jueves, 26 de noviembre de 2015

Confianza

Me extraña la extrañeza ajena. Esta redundancia que puede sonar perogrullera no es sino el síntoma de la presunta anomalía que, según algunos, se ha instalado en el epicentro del Atleti. Hay quien identifica el problema con la solución y se mete en una engorrosa batalla contra la lógica para lograr que los que ahora son unos pocos terminen siendo muchos. Nada haría más felices a algunos que ver al Calderón encendido en armas contra Simeone. Pero creo que, para su desgracia, están picando en un terreno yermo.

Se puede criticar a Simeone. Claro que se puede hacerlo. Es más, considero que la crítica es sana, que ayuda a entender los errores y que impulsa a querer corregirlos. No creo que Simeone esté contento con lo que está viendo y seguramente esté trabajando a destajo para corregir los defectos. Porque los hay. Claro que los hay. El equipo juega mal y ni siquiera transmite la seguridad de antaño a pesar de ser el menos goleado de la liga. Pero no por ello vamos a tirar a Simeone al foso de los leones. Hay un punto intermedio entre la adulación ciega y la crítica destructiva; un lugar donde la fe y la paciencia necesitan reencontrarse. Nosotros ya sabemos lo que el Cholo ha sido capaz de hacer por este equipo. Recordemos que lo resucitó. Que se encontró con un cadáver que no sabía competir ni contra el Albacete y lo convirtió en el equipo más incómodo del mundo. A muchos podía no gustarles, pero el Atleti encontró una seña de identidad. Hacía mucho tiempo que eso no ocurría.

Y si resolvió un gran problema, nada hace indicar que no pueda hacerlo con un problema menor que aquel. El equipo que se encontró no tenía ni alma ni juego, ahora falta el juego, que es mucho, pero al menos mantiene parte del alma que le hizo alcanzar el mayor de los milagros. Otra cosa es que la plantilla de para repetir aquello; pedir un imposible es un arma de doble filo porque si se consigue, volverán a solicitarte el milagro y si no lo consigues, te echarán en cara el fracaso. Divino fracaso el de un equipo que ha vuelto de entre los muertos para codearse con los grandes. Y aun se preguntan por qué mantenemos nuestra total confianza en Simeone.

No hay comentarios: