Hace tiempo que no lo sentía así, pero por abrumadora sensación, el Atleti es, ahora mismo, el mejor equipo de la liga. Aún con el tropiezo inmerecido en Barcelona y con la rabia de no poder estar a punto de jugar una final de la Copa del Rey que yo creo que hubiésemos disputado de manera más que solvente. Quien nos lo iba a decir después de un inicio tan perturbador y un parón tan largo debido al mundial donde dos de nuestros futbolistas fueron campeones del mundo y pensábamos que tal acontecimiento les había saturado el hambre para el resto de sus carreras.
Pero es que ahora mismo, sin esperarlo, Molina es el mejor lateral de la liga y De Paul, sí, De Paul, uno de los mejores centrocampistas del momento. Eso sumado al extraordinario momento de un Koke del que dudó todo el mundo y la sensación de que Griezmann es el puto amo, ha convertido al Atleti en una orquesta sinfónica donde cada uno interpreta su partitura a la perfección y mientras dan una nota tras otra, disfrutan como niños en un patio de colegio.
Esta nueva obra maestra de Simeone se ha colocado segundo en la liga y nos deja la amarga sensación de que si hubieran disputado, como Dios manda, los cuatro primeros meses de la liga, quizá otro gallo estuviera cantando y el Barça no estaría ahora mismo a falta de un sólo partido para ser campeón. Porque este Atleti de velocidad de crucero y paredes en la frontal, da la sensación de poder ganarlo todo de aquí a final de liga y de haber regalado un campeonato que debería haber luchado hasta el final y, sin embargo, va a terminar como un tiro dejándonos una doble sensación de satisfacción por el juego final por un lado y de amargor por no haber llegado a este tramo con la seria posibilidad de haberle dado algún disgusto a los dos grandes de nuestro campeonato.
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