jueves, 24 de febrero de 2022

Volvió el Atleti

Hay mucha diferencia entre irte triste o enfadado a la cama, porque la causa que media entre ambos sentimientos suele ser el orgullo. El enfado se asocia a la dejadez, a la humillación propia, a la desgana, al arrastre del escudo por el césped sin un atisbo de rabia que les haga levantar la cabeza. La tristeza, sin embargo, suele llegar después de un traspiés inmerecido, como el de anoche, cuando el Atleti regresó de su tumba y se propuso hacer de nosotros los aficionados más orgullosos del mundo.

Porque el Atleti compitió con fiereza y, sobre todo, se pareció a sí mismo. El Atleti del Cholo había sido pulso constante, pierna fuerte, defensa certera y cabeza para aprovechar el momento. Y lo hizo apenas se abrió el partido, cuando un magnífico centro de Lodi habilitó un extraordinario cabezazo de Joao. Hecho lo fácil llegaba lo difícil que era el guardar la ropa después de haberse dado el chapuzón.

El Atleti defendió muy bien su ventaja, jugando en campo contrario, minimizando al rival y provocando pérdidas absurdas en sus mejores centrocampistas. Si no logró ganar fue porque se ha perdido calidad en todas las líneas y porque los errores humanos están lejos del control del entrenador. Una ocasión te la puede hacer cualquier equipo en cualquier momento; el partido es largo y se dan mil situaciones, por ellos es fácil que al menos, una vez por partido, cada uno de los equipos tengan la oportunidad de sumar un gol en su marcador. El Manchester aprovechó la suya y se marchó con un resultado que no mereció, pero a estas alturas ya no quedan rastar vestiduras sino levantar la cabeza y apostarlo todo a la competitividad, porque si realmente anoche volvió el Atleti, podemos caminar por la calle pensando que sí, que igual tenemos esperanzas reales.

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