jueves, 28 de junio de 2012

Cosas que no cambian

Existen cosas que no cambian; el aficionado español se sigue quejando por vicio aunque su selección ya no caiga en cuartos de final, cierto portugués sigue peleado con los momentos intrascendentes porque le mueve más el ego propio que el sentimiento colectivo, la prima de riesgo no da un respiro, los políticos se exceden de sus funciones para ahogar al ciudadano, se siguen formando atascos en la M-30, madrugar sigue sentando igual de mal, el colacao sigue estando mejor que el Nesquick y el gilismo sigue anclado en el Atleti después de veinticinco años.

Llegaron haciendo ruido y ahora son cómplices del silencio, llegaron ocupando portadas y ahora sólo obtienen una reseña, llegaron contando mentiras y ahora nadie dice la verdad, llegaron arrasando en tromba contra el periodismo y ahora han encontrado al periodismo como el mejor guardián de sus secretos. Hace veinticinco años el Atleti era un club competitivo donde sus socios tenían potestad para cortar cabezas. Cortaron la cabeza del doctor homónimo para suplicarle a Vicente Calderón que retomase el timón de la nave, pero la nave se fue a pique con la muerte de nuestro mejor presidente. Y mientras el barco se hunde y las ratas lo abandonan por la puerta de atrás, los patrones siguen obviando las vías de agua para hacernos creer que somos un lujoso transatlántico en un mar en calma. Cuanto peor van las cosas, más bonitas nos las pintan. Hay cosas que no cambian.

Se falsea una compra para robar un club, se oculta una deuda para no verse abocado al embargo, se desciende a segunda, se pierde crédito, se venden a los mejores jugadores y se fichan a defensas centrales de treinta y tres años para vender al mejor postor a un chico de la cantera. En tres líneas he resumido las principales premisas del gilismo: Delito, desprestigio y comisionismo. Y despropósitos, porque esto sigue siendo el pito del sereno y la casa de tócame roque. Y más que lo seguirá siendo porque amigos, igual que un lunes a las siete de la mañana en la M-30, existen cosas que no cambian.

jueves, 21 de junio de 2012

El victimismo

Uno de los grandes pecados del gilismo ha sido el del victimismo exacerbado. Durante años, Jesús Gil anduvo removiendo entrañas haciendo creer que el mundo en general y los poderes fácticos en particular, estaban en contra del Atleti. Así, un día se levantaba despotricando contra Plaza, al día siguiente hablaba de Villar y un día más tarde iba más allá y se enfrentaba al gobierno de la nación erigiéndose como salvador de la patria sentado en su poltrona robada al Atlético de Madrid. Aquellos movimientos de ficha a la desesperada generó una corriente victimista que se fue inculcando en el seguidor del Atleti hasta terminar creyéndose que todos sus males eran por culpa de otros, nunca de sí mismos.

El Atleti tiene que pagarle un pastizal a la hacienda pública antes de fin de año y escucho voces que indican que esto solamente nos lo hacen a nosotros. Es el pecado de andar siempre pendiente del ajeno, que a veces se te escapa la viga de tu ojo por analizar la paja del de aquel. El Atleti le debe un dineral al Estado y tiene que pagarlo, eso es así, ni es culpa de este, ni de aquel, si no de quienes han generado esa deuda sobrehumana mientras jugaban al monopoly con millones de sentimientos. Que otros paguen o dejen de pagar no es problema del Atleti porque el Atleti tiene un problema llamado deuda y tiene otro mayor apodado como dúo prescrito.

No tardará el club en verse obligado a desprenderse de todos sus mejores activos; esto incluye a Falcao, a Arda y a Adrián. Luego nos contarán que cada jugador juega donde quiere y nos obligarán a poner cara de infelices porque nuestros ídolos se marchan en busca de fortuna a otros parajes con más aspiraciones. Nadie dirá quien tiene la culpa de la deuda, ni quien tiene la culpa de que el Atleti no haya sido capaz de formar un equipo competitivo en los últimos quince años. No hablo de Europa League, ni de Supercopas, hablo de un equipo que se mantengar regular en los puestos altos de la liga durante un lustro. Hablo del Atleti de antes. Hablo de un sueño que no podremos cumplir porque mientras ellos juegan con nuestros sentimientos, nosotros seguiremos analizando la paja en el ojo ajeno.

martes, 19 de junio de 2012

Inversión de futuro

El Atleti sigue mirando hacia adelante, después de la incorporación del Cebolla Rodríguez, de veintisiete años y de Emre Belozoglu, de treinta y dos, llega el Cata Díaz, con un mes por delante para cumplir los treinta y tres años. Con la vista puesta al largo plazo, el Atleti se vuelve a hipotecar con jugadores que llegan de vuelta y que ya han jugado los mejores veinticinco partidos de su carrera.

He sido abonado del Getafe durante los últimos once años y puedo asegurar que el Cata es el mejor defensa (Belenguer aparte) que se ha visto por allí. Ahora, a la hora de analizar, entran en juego dos factores; uno de ellos es la edad, y el otro y más evidente, es que el Atleti no es el Getafe, y si no, solamente hace falta recordar el caso de Pernía. Con el Cata, el Atleti ha fichado un defensa que va bien por arriba, es contundente en la anticipación y sabe sacar el balón jugado, que no es poco.

Entonces ¿Dónde está el truco? Pues en que el Cata ya no es un chaval. Durante esta última temporada se le han visto demasiado la costuras como para seguir considerándolo un defensor de garantías. Nunca ha sido rápido y ahora lo es menos, nunca ha tenido una cintura ágil y ahora la tiene más rígida todavía. El caso sangra aún más cuando somos conscientes, a través de la prensa, de que el elegido para abandonar el barco es Álvaro Domínguez. Un chico joven, de la casa, que conoce el escudo a cambio de un veterano con mil guerras, que no conoce el club ni sus exigencias. O lo he entendido mal o esto es lo más parecido a un tocomocho.

viernes, 15 de junio de 2012

El consejero delegado, el presidente y el director deportivo

Hace ya veinticinco años que el Atleti dejó de ser de sus socios. Hubo una mañana en la que nos despertamos con el fallecimiento de Vicente Calderón y con el cadáver aún caliente, Jesús Gil aparecía haciendo mucho ruido y anunciando fichajes de postín a bombo y platillo. Los que le creyeron, que fueron muchos, le votaron, y ahí comenzó el principio de nuestro fin.

Con su discurso victimista, su manía de enfrentarse al mundo en nombre del Atleti y su populismo barato, el gilismo fue haciendo del Atleti un club cada vez más pequeño. Cinco años después de llegar al poder, se erigió en salvador de la patria y anunció el fin del Atleti como club de socios para empeñarlo en nombre de las sociedades anónimas. El tiempo demostró que aquella adquisición del club fue fraudulenta y que no lo compraron, si no que lo robaron.

El padre falleció, pero el hijo tomó el timón de un barco a la deriva y no hizo sino dejar que se hundiese poco a poco. El juez imputó al padre, al hijo y a ese espíritu santo, de profesión productor cinematográfico, que recorría los estudios de radio y televisión con el chascarrillo fácil en la boca y la mirada de angelito tras las gafas de pasta. No hemos tenido suficiente con aguantar años esclavizados con un consejero delegado y un presidente imputados por la justicia, sino que ahora, también, el director deportivo también ha sido llamado a filas por la justicia. Esto es el Atleti, antes un club de fútbol, ahora un club de alterne.

martes, 12 de junio de 2012

Diego lo sabe

Dice Diego, con el petate listo para regresar a Wolfsburgo, que a la gente le hubiese gustado que él se quedase. No hace falta recordar por qué, simplemente Diego ha significado esta última temporada el jugador que siempre hemos estado esperando; el tipo que aglutina el juego, que pide la pelota, que observa los desmarques, que siempre da el pase correcto y que permite al equipo avanzar un paso en la transición ofensiva.

Diego sabe que le queremos, pero otros no. Otros venden activos, negocian con agentes portugueses, piden comisiones bajo manga, hacen el egipcio y se hacen el sueco. Porque a esos otros no les importa el Atleti sino que se importan a sí mismos. Un jugador allí, un paquete acá y un título de vez en cuando para callar bocas y, después de todo, me nombran gestor del año. Menudo chollo.

El gestor del año no va a hacer un esfuerzo por Diego. Más que nada porque recurrirán a la falta de liquidez como excusa ante la inoperancia. Nadie sabe qué ha sido del poder económico del que antaño era tercer equipo de España en cuestión presupuestaria, nadie sabe donde queda aquello de que la rojiblanca la visten los grandes jugadores, nadie sabe porque Diego no puede estar hoy donde estuvieron Leivinha y Dirceu. Diego no va a seguir en el Atleti, pero los otros dos sí lo harán. Y así seguirá siendo mientras el mundo les siga aplaudiendo las gracias. Así, ni Diego, ni Torres, ni Agüero y, dentro de poco, tampoco Falcao.

lunes, 11 de junio de 2012

Sin césped

El Calderón está sin césped, esa es la noticia del día. Cuesta demasiado mantener una bitácora diaria cuando no existen noticias de relevancia a las que poder acudir. Que te cuenten que el Calderón está sin césped significa que no tienen nada que contarte y la vida sin nada que saber se hace larga, tediosa, plomiza. Tanto casi como este post.

Seguimos siendo tan ilusos que aún, en estas fechas veraniegas de pre pretemporada, volvemos a pinchar esa página de ese diario deportivo, esa otra que vende rumores y aquella otra que dice que exclusiviza certezas, pero no hay nada que saber. Seguimos queriendo creer que un día nos despertaremos y veremos a ese crack que tanto nos gustó en aquel partido vestido con la rojiblanca y diciendo aquello de que su sueño siempre había sido el de jugar en el Atleti.

Pero no nos podremos mojar nosotros con esos sueños imposibles, porque en el Atleti hace tiempo que no llegan Futres cada verano. Vienen Emres, Cebollas y, en el peor de los casos, algún Pato Sosa que otro. Y si viene un Falcao o un Forlán es porque antes se ha vendido a un Agüero o a un Torres. Así que de soñar, nada de nada. Aunque sigamos pinchando esa página de ese diario deportivo o esa otra que vende rumores. No hay noticias de un Atleti competitivo de cara a la próxima temporada, sólo hay noticias del césped. O sea, que no hay noticias.

miércoles, 6 de junio de 2012

Ante la Eurocopa

Como español me encuentro en la obligación moral de animar a nuestra selección en cada gran evento. También existe convicción sentimental, no crea nadie que se trata sólo de palpitaciones de cara a la galería, me gusta esa sensación de cosquilleo en el estómago cada vez que la roja afronta un partido de las grandes citas y qué más puedo decir sobre esa inconmensurable sensación de euforia cada vez que la selección ha salido campeona. Indescriptible.

Indescriptible, sí, porque en las victorias de Austria y Sudáfrica hubo un tinte pasional que nos hizo volver a todos la cabeza hacia atrás y recordar aquellas lágrimas derramadas cuando algún Pfaff, algún Baggio o algún Zidane se cruzaban en nuestro camino. Indescriptible porque aquellos triunfos nos condujeron a un estado general de ánimo exacerbado en el que todos, rojiblancos, blancos sin rojo y los de rojo con azul, bajábamos a la fuente del barrio y nos abrazábamos como si no fuesen a existir más derbis, como si aquello hubiése significado el éxtasis definitivo de un sueño hecho realidad.

Indescriptible, sí, pero costoso de equiparar a aquellas tardes de Hamburgo y Bucarest en las que el Atleti tocó el cielo haciendonos saber a todos que aquel afamado doblete no iba a ser la última muesca de nuestro revólver. Indescriptible, sí, pero no inigualable, porque por muy fuerte que cantase aquel gol del niño contra Alemania o aquel otro de Iniesta frente a los holandeses, ningún grito se puede comparar a aquel que nació de mi garganta cuando Forlán vacunó a Fulham en el bendito minuto ciento dieciséis. Porque yo soy de España, sí, y mucho. Pero primero soy del Atleti.

martes, 5 de junio de 2012

Los éxitos de la cantera

Las cuentas del club dentro de las redes sociales alardean de los éxitos de los equipos de las inferiores del Atleti. A los campeonatos del alevín, infantil, cadete y juvenil hay que sumar los dos últimos trofeos de prestigio mediático que han colocado a nuestra cantera en las portadas; el torneo de fútbol siete para niños en Benalmádena y el mundialito sub17 celebrado en Colmenar Viejo. Nuevos triunfos para viejas pretensiones, pero ¿Sirven de algo?

El filial, plagado de jovenzuelos pecosos y otros resíduos fichados a deshora con el objetivo de maquillar el resultado final, ha quedado en un dignísimo quinto puesto y el juvenil A alcanzó las semifinales de la copa de España cayendo por un gol ante un Espanyol que lleva años demostrando qué quiere decir trabajar bien con la cantera. Sin embargo, las noticias y rumores siguen soltando nombres de tipos de dudosa calidad e intrigante compromiso. Ayer un Lafita, hoy un Yilmaz, mañana un Capel ¿Qué pueden aportar ellos que no pueda aportar un chico que es del Atleti?

Los equipos grandes se fijan en tipos grandes y cuando no tienen opción de alcanzar la cuota de calidad exigida, entonces tiran de sentimiento y miman lo que tienen por debajo ¿Lafita? ¿Yilmaz? ¿Capel? ¿Por qué no Oliver, o Pedro, o Noguera? Porque en el juego de las comisiones, los comisionistas juegan cartas marcadas y los niños juegan con los ojos tapados. Por tipos como Lequi, Luccin o Galletti, perdimos a otros como Mario, Casquero o Del Moral. No eran estrellas, es cierto ¿Pero alguien duda que hubiesen aportado mucho más los segundos que los primeros? Otros, como Sergio Torres, Rodríguez o Borja, titulares con exitosas selecciones inferiores, se quedaron en el camino. El tiempo demostró que no valían para la élite, pero nadie les prestó, ni siquiera una mano para ofrecer una oportunidad. Vale más el fichaje de medio pelo, la comisión y la venta de humo propagandística. Dentro de dos años, cuando no sepamos que hacer con los Lafitas, Yilmazes y Capeles de turno, igual nos acordamos de ese chaval que despunta en ese equipo de segunda división y resulta que, revisando su ficha, descubrimos que jugó en la cantera del Atleti. Otro trasto romo, otro juguete roto ¿Sirven de algo los éxitos de la cantera?

viernes, 1 de junio de 2012

Diego en Wolfsburgo

No es ninguna sopresa, ya ni siquiera teníamos temor porque era un secreto a voces, una verdad que nadie había declarado pero que todos conocían. No por ello dejamos de sentirnos desasosegados; Diego regresa a Wolfsburgo bien para cumplir su contrato o bien para que el equipo saque una buena tajada por él, que está en todo su derecho. Lo que nos aploma es saber que nosotros no seremos ninguno de esos equipos que esté en capacidad de luchar por su fichaje y saber que le perdemos, así, sin más, duele, por más que tengamos que asumir su pérdida como ya asumimos los de otros tipos que cogieron el avión rumbo a las islas británicas después de haber sido idolatrados bajo el eco del Calderón.

Diego fue el tipo que durante tanto tiempo anduvimos buscando, y es por eso que chirría que el club no esté en disposición de hacer un sacrificio. Los vendelíneas nos vienen con el cuento del ajuste económico, de la deuda, de la escasez de capital, pero ¿Quién es el responsable de que el Atleti esté sin un duro? Los nombres son dos, uno tiene apellido de árbol frutal y el otro apocopa con los suyos el nombre de una inmobiliaria. Ellos tienen los bolsillos llenos y el club que dicen que aman (permiso para una risotada) tiene las arcas vacías. Así funcionan los clubes en España.

Se va Diego y llega Emre, y dicen que llegará Jurado. Esto debe ser como el dos por uno de los grandes almacenes pero versión tocomocho. Diego ha demostrado fútbol, empaque y conocimiento del juego, Emre es un misterio de treinta y dos años y Jurado, que ya estuvo por estos lares dejando detallitos e inconstancia, viene de rebote después de dos temporadas como suplente en ese equipo que antes nadie conocía y cuya camiseta ha inundado nuestra ciudad desde hace un par de años. Se nos vuelven a reir en la cara y quizá, cuando veamos a Diego destilando fútbol con otra camiseta y nos preguntemos qué hizo mal el Atleti para no ficharlo, habremos de girar la cabeza hacia el palco y buscar a los dos responsables. Uno tiene apellido de árbol frutal y el otro apocopa con los suyos el nombre de una inmobiliaria.