martes, 3 de mayo de 2022

El pasillo

El primer pasillo dentro de la competición española data de 1970 y se lo hicieron al Atlético de Madrid. Antes de que el Athletic nos eliminara de la Copa y después de haber quedado segundos en liga a tan sólo un punto, los bilbaínos, en buena lid y cargados de respeto y honor, se cuadraron ante los nuestros y honraron un campeonato que costó mucho sudor y esfuerzo. Porque ese es el principal motivo que debe tener el tan citado pasillo: el de honrar al campeón, aplaudirle, reconocerle su logro y, después, ponerse a jugar al fútbol como siempre se ha hecho.

El Madrid y por ende, el madridismo, tiene un problema endémico y es que necesita ser alabado hasta cuando no lo merece. Un narcisismo exacerbado que ha cruzado generaciones. Es como ese niño abusón del patio del colegio al que todos rinden pleitesía pero que, cuando sale un niño que no le tiene miedo y le replica, su respuesta es patalear y chivarse al profesor quien, como además le tiene por su alumno preferido, termina por defenderle y castigar al valiente que se ha atrevido a replicarle.

Tras aquel primer pasillo, era tan sólo cuestión de tiempo que ellos también tuviesen el suyo. Y como ganaban más que nadie, se sentían colmados de felicidad y de honores al verse casi siempre en el centro de atención. Tan plácidamente se encontraban en el halago contínuo que, una vez que siguieron ganando, pasaron de obtener un pasillo siempre improvisado a exigirlo como cuota a pagar por su abono a la victoria. De esta manera sacaron portadas y exigieron escarnio público a sus rivales quienes ya no debían honrarle sino humillarse y postrarse ante su majestad.

Todo el cuento de la pleitesía ante el rey cambió el día en el que a ellos les tocó hacer pasillo al Barcelona. Estaba claro que había un problema de celos, de envidia y de rabia y el alumno abusón se chivó al profesor y el circo mediático montó un debate insustancial donde simplemente debería haber habido una tradición que respetar. Salió el entrenador y el capitán a decir que eso del pasillo nada, que ellos pueden humillar pero que nunca pueden ser humillados, faltaría más. Y ahora, después de dejar esos polvos en el camino, se encuentran con un fango en el que quieren que se revuelquen los demás y piden, por lo civil y lo criminal que el Atleti pague las deudas adquiridas y se humille ante ellos para poder presumir de foto y de unos valores que ellos mismos perdieron el día que pisotearon la tradición.

Así que, resumiendo el comunicado del Atleti de ayer: Ahora les va a hacer el pasillo su puñetera madre.

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