miércoles, 8 de abril de 2015

Antesala

Los dos últimos meses de competición son los que terminan marcando el destino del equipo. Dijo Luis Aragonés, tan sabio en sus preceptos, en una de sus alocuciones públicas, que las ligas se ganan en las diez últimas jornadas. Huelga decir que para ello, hace falta no perderlas en las diez primeras. Una vez se ha alcanzado la regularidad después de un gran comienzo, hace falta rematar la faena con unos últimos lances de entusiasmo. Es hora de sacar la mano izquierda y citar al morlaco porque ahora vienen los días de puerta grande.

El histórico triunfo del año pasado se cimentó en un comienzo arrollador y un final a velocidad de crucero. Hasta que los nervios se hiceron dueños del equipo y aparecieron para casi dejar en nada el sueño tras los tropiezos ante Levante y Málaga, el equipo se había convertido en una sólida roca que dejó su impronta en victorias por la mínima que le afianzaron en lo más alto del favoritismo. Este año, con el objetivo rebajado por circunstancias que ya hemos relatado en más de una ocasión, toca afianzarse en el lugar de privilegio de cara a la próxima temporada y, entre medias, afrontar el mayor de los retos que no es otro que enfrentarse a doble duelo al que posiblemente sea el mejor equipo del mundo.

Mucho se le exigirá al Atleti para todos aquellos que siguen pensando que aún tiene mucho que perder. Jugar ocho veces contra el Real Madrid en una temporada y no perder en ninguna de ellas debe ser un hito, que por no haberse logrado nunca, ha de tomar cariz de histórico. Ellos siguen sacando su pecho con su artillería pesada, golean sin piedad y mascan su victoria porque llevan meses pidiendo venganza. Lo nuestro, sin embargo, es el trabajo diario, la victoria sufrida y el remar sin cesar en un mar de dudas. Pero nadie nos va a quitar el derecho a soñar. Vivimos la antesala de algo grande y aunque el hada del fútbol hace tiempo que nos ha abandonado, seguimos queriendo creer que con trabajo y fe se puede lograr lo imposible.

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