van tantos los que han terminado eligiendo un destino más glamouroso que hemos terminado por perder la cuenta y, sobre todo, cerrar las heridas. En el fondo todos sabemos que, tarde o temprano, se terminarán marchando porque el Atleti no es un club deportivo sino un bazar todo el mundo tiene puesta la etiqueta con su precio.

Hace ya mucho tiempo que el Atleti concibió a sus jugadores como un simple activo con el que hacer caja. Clink, clink, y los ojitos, como en las películas de dibujos, completados con el signo del dólar. Porque quien no siente el club con pasión prefiere dar vueltas por la M-30 durante los partidos y saber sacar tajada de cada una de las operaciones. A estas alturas ya da igual lo que quiera o deje de querer Griezmann, porque ya supimos por Torres, por Agüero, por Falcao, por Costa o por Arda, que los jugadores siempre juegan donde quieren. Y nunca, qué casualidad, escogen al Atleti.

La dirección deportiva, en este equipo, es unidireccional e implica vender bien todo lo que bien se mueva. De esta manera, cada cláusula de rescisión es una invitación al comprador ajeno a atravesar las puertas del Metropolitano. "Pase usted", todo esto está en venta. Y así pagan ochenta por Lucas, ciento veinte por Griezmann y pagarán setenta por Rodrigo. Pero esto no acaba aquí, el año que viene será Oblak y al otro cualquier otro jugador que haya despuntado y cuyo precio sea una ganga para los más poderosos. Porque en este bazar, mientras los dueños sigan riéndose en la cara de sus sufrientes empleados, se seguirá viviendo un culebrón por verano.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Gracias, Faraón

No es la primera vez que tengo que regresar al pasado para rescatar un post y pedir perdón en este humilde blog en el que trato de contar y discernir mis pensamientos como atlético y mis vivencias como pésimo analista. Los principios no eran fáciles no porque me faltasen las palabras sino porque el equipo vivía en esa deriva que le conducía hacia la catástrofe final temporada tras temporada. En una de esas y tras una derrota vergonzosa (una más de las de la época), me saqué un post titulado "La bula" en el que venía a decir que Godín era un tipo más que dudoso con el fin de defender al único que, por entonces, se llevaba todos los palos cuando eran todos los que fallaban; Luis Amaranto Perea.

El caso es que ambos, con el tiempo, se terminaron convirtiendo en los jugadores extranjeros que más veces han vestido la camiseta del Atlético, pero mientras el Colombiano dejó a un Atlético lleno de expectativas y falto de objetivos, Godín continuo para liderar defensivamente a un equipo que ha marcado una historia en nuestros corazones. Definitivamente Godín no tuvo bula sino que sufría contagio competitivo y demostró que, cuando el equipo se vestía a su nivel, podía llegar a ser el mejor defensor del planeta.

Es por eso que hoy le pido perdón por aquello y le doy las gracias por todo lo demás. Gracias por aquel gol en el Camp Nou y por el gol en Lisboa que nos hizo soñar durante una hora, pero gracias, además y sobre todo por todo lo intangible y que te ha convertido en el líder defensivo del equipo de nuestro corazón. Un señor dentro y fuera del campo que ha preferido irse en silencio aun teniendo cosas que decir para no dejar un regusto amargo con verdades que hubiesen escocido a dos prescritos. El Atleti sigue perdiendo a sus referentes de manera más que peligrosa. Quizá algún día, de seguir así, este blog vuelva a tiempos pretéritos y tengamos que echar de menos a tipos como al que hoy damos las gracias.

Gracias por todo, Faraón.

lunes, 6 de mayo de 2019

Encomiable

El Barça terminó ganando la liga, es algo que, tarde o temprano, todos esperábamos que terminase sucediendo. Había apostillado el campeonato en su encuentro ante nosotros y ya sólo era cuestión de tiempo; un empate allí, una victoria acá, que terminase reafirmando su conquista. Por ello, la labor de oposición que el Atleti ha hecho hasta el último instante, ha sido encomiable, porque no sólo ha obligado al Barça a redoblar esfuerzo, sino que ha mantenido a raya al Madrid en su esperanza por opositar al segundo puesto.

No es poca cosa, para el Atleti, terminar segundo la liga. A parte de obtener un mayor pellizco en los ingresos repartidos, le ofrece la posibilidad de disputar la nueva Supercopa de Europa que se ha inventado la Federación de Rubiales. Jugar un torneo en el que están Barça, Madrid y Valencia y tener la oportunidad de ganarlo, es de un prestigio notable. Quizá ellos no lo entiendan, pero para los que aspiran a un trocito de mar, poder batallar con los dos transatlánticos en un torneo más pequeño otorga una posibilidad de ganarles que apenas ofrece el largo plazo.

Y está, claro está, la parcela de orgullo que significa el poder estar encima del otro equipo de la capital. No han sido muchas las ocasiones en las que esto ha sucedido y hay que presumir de ello pues nos ganan en presupuesto, en masa social, en apoyos institucionales y en poder mediático. Temporadas así, sin ningún título, no significan mucho de cara a la galería, pero al menos el equipo está terminando la temporada con tanta decencia que no cabe menos que agradecerlo.

miércoles, 17 de abril de 2019

La lección del Ajax

La Juventus no es menos equipo ahora por haberse eliminado. Me sigue pareciendo un equipo poderoso, con los conceptos muy claros y que en una noche buena, como le ocurrió ante el Atleti, te puede mandar a la lona; porque tiene una defensa curtida, un centro del campo poderoso y un delantero aniquilador. Ahora bien, no conviene confiarse de ninguna de las maneras y, sobre todo, no conviene afrontar los partidos desde la perspectiva de la confianza porque, de vez en cuando, los designios se unen y te dan lecciones de vida. La lección que anoche dio el Ajax en Turín no fue sólo para la Juve sino también para el Atleti.

Porque no se trata de valorar, exclusivamente, al Ajax como un equipo ofensivo y sin temores. No es ahí donde residen las lecciones a aprender, sino en el sino de la identidad. El Ajax no perdió su identidad en ninguno de sus partidos ante Real Madrid y Juventus. Hablamos de dos de los equipos más poderosos del continente a los que el Ajax enfrentó sin complejos, avocado a ser goleado por descuidar la espalda y con el riesgo de ser escarniado públicamente ante los defensores de lo evidente. Más allá del descaro está la personalidad. El Ajax la tuvo en Turín y en el Bernabéu. Al Atleti le faltó ser él para lograr lo que sí hicieron los holandeses.

Porque existen equipos ofensivos y equipos defensivos, equipos intensos y equipos que gustan de esperar, equipos aguerridos y equipo más estilistas, pero lo que lleva a la perdición es ser un equipo sin personalidad. Si algo generó el Cholo en el Atleti campeón que construyó es un equipo que se identificaba con unos valores; pierna fuerte, repliegue solidario y contragolpe fugaz. Aprovechar siempre los errores ajenos, llegar siempre un segundo antes a la pelota. Cuando el Atleti perdió la identidad perdió los títulos y, sobre todo, hizo perder las ilusiones. Está a tiempo de recuperarlo todo porque el arquitecto sigue en su sillón y porque el buen maestro sabe hacer aprender a los alumnos de sus errores. La lección la dio el Ajax; o identidad o muerte. No hay medias tintas.

lunes, 15 de abril de 2019

Alguien me ha dicho

Quisiera vivir en armonía con la templanza que ha alcanzado el equipo en este tramo final de temporada, en la tranquilidad de saberse clasificado para la Champions aún con la esquirla de decepción que ha supuesto decirle adiós a los títulos tan pronto, en la confianza de la seguridad que otorga el saber que el equipo va a competir hasta el último día de la temporada.

Quisiera respirar tranquilo mientras observo la planificación para el próximo curso; mientras preveo algún refuerzo e imagino qué puestos querrá reforzar el Cholo. Esto es siempre un ejercicio de ficción mal gestionada puesto que la venta de humo siempre ha sido un factor captador esencial para estos dirigentes de jeta dura y conciencia perdida. Pero quisiera vivir ahí, en el lado tranquilo de las noticias mientras vuelvo a imaginarme cegado por los nervios en un partido trascendente.

Y quisiera vivir tranquilo si me dejasen, quisiera no tener que echar mano a la intranquilidad, quisiera poder dormir del tirón mientras no vengan sobresaltos. Pero el caso es que alguien cercano al club me ha dicho que van a vender a Rodrigo y ya no puedo estar tranquilo. Porque no me fío de estos golfos. Porque nadie es capaz de joderlo todo sino son ellos.

martes, 9 de abril de 2019

Compromiso y talento

Resulta difícil hacer un ejercicio de compresión cuando estamos en una altura de la temporada en la que, sin nada en juego que no sea la clasificación para la próxima edición de la Champions, nos ha podido la desidia y el desinterés. Porque nos hemos visto forzados a visitar el vacío después de haber cargado nuestra mochila de expectativas.

Resulta imposible no echar un vistazo a los juegos de ficción y creer qué será de nosotros a partir de ahora. Con una plantilla donde el mensaje del entrenador ya no cala como antes, toca renovación o confianza. Cualquier revolución es difícil cuando no se tiene una caja fuerte poderosa. Con talento todo se soluciona, pero cuando hay que fichar desde la cabeza, toca pensar si nos convienen lemares o nos convienen raulgarcías.

Porque el mensaje se ha degenerado hasta el punto de llegar a pensar que es el tipo de futbolistas y no el coraje que les adhiere, el factor determinante a la hora de llevar a cabo el plan. Durante el primer año, aquel de las urgencias y los remaches, el equipo jugó con Diego, Arda, Adrián y Falcao; hagan un ejercicio de reflexión y piensen a que perfil de futbolista corresponden. Aquel año jugamos bien, algunos partidos incluso muy bien. Por ello, antes de determinar lo que no es, analizamos lo que sí es. Al Atleti no le faltan guerreros, simplemente le faltan jugadores comprometidos. Y el compromiso no tiene porque estar peleado con el talento.

jueves, 28 de marzo de 2019

Adiós, gracias y suerte

Adiós, Lucas. Podría decirte hasta luego y recurrir al chiste fácil, pero este está ya tan manido que resultaría una parida más que una declaración. Adiós con tu doble ficha, con tu clásula, con tus ganas de dejar el equipo en el que creciste. Adiós con tu buena zurda, con tu potencia, tu colocación. Adiós a tu proyección, a los planes que había contigo, a los partidos que ya no jugarás de rojiblanco.

Gracias, pero no por marcharte con el mejor postor, por dejar un proyecto aún ilusionante, por bajarte de un barco cuando está a la deriva. Gracias porque soy bien nacido y que gustaría agradecer tu rendimiento, tu polivalencia, tu esfuerzo cuando lo hemos necesitado y esos días de marcaje en los que te pegaste sin preguntar contra los mejores delanteros del mundo.

Y suerte. En lo personal siempre, porque no entra en mi código de conducta el desearle el mal a nadie. Y en lo deportivo porque, aunque no la vas a necesitar ya que vas a ganar dinero y Bundesligas, es más que probable que un día te cruces con el vecino y todos querremos que le venzas. Ese equipo en el que, como tu hermano, quizá quieras terminar. Ya nada me extraña, ya nada me sorprende. Eso sí, si algún día nuestros caminos se cruzan te desearé la peor suerte. Ya sabes como somos, Atleti hasta la muerte. A tí no te pasa. Es lícito, no todos lo sienten.

lunes, 25 de marzo de 2019

El Atleti sin Griezmann

Los malos momentos hacen perder la perspectiva y nos conducen a imaginar un panorama radicalmente distinto. Sabemos que el equipo tendrá que vender y que, con ello, podrá comprar. Otra cosa es que tiremos el proyecto a la basura por una tragedia y dejemos de tener los pies en el suelo. La piedra angular de nuestro proyecto se llama Griezmann. En él depositamos nuestra esperanza y ahora no podemos regresar a la misma desidia del año pasado. Si me dan a elegir, preferiría que se quede.

Porque Griezmann es, de los pocos futbolistas en la plantilla, que ha asimilado a la perfección los preceptos del cholismo. Porque sacrifica su fútbol para bajarse al barro, porque se ha convertido en un delantero completo cuando no era más que un extremo con muy buena intención. Porque sabe hacer que un equipo gire a su alrededor, porque puede hacerlo, porque ha demostrado poder hacerlo. Porque merece una oportunidad.

Hay quien se pregunta si realmente merece lo que gana. A lo mejor hay que analizar por qué ha alcanzado semejante estatus cuando llegó siendo una incipiente promesa. Griezmann no sólo ha sido comprometido con el juego sino que ha sido decisivo con goles y ha aportado más que nadie en el juego. Pocos delanteros se sacrifican tanto en la elaboración como lo hace el francés, pocos cambian tan a menudo el gol por la elaboración como lo ha hecho él en este rol que le ha dado el Cholo. Aunque lo fácil, ahora, sea atizarle, lo difícil debería ser lo sensato; sentarse a discernir y elaborar un debate constructivo empezando con una sencilla pregunta: ¿Qué sería del Atleti sin Griezmann?

lunes, 18 de marzo de 2019

Ese día que llega todos los años

No nos engañemos. Este día termina llegando todos los años, lo que ocurre es que este año nos ha pillado tan de sopetón que no hemos tenido tiempo de digerir los disgustos. Andábamos aún deprimidos por la catástrofe de Turín y no quisimos ser conscientes de que en Bilbao nos jugábamos seguir queriendo ganar la liga. Pero volvió a salir cruz. O, más bien, jugamos con una moneda que sólo tenía cruces.

Porque este equipo ha dejado de creer. El lema del cholismo, ese que nos empujaba a tener fe hasta en los momentos más críticos, ha dejado de surtir efecto y, como en un efecto domino devastador, a medida que ellos dejen de creer nosotros seguiremos creyendo cada vez menos. El que jugó en San Mamés fue un equipo apático, apagado, sin condición y sin nervio. Un equipo al que le daba pereza tirar a portería.

Y ahora ¿Qué? El equipo se ha caído cuando aún quedan dos meses de competición. Mirar al futuro es un ejercicio de peligrosa conjeturación, más que nada porque este grupo aún merece un respeto y porque, más que nada, aún tienen por delante el trabajo de asegurar la clasificación para la próxima Champions. El día que llega todos los años ha llegado, ese puñetero día en el que maldices la hora en que te empezó a gustar el fútbol.

jueves, 14 de marzo de 2019

El día que se acabó el discurso

Han pasado casi dos días y aún ando rumiando un poso de tristeza y frustración. Rabia y melancolía; el puñetazo en el aire por lo que debía haber sido y no fue y el llanto interno que no cesa después de ver como nos vapuleban de la peor manera. Existen dos formas de perder; una es que te ganen y la otra es perder sin intentarlo.

La Juve no nos ganó porque no necesitó de demasiado esfuerzo para remontar, simplemente el Atleti no se presentó al partido. Todas las certezas de la previa se convirtieron en dudas improbables. "A morir los míos mueren", recordamos, pero allí no murió nadie por el esfuerzo. Se dejaron comer, se dejaron morir, se dejaron matar.

Al Cholo se le acabó el discurso en Turín porque no tuvo a nadie que le siguiese. El Cholismo tal y como lo conocíamos eran Gabi, y Tiago, y Miranda, y Raúl García. Y también Godín, Juanfran y Filipe, pero estos ya no están para batallas. Y también lo era Diego Costa, pero hace tiempo que no está cuando más se le necesita. Se acabó el discurso y se acabó un Atleti. Debe empezar otro, siempre por Simeone, pero quizá, con un nuevo discurso. Y si no lo va a cambiar, tendrá que contar con otros jugadores.

martes, 12 de marzo de 2019

Una encerrona

Tenemos que partir desde la base de que al Atleti le espera una encerrona. Porque juega contra el viento, porque ellos son muy buenos, tienen a su público y, a priori, contarán con un arbitraje Champions. No es poner esto ninguna venda, los arbitrajes Champions, sean donde sean, tienden al caserismo. A nosotros mismos nos permitieron más de la cuenta en el partido de ida. Asumamos que es lo que hay antes de volver a casa llorando por las esquinas.

Confiemos, pues, en la capacidad para competir de los chicos. Estos chavales que nos han sacado de un letargo de años y años, son animales de competición. Podemos caer eliminados, esa probabilidad cabe, es así, pero no vamos a dudar ahora de esta banda de barrio que ha formado el Cholo Simeone. "A morir, los míos mueren". En la hilvanación del análisis se encuentra el resultado del rendimiento.

Quedan, ahora mismo, dos horas y cuarenta y tres minutos. Estoy que me muero de miedo. El puñetero devenir de la vida me ha convertido en un pesimista en cuanto se trata del Atleti, pero sé que vamos a competir, sé que vamos a vender cara nuestra piel. Sé que va a ser una encerrona y que vamos a tener que ser el Atleti de verdad, el del Cholo, para salir vivos de ella.

viernes, 8 de marzo de 2019

La vista en Turín

La vista está puesta en Turín, no nos vamos a engañar. Sabiendo que el Barça está a tres partidos, que quedan sólo doce y que ganarle una liga a Messi es como intentar escalar una pared a pulso, Simeone centra todas sus esperanzas en el torneo más corto e intenso de los que quedan, porque el Atleti se maneja bien en los esfuerzos concretos y en la intensidad programada.

No creo que se menosprecie al Leganés. En esta liga nuestra donde los de abajo han subido dos peldaños, ningún partido es difícil. Pero no es menos cierto que, llegado cierto tramo de la temporada, conviene dosificar esfuerzos y el reto al que se enfrenta el Atleti entre semana es de dimensiones sobreimpactantes. No se trata sólo de vencerle al tiempo, se trata de vencer a los elementos y, una vez más a la historia. Por eso se necesitarán piernas frescas y mentes lúcidas.

Ante estas premisas, no hay que olvidar nunca que, el mejor impulso de cara a conseguir una victoria, es otra victoria. Porque ganar refuerza la moral y engrandece el ánimo. Nadie duda de que el Atleti va a competir hasta el extremo en Turín, pero siempre es mejor llegar con el ánimo encendido antes de que la luz de la duda en intermitencia. Para apagar los pensamientos condicionantes hay que seguir ganando, seguir reforzándose y seguir queriendo saber que todo puede ser posible. Porque los milagros no existen sin fe, trabajo.

martes, 5 de marzo de 2019

El viejo Atleti

En Anoeta regresó el viejo Atleti. El que controla el partido a su gusto, el que escoge las fases para apretar, el que sabe sufrir, el que se cuadra en bloque bajo y sabe sacar todos los balones, el equipo intenso, el equipo fuerte, el equipo definidor.

El Atleti, cada año, va regresando a medida que va regresando Koke. El centrocampista, cuando no está, no está, y se nota en demasía. Ha venido siendo corriente suya la de empezar las temporadas en un estado físico muy bajo e ir progresando poco a poco a medida que avanzaba la temporada. Generalmente, entre diciembre y febrero, encadena dos o tres lesiones, pero cuando llega marzo suele enchufarse y, con él, el resto del equipo.

Necesitaba el Atleti un punto de inflexión desde el que enchufarse. El partido de la Juve sirvió para que todos volviesen a creer en sus posibilidades y para que el resto sigamos creyendo en ellos. Lástima los tropiezos de semanas atrás porque ahora se podría afrontar los partidos de liga con ilusión máxima. El equipo no va a dejar de competir, aún así, ni miércoles y domingos, porque ese es su ADN, lucharlo todo e intentar ganarlo todo. Como hacía el viejo Atleti.

miércoles, 27 de febrero de 2019

El no fútbol

El no fútbol es todo aquello ajeno al juego que genera ruido mediático a los que prefieren el morbo al análisis sintáctico. El no fútbol simplifica las cosas y separa el grano de la paja; todos aquellos adscritos a los preceptos del no fútbol jamás sabrán mirarte a los ojos para contarte una verdad, porque ellos preferirán vivir siempre en la mentira y, siempre, al tanto de la absurdez.

No me gustó el gesto de Simeone, igual que no me gusta la actitud defensiva que ha tomado el club en su cuenta de Twitter, pero no me gustaría perder más de un minuto hablando de ello. Entiendo que el primero fue un impulso conducido por el estado de emoción y lo segundo es una manera de hacerse ver ante los poderes fácticos. Punto y final.

El problema es que lo que los demás quieren que seamos es lo que han decidido que somos. Si algo desterró el cholismo fue el victimismo y si algo ha ensalzado ha sido la competitividad. Ni somos llorones ni somos macarras; bueno, lo úlitmo igual sí, pero macarras con ganas de molestar, no macarras con intención de dañar. Y por lo que se ve sí, molestamos. Y bastante.

lunes, 25 de febrero de 2019

Morata quiere

Los debates duran lo que tarda la realidad en poner las cosas en su sitio. Durante días, casi semanas, estuvimos dándole vueltas a un tema que, antes de concretarse, ya sabíamos que nacería torcido. Y lo sabíamos porque tendemos más a leer lo que dicen de nosotros que lo que pensamos nosotros mismos. Es el pecado capital del aficionado que pasa el día constantemente mirando detrás de su espalda. Nosotros somos de mirar hacia adelante, nuestro barco es el Atleti y, nos gustemos más o menos, todos formamos parte de la tripulación.

A Morata ya le habíamos sentenciado antes de verle jugar. Es el problema de juzgar mediante prejuicios. Estuvimos analizando su pasado, aniquilando su presente y dejándole sin futuro porque, según algunos, era un madridista que venía a quitarle el puesto a las promesas de nuestra cantera. La realidad es que Morata es un delantero contrastado, que ha jugado en la élite de la élite y que, para los envites de verdad, tiene mucho más cuajo y experiencia que cualquiera de nuestros canteranos.

Esto no quiere decir que haya que dejar de lado a los canteranos. Nadie más que yo ha defendido, siempre, el necesario trabajo que hay que hacer en la cantera, porque allí no sólo se fabrica el talento, sino también el sentimiento. Pero lanzar a los leones a chicos sin experiencia es mandar a la hoguera a inocentes sin pecado. A ellos les toca crecer poco a poco y, sobre todo, aprender de las actiudes de los jugadores a quienes deben ganar el puesto. Morata lleva cinco partidos con nosotros y no ha dejado de pelear, de iniciar contragolpes, de pegarse con los defensores y de tirar desmarques. Ayer, tras marcar su primer gol con el equipo, el estadio se lo agradeció con una ovación atronadora. Y es que, al final, quien termina agradando no es sólo quien puede sino también quien quiere.

jueves, 21 de febrero de 2019

Volvió el Atleti

Volvió el Atleti; el de la pierna fuerte, el de la ilusión intacta, el del trabajo, el de la fe, el de la posibilidad, el del cuchillo entre los dientes, el del juego directo, el de la defensa de hierro, el del centro del campo plagado de minas, el que engancha con la grada, el que vuelve a recordarse a sí mismo que ganar pasa por no perder la esencia.

Volvió el Atleti; el del gol por insistencia, el de la victoria trabajada, el del paradón nuestro de cada día, el de los laterales incisivios, el de la vieja guardia, el de los atributos de un entrenador que pierde la cabeza con la euforia, el que le muestra al mundo que cuando aprieta los dientes es el hombre del saco, el que dicta el ritmo del partido porque se juega a lo que él quiere.

Volvió el Atleti; el que quiere aspirar a todo, el que huye de malos farios, el que señala a los dudosos, el que viste de orgullo a su gente, el que pelea cada pelota, el del centro del campo con chicos de la casa, el de los uruguayos, el del francés guerrillero, el del animal con el número diecinueve, el Atleti del Cholo que nos sacó de la letanía y nos llevó de nuevo a creer. Y en la fe persisten nuestros sueños. Queda un partido de vuelta, queda un mundo por sufrir, pero queda para siempre la impresión de que el Atleti es más que favorito cuando quiere parecerse a sí mismo y no a lo que quieren que se parezca.