miércoles, 23 de mayo de 2012

La postemporada

La postemporada no tiene nada que ver con la pretemporada. Si en esta todo es ilusión, cada gol es un sueño y cada nombre es una apuesta a anotar en el cuaderno de las esperanzas, en la postemporada casi todo es desinterés, cada gol es un reclamo al hartazgo y cada nombre de figura es motivo de preocupación. Lo que está haciendo Falcao en Colombia no ilusiona, asombra, sí, pero preocupa.

El tigre, acostumbrado a encontrarse goles en el área como quien encuentra flores en un jardín, está generando una autopromoción que a los que soñamos con un Atleti grande, no nos vamos a engañar, nos preocupa. Nos preocupa saber que el Manchester United quiere regenerar el equipo, que Drogba abandonará el Chelsea y que ese vecino tan insoportable que tenemos está a punto de empaquetar a uno de sus delanteros rumbo a Francia. Y preocupa más, por encima de todas las cosas, las intenciones golosas de ese par de delincuentes prescritos que nos representan y negocian con nuestros sentimientos porque a cada gol de chilena le añaden un cero más a sus pretensiones.

La postemporada tiene regusto a nada, a amistoso sin interés, a viejas caras, a viejas cuentas pendientes de saldar, a chicos jóvenes a los que quizá no volvamos a ver el pelo vestidos de rojiblanco. Es mejor que pasen un par de meses, que los goles de Falcao en la Europa League sean memoria propia y que mientras otros ruedan películas en Hollywood nosotros juguemos el Carranza de toda la vida. Entonces los engaños serán en forma de portada. Ficharemos a tres potenciales balones de oro y Falcao nos jurará fidelidad eterna. Y cuando llegue el último día del mercado y nos hagan la de Jurado, entonces podremos despertarnos. Pero entonces llegará la liga y habrá algo con lo que seguir respirando. Pero ahora no hay nada. Colombia, verano, rumores y miedo. Mucho miedo.

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