martes, 9 de enero de 2024

Odio los derbis

La previa es un incesante huracán de sentimientos, una apabullante tormenta de imágenes vestidas de probabilidad, un fatalismo certero, una motivación candescente, un vamos a perder seguro, un podemos ganar inquieto, un necesitamos darlo todo, un ellos con poco nos meten un gol, un defendemos como madres, un tenemos más gol que nunca, un este equipo se cae cuando más lo necesitamos y un este equipo sabe renacer cuando menos lo esperamos.

La incertidumbre de los días previos y la comezón de las horas anteriores se convierten en un estallido de incontingencia durante el transcurso de los partidos; cualquier acierto es jaleado al doble de decibelios de lo habitual y cualquier error es respondido con abruptos que no le diría ni a mi peor enemigo. Los goles a favor son estallidos que juegan con mi tensión y los goles en contra son patadas en el estómago que duelen más que cualquier puñalada a traición. Cada jugada es un infarto y cada lance una puñetera sucesión de nervios que se acumulan en un corazón que late tres veces más rápido de lo normal.

Y el puto día siguiente es el más temido de mis días, porque aunque ganes, su puta suficiencia moral te hará ver que ellos siempre estarán por encima y aunque les hallamos dado una lección te dirán que ellos no vieron el partido tratando de zanjar cualquier conato de debate, pero ay de nosotros si perdemos, ay de mí si vuelven a pasarnos por encima aun con un robo manifiesto como en contadas ocasiones; entonces el día será un infierno y tendré que mandarles a tomar por culo para que me dejen en paz de una puta vez rompiendo así la falsa armonía de un día a día en el que ellos siempre llevarán la voz cantante.

Odio los putos derbis.

Tres en un mes.

¿No querías chocolate? Pues toma tres tazas.

No hay comentarios: