lunes, 5 de febrero de 2024

Nos odian

Nos odian porque les competimos, porque les cuesta un horror ganarnos, porque ellos gastan la pólvora e su rey y contratan los mejores mercenarios para la guerra mientras nosotros hemos de conformarnos con nuestros soldados de fortuna, y aún así les llevamos al extremos, les hacemos echar el bofe, provocamos que canten olés con uno a cero y quince minutos por delante, nos odian porque nos creen acomplejados y el complejo es suyo por más Champions que decoren la vitrina de sus ensoñaciones.

Nos odian porque somos lo que somos, porque celebramos ser lo que somos, porque adoramos a nuestro padre Diego, porque estamos en las duras, en las maduras y en las que perduran, nos odian porque durante mucho tiempo fuimos mofa, chiste fácil y recurso perfecto para los lunes de consternación, nos odian porque plantamos cara, ponemos la frente, metemos la pierna y sacamos el pecho, nos odian porque, aunque nos roben a cara descubierta, seguimos peleando con el cuchillo entre los dientes y no dejamos que el ruido nos aísle de la verdad.

Nos odian porque somos lo que no tienen, porque tenemos lo que han perdido, porque pierden la dignidad cuando no son capaces de ganar y, aunque nos volverán a ganar muchas veces, saben que, mientras Simeone siga en el banquillo, seremos su china en el zapato y su dolor de muelas, porque, más allá del fútbol, de la vida y de la muerte, perdurará un sentimiento que en su caso cabe en una cajita de zapatos, porque nunca fueron seguidores de un club de fútbol sino de una sala de trofeos. Nos odian mucho y a mí, qué quieren que les diga, me encanta que nos odien.

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