jueves, 28 de enero de 2021

Un nuevo milagro

Temblaba cada vez que jugaba. Le observábamos la mirada y descubríamos temor, pánico escénico, ganas de salir corriendo de nuevo hacia el túnel de vestuarios. El balón le quemaba en los pies y tan nubladas estaban sus percepciones que, generalmente, tardaba demasiado en decidir y siempre decidía mal. Un regate a medias, un pase fácil a los pies del contrario, una carrera absurda, un cuerpeo perdido. Y siempre llegaba un segundo tarde a la presión.

Ahora se muestra firme, decidido. En su mirada hay ganas de competir, de apretar los dientes, de ser el primero en empezar a correr y ser el último en aparecer por el túnel. Busca el aplauso, la conformidad, la confirmación definitiva de que aún se acuerda de jugar al fútbol. Filtra balones con facilidad, no se complica en exceso pero ha dejado de perder balones tontos y ha conseguido que, con su esfuerzo, se haya convertido en uno de los pilares de la presión del equipo. Le ha quitado el puesto a Saúl y es el oxígeno que encuentra Koke en tres cuartos cuando no tiene clara la iniciación de la jugada.

Thomas Lemar ha cambiado. Y ninguno lo esperábamos porque todos le dábamos por terminado. De repente, no sólo ha aprendido de nuevo a jugar sino que se ha sentado delante de un periodista para decirle que el Atleti es esfuerzo y que él está dispuesto a esforzarse hasta el máximo. Le teníamos muchos milagros apuntados al Cholo pero este, por inesperado, es uno de los más increíbles. Y luego, que por qué le veneramos.

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