miércoles, 10 de mayo de 2017

El orgullo

El orgullo no es una palabra barata. No es un complemento de usar y tirar ni un cerrojo contra el resentimiento. El orgullo no es una llamarada contra la demagogia ni un arma arrojadiza contra la rabia. El orgullo es un sentimiento que respalda al corazón y que alivia a la conciencia. El orgullo es saberse ganador en el duelo contra tu propio pesimismo y saber levantarte con la cabeza alta aún después de haber caído desde lo más alto.

El orgullo es una pierna fuerte en el medio del campo, una carrera apasionada junto a la banda, un centro al área entre un mar de piernas, un dribling en el borde del área, un gol de cabeza y otro de penalti y no desfallecer aunque te asesinen de cruel manera. Porque el orgullo no es morir sino vivir con las heridas. El orgullo no es llorar sino presumir de cicatrices.

El orgullo es una camiseta rojiblanca empapada en sudor. El orgullo es una lágrima y un aplauso, un cántico bajo la lluvia y una eliminación cobrada a precio de oro. El orgullo es regresar a casa con la sensación del trabajo bien hecho, llegar a la cama con la mirada encendida y soñar despierto con la próxima oportunidad. El orgullo es mirar abajo y ver a un señor de negro encendiendo la mecha. El orgullo es mirar arriba y saber que el cielo llora por nosotros aunque nosotros no lloremos hoy por nadie. El orgullo es esto; ser del Atleti. Saber que así se puede perder. Saber que perder así a veces también significa ganar.

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