miércoles, 27 de febrero de 2019

El no fútbol

El no fútbol es todo aquello ajeno al juego que genera ruido mediático a los que prefieren el morbo al análisis sintáctico. El no fútbol simplifica las cosas y separa el grano de la paja; todos aquellos adscritos a los preceptos del no fútbol jamás sabrán mirarte a los ojos para contarte una verdad, porque ellos preferirán vivir siempre en la mentira y, siempre, al tanto de la absurdez.

No me gustó el gesto de Simeone, igual que no me gusta la actitud defensiva que ha tomado el club en su cuenta de Twitter, pero no me gustaría perder más de un minuto hablando de ello. Entiendo que el primero fue un impulso conducido por el estado de emoción y lo segundo es una manera de hacerse ver ante los poderes fácticos. Punto y final.

El problema es que lo que los demás quieren que seamos es lo que han decidido que somos. Si algo desterró el cholismo fue el victimismo y si algo ha ensalzado ha sido la competitividad. Ni somos llorones ni somos macarras; bueno, lo úlitmo igual sí, pero macarras con ganas de molestar, no macarras con intención de dañar. Y por lo que se ve sí, molestamos. Y bastante.

lunes, 25 de febrero de 2019

Morata quiere

Los debates duran lo que tarda la realidad en poner las cosas en su sitio. Durante días, casi semanas, estuvimos dándole vueltas a un tema que, antes de concretarse, ya sabíamos que nacería torcido. Y lo sabíamos porque tendemos más a leer lo que dicen de nosotros que lo que pensamos nosotros mismos. Es el pecado capital del aficionado que pasa el día constantemente mirando detrás de su espalda. Nosotros somos de mirar hacia adelante, nuestro barco es el Atleti y, nos gustemos más o menos, todos formamos parte de la tripulación.

A Morata ya le habíamos sentenciado antes de verle jugar. Es el problema de juzgar mediante prejuicios. Estuvimos analizando su pasado, aniquilando su presente y dejándole sin futuro porque, según algunos, era un madridista que venía a quitarle el puesto a las promesas de nuestra cantera. La realidad es que Morata es un delantero contrastado, que ha jugado en la élite de la élite y que, para los envites de verdad, tiene mucho más cuajo y experiencia que cualquiera de nuestros canteranos.

Esto no quiere decir que haya que dejar de lado a los canteranos. Nadie más que yo ha defendido, siempre, el necesario trabajo que hay que hacer en la cantera, porque allí no sólo se fabrica el talento, sino también el sentimiento. Pero lanzar a los leones a chicos sin experiencia es mandar a la hoguera a inocentes sin pecado. A ellos les toca crecer poco a poco y, sobre todo, aprender de las actiudes de los jugadores a quienes deben ganar el puesto. Morata lleva cinco partidos con nosotros y no ha dejado de pelear, de iniciar contragolpes, de pegarse con los defensores y de tirar desmarques. Ayer, tras marcar su primer gol con el equipo, el estadio se lo agradeció con una ovación atronadora. Y es que, al final, quien termina agradando no es sólo quien puede sino también quien quiere.

jueves, 21 de febrero de 2019

Volvió el Atleti

Volvió el Atleti; el de la pierna fuerte, el de la ilusión intacta, el del trabajo, el de la fe, el de la posibilidad, el del cuchillo entre los dientes, el del juego directo, el de la defensa de hierro, el del centro del campo plagado de minas, el que engancha con la grada, el que vuelve a recordarse a sí mismo que ganar pasa por no perder la esencia.

Volvió el Atleti; el del gol por insistencia, el de la victoria trabajada, el del paradón nuestro de cada día, el de los laterales incisivios, el de la vieja guardia, el de los atributos de un entrenador que pierde la cabeza con la euforia, el que le muestra al mundo que cuando aprieta los dientes es el hombre del saco, el que dicta el ritmo del partido porque se juega a lo que él quiere.

Volvió el Atleti; el que quiere aspirar a todo, el que huye de malos farios, el que señala a los dudosos, el que viste de orgullo a su gente, el que pelea cada pelota, el del centro del campo con chicos de la casa, el de los uruguayos, el del francés guerrillero, el del animal con el número diecinueve, el Atleti del Cholo que nos sacó de la letanía y nos llevó de nuevo a creer. Y en la fe persisten nuestros sueños. Queda un partido de vuelta, queda un mundo por sufrir, pero queda para siempre la impresión de que el Atleti es más que favorito cuando quiere parecerse a sí mismo y no a lo que quieren que se parezca.

miércoles, 20 de febrero de 2019

En japonés

Que el Atleti lo tiene en japonés todo el mundo lo sabe. Se enfrenta al ganador de las últimas siete ligas italianas, con dos finales de Champions en el último lustro y con el brillo latente de un goleador imperecedero como es Cristiano Ronaldo. Un bloque firme y sólido que no pierde la compostura y que sabe ganar por insistencia antes que por aplastamiento. De lo peorcito que le podía tocar en el sorteo.

Ahora bien, existe una extraña sensación dentro del sentir rojiblanco que indica que ellos tampoco lo tendrán fácil. Que pueden ser los favoritos, que pueden traer todo el glamour del mundo y que pueden lucir estrellas en el pecho que causen admiración, pero que, en el fondo, seguimos creyendo que, un día de estos, volveremos a ser un ejército, volveremos a hacer que los astros se unan y volverá a estallar en el cielo una pasión en rojo y blanco.

Lo tenemos en japonés, habremos de buscar traductor, entender el idioma y contestar como merece la competición. Claro que no va a ser fácil, nadie dijo que lo fuera, pero si existe un tipo que nos ha hecho creer y le hemos seguido ciegamente hasta aquí, no vamos a detener el tiempo para lamentarnos antes de tiempo. Para llorar habrá tiempo, quizá mañana, quizá el mes que viene. Ahora toca jugar y toca querer ganar.

lunes, 18 de febrero de 2019

La identidad

La identidad es el continuo camino de regreso a casa, es el legado que debe permancer, el tesoro que se debe conservar, el continuo desafío que se debe buscar. La identidad te ofrece un lugar de seguridad, un motor de acción, un objetivo para fabricar ilusiones. Porque los sueños están hechos de certezas y el Atleti de Simeone, hasta hoy, tenía una certeza por encima de las demás; era un equipo incómodísimo para el rival.

Si perdemos la intensidad lo perdemos todo. Si dejamos que el rival nos rompa líneas con facilidad, si dejamos de topar en el medio, de meter la pierna con fe, de saber que el estilo pasa por apretar los dientes, nos convertiremos en el equipo más previsible del mundo. Vale que le tengamos que dar la razón a los que dicen que no tenemos plan de ataque; allá ellos, pero no podemos dejar de presumir de nuestro rocoso plan defensivo. Abocarse a Oblak o a la pareja de centrales no es la mejor situación para soñar en grande.

Durante los últimos partidos nuestra línea media ha parecido un grupo de hermanitas de la caridad. Dejan jugar, dejan tocar, dejan que el balón se cuele entre líneas y allí, en el lugar donde correr contra la espalda supone encontrar la precisión continua, te expones a un contínuo cara o cruz donde a nuestro portero le da por ganar batallas mientras el equipo se centra en la guerra. La identidad por delante y el resultado siempre como consecuencia. Las premisas están claras: trabajo, fe y esfuerzo. Es el Atleti del Cholo, nos puede gustar más o menos, ese es otro debate, pero con estos preceptos, cuando hemos sido un equipo identitario hemos sido un equipo muy muy difícil de ganar.

jueves, 14 de febrero de 2019

Una década

Hace siete años el Atleti era uno de los mayores desastres deportivos existentes. Acuciado por las dudas constantes, quemaba proyectos y destrozaba jugadores al ritmo frenético que imponían su exigencias. Derrotas vergonzosas y actuaciones hirientes, provocaban que siguiesemos siendo, una y otra vez, la chanza recurrente de cada lunes.

Hace siete años Simeone cogió a un equipo en ruinas y lo llevó a competir contra los mejores. De ver la Champions en la tele a jugar dos finales, de acabar a treinta puntos del primero a ganar la liga, de ser comparsa a convertirse, por primera vez en mucho tiempo, en la mosca cojonera que les tocaba las narices a los dos grandes.

Siete años después, Simeone ha alargado su compromiso hasta 2022, lo que implica que completará, si todo rueda como creemos, una década al mando del club. Una década en la que ha cambiado el juego, la fe y la ambición. El Atleti, con Simeone, ha encontrado algo que parecía imposible y es un estilo propio. Ya no da bandazos; tiene decepciones, porque el fútbol es puñetero y seguimos siendo pobres respecto a los muy ricos, pero es un valor seguro de competitividad. Una década para decirle al mundo que si se trabaja y se cree, se puede.

martes, 12 de febrero de 2019

Basura informativa

A todos nos roban y a todos nos benefician. Desde esa premisa, voy a empezar a escribir mis tribulaciones sin que se llegue a pensar que busco algún tipo de excusa. Si me escapo por caminos serpenteados es porque hasta allí nos han llevado los camiones de la basura; allí, hacia ese descampado lleno de mentiras y medias verdades donde la podredumbre se vende y la sensatez se tritura.

No fue culpa del VAR, dijo Simeone. Correcto. Hay que buscar el problema interno antes que patalear por los externos; ni supimos imponer el juego ni supimos contrarrestar el suyo ¿Resultado? Derrota, una vez más, pero los pregoneros de la extremaución se han precipitado en hacer análisis en base a resultados desde el mismo lugar donde hace poco más de un mes nos vendían las palabras dirigidas a un tal José Luis.

No nos engañemos, las decisiones arbitrales, VAR mediantes, fueron catastróficas para nosotros. El problema no es que se equivoquen, el problema es el trato que mereces según quien seas. Estuvimos semanas debatiendo por una jugada en la que el portero tocaba el balón. Y así, de esa manera, puedo compartir el análisis del entrenador, pero también puedo entender a todos aquellos que se quejan. Porque al final nos han convertido a todos en cómplices y vícticmas de la basura informativa.

viernes, 1 de febrero de 2019

Partido clave

Existen momentos trascendentales a lo largo de la temporada. Partidos que, a priori, pueden parecer de normal importancia pero que, en un análisis más profundo, resultan de una necesidad casi vital. Porque marcan a fuego el futuro y ponen al equipo en el verdadero lugar de las pretensiones. El Atleti se juega algo más que la vida en el Villamarín, se juega afrontar el derbi con garantías y, de paso, no llegar a la eliminatoria contra la Juve en una situación de todo o nada.

De ganar, la fortaleza mental seguirá intacta. Estará en opciones de mantener la distancia dependiendo de lo que hagan Madrid y Barça, de seguir en la pelea, de poder seguir soñando con todo. De perder, entrarán las dudas y el Madrid, que ha cogido carrerilla, llegará al Metropolitano con la opción de morder y sacar sangre. Y eso, admitámoslo, sería terrible.

Y no será fácil. El Betis es, probablemente, el equipo más imprevisible de primera. Es capaz de asaltar el Camp Nou con una exhibición de fútbol y caer estrepitosamente contra el rival más sencillo. Si hablamos de motivación, este es un partido especial para ellos porque será un choque de estilos y tienen la opción de demostrar que el suyo es el estilo más válido. Solemos sufrir mucho contra equipos que tienen el balón porque tendemos a la reculación. Mucho más si nos adelantamos pronto. Será importante contar con jugadores veloces para saber controlar las contras. Alguna tendremos, seguro, y será de vital importancia saber aprovecharla.