jueves, 3 de junio de 2021

No nos toques la columna

El gilismo es aquel movimiento directivo destinado a cercenar las ilusiones de sus aficionados cuando sus cuentos de la lechera ya están con el cántaro al lado del depósito. Uno cree que el proyecto de su equipo está consolidado, que solamente le faltan dos o tres retoques para continuar luchando en la élite y, de repente, zas, te venden a un Falcao, a un Diego Costa, a un Arda o a un Griezmann y te echan abajo las ilusiones y las expectativas.

De primero de gilismo es desmantelar un equipo campeón cuando la columna vertebral está bien definida. Ocurrió en 2014 cuando Courtois, Filipe y Diego Costa marcharon al Chelsea después de ser campeones de liga, ocurrió hace dos años cuando, con un proyecto con muy buena pinta, dejaron escapar a Lucas, Rodri y Griezmann y puede ocurrir hoy porque con el gilismo nunca se sabe y nunca dejas de sorprendente, pero apunten algún nombre; entre Oblak, Giménez, Saúl y Joao Félix va a salir uno sino salen dos.

Por eso luego nos sorprendemos cuando a Simeone le piden milagros mientras le quitan piezas al motor de su coche. Que haya quedado primero en esta carrera no significa sólo que es el mejor piloto, sino que es, además, el técnico de la liga que mejor conoce su producto. Con lo que le van fichando, aparentemente siempre peor de lo que se va yendo, el tipo va consiguiendo que las piezas encajen y que el equipo no deje de ser eso, un equipo con letras mayúsculas. Pero si queremos seguir en la línea, si queremos seguir disfrutando de esta gozadera tan linda, le diremos al tipo que conjuga los preceptos del gilismo que, por favor, no nos toque la columna vertebral del equipo. No nos hagas lo de siempre.

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