miércoles, 17 de abril de 2019

La lección del Ajax

La Juventus no es menos equipo ahora por haberse eliminado. Me sigue pareciendo un equipo poderoso, con los conceptos muy claros y que en una noche buena, como le ocurrió ante el Atleti, te puede mandar a la lona; porque tiene una defensa curtida, un centro del campo poderoso y un delantero aniquilador. Ahora bien, no conviene confiarse de ninguna de las maneras y, sobre todo, no conviene afrontar los partidos desde la perspectiva de la confianza porque, de vez en cuando, los designios se unen y te dan lecciones de vida. La lección que anoche dio el Ajax en Turín no fue sólo para la Juve sino también para el Atleti.

Porque no se trata de valorar, exclusivamente, al Ajax como un equipo ofensivo y sin temores. No es ahí donde residen las lecciones a aprender, sino en el sino de la identidad. El Ajax no perdió su identidad en ninguno de sus partidos ante Real Madrid y Juventus. Hablamos de dos de los equipos más poderosos del continente a los que el Ajax enfrentó sin complejos, avocado a ser goleado por descuidar la espalda y con el riesgo de ser escarniado públicamente ante los defensores de lo evidente. Más allá del descaro está la personalidad. El Ajax la tuvo en Turín y en el Bernabéu. Al Atleti le faltó ser él para lograr lo que sí hicieron los holandeses.

Porque existen equipos ofensivos y equipos defensivos, equipos intensos y equipos que gustan de esperar, equipos aguerridos y equipo más estilistas, pero lo que lleva a la perdición es ser un equipo sin personalidad. Si algo generó el Cholo en el Atleti campeón que construyó es un equipo que se identificaba con unos valores; pierna fuerte, repliegue solidario y contragolpe fugaz. Aprovechar siempre los errores ajenos, llegar siempre un segundo antes a la pelota. Cuando el Atleti perdió la identidad perdió los títulos y, sobre todo, hizo perder las ilusiones. Está a tiempo de recuperarlo todo porque el arquitecto sigue en su sillón y porque el buen maestro sabe hacer aprender a los alumnos de sus errores. La lección la dio el Ajax; o identidad o muerte. No hay medias tintas.

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