lunes, 8 de octubre de 2018

El colmillo

Cuando el rival aprieta, cuando tiene un plan de juego, cuando su proyección se programa para ahogar el juego, para trasladar tocando, para dormir el tempo, para buscar la espalda, cuando la presión es alta y la intensidad es certera, cuando te buscan las cosquillas al primer toque, cuando te quieren hacer correr detrás de la pelota, no queda otra opción que sacar el colimillo.

El Betis es un buen equipo. Probablemente luchará hasta las últimas jornadas por el cuarto puesto. Es un equipo lleno de buenos peloteros y que saben interpretar casi a la perfección, el libro de estilo de su entrenador. Juegan de memoria la salida de la pelota y sólo la ausencia de un delantero de garantías les impide estar más arriba en las pretensiones.

Por eso fue un buen rival para medir el actual estado del Atleti. Lo que hace un mes era despropósito y baja forma, ayer se consolidó como un momento al alza. El equipo vuelve a ser solidario y, aunque sigue sin ser certero en el juego posicional, al menos sabe que, mordiendo, sigue siendo el mismo bloque casi imposible de ganar. Todos estamos de acuerdo en que no fue un gran partido, pero no deberíamos obviar que sí fue una gran victoria.

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