Son muchos los lamentos después de conocer que, pese a haber quedado entre los ocho primeros en la primera fase de la Champions League y salvar la ronda previa con el desgaste que conlleva, uno de nuestros rivales será Real Madrid, Bayern Munich o Manchester City. Como si no hubiese valido la pena el esfuerzo, como si no deberíamos enorgullecernos de haber quedado quintos a tan sólo tres puntos de los dos primeros.
El primer error de este lamento es abandonar la premisa del partido a partido. Ahora mismo, más allá del enfrentamiento de octavos, lo que nos debería preocupar es el Mallorca y lo que venga después, que viene con curvas cerradas, pues que venga y lo afrontaremos. Y el segundo error es caer en el juego de los que nos pintan de favoritos en una competición en la que son muchos los que nos doblan en recursos y en presupuesto.
El Leitmotiv de este equipo es competir día a día, no importa el momento ni el rival. Durante estos últimos años, gigantes de hierro como el propio Madrid o el propio Manchester City, nos han apeado del camino por la pura lógica del favoritismo predeterminado pero siempre echando el bofe y dos gotas de sudor más de las esperadas. Porque el Atleti puede ser un equipo sin objetivos fijos, pero no puede dejar de ser un equipo sin miedo a lo que venga. Hemos pasado de ronda, celebremos y cuando llegue marzo pues que salga el sol por Antequera.
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