jueves, 24 de septiembre de 2015

No entienden nada

Se empeñan en dibujar un sentimiento que nunca han entendido, en dibujar un camino que difiere de su unilateralidad, en dictar normas morales que no caben en su código ético, en ensombrecer nuestros logros porque no saben lo que cuesta pelear desde abajo, en manchar nuestras victorias porque no conocen el precio del sudor, en moralizar nuestras derrotas porque creen que atentamos contra sus intereses.

Lo que realmente les pasa es que no han sabido digerir los cambios de dirección. Hace años, cuando el rival ciudadano era comparsa y ellos dueños de la galaxia, la palabra derrota les sonaba a chiste facilón. No contentos con ello, nos veían pasar con chufla cada vez que, sorpresa mediante, le quitábamos dos o tres puntos a su máximo rival. "Nos regaláis doce puntos cada temporada", nos decían. Y teníamos que soportar su sonrisa chulesca, su gesto de chufla y sus ademanes de prepotencia.

Todo el mundo sabe lo difícil que es lidiar contra el mejor futbolista del mundo. Ellos, que se pavonean de haber descubierto la fórmula mágica, aún no han sabido explicar como ese tipo al que, según ellos, no damos patadas, les ha enchufado más de veinte goles en los últimos ocho años. Ellos, que enjuician por resultado antes que por pronóstico, ya que el fantochismo lo guardan para su propios minutos de gloria, no han sabido comprender que en fútbol, más allá de las propuestas, suele ganar el que mejores futbolistas tienen. Nos hacen querer creer que no somos exigentes y no entienden que la exigencia es una premisa que no espera tras las esquinas. Partido a partido y si hay que contar las cosas como son se cuentan. Lo peor es inventar un argumento sin haber visto la película.

No hay comentarios: