lunes, 16 de enero de 2023

Todas las culpas al mismo

Lucas es indiscutible en el Bayern Munich, Rodri es capital en el Manchester City y Thomas es el jugador fundamental del Arsenal, cuyo único partido perdido coincide con el único partido en el que Arteta no pudo contar con él. Estos tres jugadores, hoy en día, nos los imaginamos de rojiblanco y se nos caen las lágrimas. Y el caso es que los tuvimos. Uno fue vendido por ochenta, otro por setenta y el último por cincuenta. En sustitución de ellos, el club fichó a Mario Hermoso, Héctor Herrera y Geoffrey Kondogbia. Y aún así, con estos y sin aquellos, Diego Pablo ganó una liga.

Una liga en la que fueron capitales Trippier y Luis Suárez. Al primero lo regalaron al que hoy va tercer clasificado en la Premier, donde es pieza fundamental y el segundo se vino abajo por la edad y las lesiones, pero decidieron que sus piezas sustitutivas fuesen Nahuel Molina y Álvaro Morata. Ante la marcha de Joao y Cunha en invierno, no se ha fichado nada, ha aparecido Barrios como un soplo de aire fresco y no nos podemos agarrar a nada más porque no tenemos nada más.

Los centrales titulares son dos golfos que se pasan la temporada en la grada y los suplentes son de un nivel tan bajo que llega un Almería cualquiera y de un balón cruzado te saca un gol. El medio campo es un parcheado sin tensión ni comunión con jugadores poco inteligentes que no saben ni cuando están en fuera de juego y los delanteros tienen el gol apuntado en el último lugar de la lista de tareas pendientes. El equipo es cada vez peor y, por ende, juega cada vez peor. Y, aviso de spoiler: va a jugar todavía cada vez peor. Pero nosotros vamos a pelearnos y, sobre todo, vamos a echarle todos todas las culpas al mismo. Justo al que menos culpa tiene.

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