jueves, 6 de noviembre de 2014

Resarcimiento

Tras una dura derrota, lo que más ansia el aficionado es resarcir el daño. Lamerse las heridas, apretar los dientes y esperar que las huestes vuelvan a la carga y demuestren, otra vez, que una derrota puede ser un accidente y que el camino correcto sigue siendo la pelea, la intensidad y el aplastamiento por intención directa. El corazón del equipo debe seguir latiendo y demostrando que no hay nada que haga derribar el caparazón de acero del grupo. Tras Mestalla esperaba una redención. Borrón y cuenta nueva.

El problema de resetearse es que nunca terminan de quedar claros los objetivos. Para Simeone, y entiendo su postura, y hasta sus argumentos, la liga del Atleti es la misma que han de jugar Valencia y Sevilla. Pero para el aficionado que ha probado el buen champán es difícil regresar de nuevo al vino de mesa. No obstante, aunque la derrota ante el Valencia, puso al equipo con los pies en el suelo, no podían tirar la toalla tan pronto y mantenían como imperativo el seguir soñando. Más que nada, porque a nosotros nada nos impide seguir haciéndolo.

Lo que hemos visto durante el último mes es el reflejo del Atleti competitivo que todos recordábamos. No es que en Valencia dejase de serlo, es que nos habíamos olvidado de aquellas fechas en las que el equipo era zarandeado como un pelele. El pelele de ayer siguen en pie, se está resarciendo y, poco a poco, y sin hacer mucho ruido, ha vuelto a colocarse en los lugares de privilegio. El martillo pilón está engrasado, el único factor determinante es el de la motivación. Si sigue en pie, seguirá golpeando, machaconamente, hasta volver a derribar todos los muros que, cada principio de temporada, le ponen por delante con el objetivo de que vuelva a ser la comparsa que ya no quiere ser.

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