lunes, 1 de diciembre de 2014

Nos están representando

El problema tiene una raiz profunda en cuanto es el club quien ampara y cobija a los violentos. Y si no cobija a los más violentos, al menos hay cinco mil tipos en el fondo sur que cobijan a otros doscientos que la van montando cada fin de semana. Mientras el violento se sienta amparado por el manto del poder, seguirá campando a sus anchas y seguirá delinquendo en nombre del Atlético de Madrid. Podemos decir que el Atleti no son ellos, que somos todos los demás, los que sufrimos, vibramos y cantamos los goles con el corazón cada fin de semana. Tristemente no es así, mientras ellos sigan en la grada sur del Calderón, nos seguirán representando. Y mientras nos sigan representando seguirán manchando el nombre del equipo al que queremos.

Ayer fue el primer día que mi hijo visitó el Vicente Calderón. Llevaba meses contándole los goles de Forlán, los de Falcao o los de nuestra pareja de centrales. Le cantaba el himno todas las noches y le hacía creer que el día que visitase el estadio iba a ser un día mágico. Cuando me preguntó por qué los hinchas del Fondo Norte nos llamaban asesinos, intenté justificar una excusa banal. Al final, los verdaderos asesinos están consiguiendo que todos entremos en el saco y que no podamos explicarles a nuestros hijos por qué nos creemos la mejor afición del mundo. Uno no puede pregonar unos valores si le perjudica un ejemplo fatal. Ellos matan en nuestro nombre y nosotros tenemos que seguir tragando el sapo porque siguen sin marcharse del fondo sur.

Serán miles de niños los que vuelvan hoy al colegio y escuchen, de boca de sus compañeros, que los hinchas de su equipo son unos asesinos. Serán miles de currantes los que regresen de lunes a sus puestos de trabajo e intenten justificarse diciendo que ellos no tienen nada que ver. Y es cierto. Yo no tengo nada que ver. Un millón de atléticos no tienen nada que ver. Pero mientras algunos clubes, gracias al poder económico, dan una imagen de majestuosidad futbolística en el resto del mundo, el nombre del Atleti correrá los informativos con la imagen de cien bárbaros persiguiendo a un tipo hasta asesinarle. No voy a hacer mártir de un tipo que sabía a lo que venía. Pero nada justifica una muerte. Y todos se desmarcan del hecho. Directivos y aficionados. Mientras, ellos siguen allí. Y mientras no les echen, nos seguirán representando. Difícil limpiar el nombre. Difícil hacer afición.

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