lunes, 23 de septiembre de 2024

El partido que me esperaba

Suele ocurrirle al Atleti que las resacas le sientan fatal, que las euforias le llevan a caminos incorrectos y que, después de un buen partido en Champions suele dar la de arena en liga si se enfrenta contra un equipo de zona baja y lo hace fuera de casa. Y con esa manía suya tan arraigada de regalar las primeras partes, llega al tramo final con la urgencia en la garganta y la angustia en la mirada y al final, pues lo que esperábamos, un empate que es mal menor y a ver como, ya en la jornada seis, el liderato se pone a seis puntos.

Y es que, no nos vayamos a engañar, pese a que el equipo ha mejorado, seguimos teniendo dos equipos por encima a los que va a ser difícil alcanzar. Hemos pinchado contra el Villarreal, al que el Barça metió cinco, contra el Espanyol a quien el Madrid metió cuatro y ahora contra el Rayo al que, seguramente, también ganarán los dos con holgura. Pero no duele tanto la realidad como la sensación que deja siempre este equipo de que puede dar mucho más en estos partidos en los que se pierden las ligas y se ganan las dudas.

Y es que, para mi cabreo interior, el Atleti hizo el partido que me esperaba. Ese en el que se acula ante las embestidas del rival, en el que ve mirar los pases del contrario como un espectador de un partido de tenis, en el que la pelota quema, en el que no hay colaboración ni competitividad, esos partidos fríos del Atleti que te dejan helados. Le podemos echar la culpa a Molina, a Koke, a Griezmann o a Julián, pero la verdad es que, con rotaciones y sin ellas, estos partidos ya son mala costumbre. Habrá que hacérselo ver de una puñetera vez.

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