lunes, 4 de abril de 2022

Matheus Cunha

El tipo llega como segunda opción y aún así mantiene la sonrisa; en su presentación promete compromiso y se muestra agradecido y afortunado. Sabe, como todos, que no será opción preferente y habrá de ganarse el lugar, amén de que le han fichado como nueve cuando él nunca ha desempeñado ese rol y aún así se esfuerza en reconvertirse y se muestra confiado en cada lance.

No llevaba ni dos semanas en el equipo cuando la directiva le consigue al entrenador su capricho personal y Griezmann regresa al club, con lo que tiene que restar un lugar en la escala de preferencias. Lo que para otro jugador hubiese significado un duro golpe, para Cunha fue una motivación extra. Y se vio enseguida que el hambre y las ganas de ser importante no están reñidas con la humildad y con la alegría. Empezó a sumar minutos, empezó a ser cada vez más diferencial y empezó a ganar titularidades como quien gana duelos al sol.

Y aquí está, recién salido de una lesión, sin derramar un lágrima, sin conceder un reproche, jugando pachangas con chavales en la plaza de un pueblo, volviendo a sonreír y volviendo a decirnos que quiere ser el tipo que cambie nuestra historia. Después de dos meses largos sin jugar, salió contra el Alavés cuando el equipo más apático estaba y en dos minutos ya lo había puesto directo a la victoria, porque comenzó a moverse, a disputar balones, a jugar al fútbol y provocar peligro. Participó en los tres goles que anotó el equipo desde su salida y dejó la impresión de que es uno de esos futbolistas a los que habremos e querer, sí o sí, durante los próximos años. Porque tiene fútbol, energía y mucho flow.

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