
No voy a esconder la ilusión que genera un comienzo de temporada con tres victorias después de una pretemporada como Dios manda con su concentración en Los Ángeles de San Rafael, su puesta a punto profe Ortega mediante y sus victorias de tronío en la gira del márketing, pero habría de tener mesura porque al equipo aún le falta y porque aún se siguen detectando viejos vicios difíciles de corregir.
La plantilla sigue siendo corta, no nos engañemos y, para mí, peor que la del año pasado, porque se han ido hombres muy importantes y los sustitutos, a día de hoy, no están al nivel. Pero está más que claro que el equipo necesita saberse necesitado de competir para dar todo lo que tiene, el equipo necesita un clavo ardiendo al que agarrarse y los clavos, en fútbol, sólo arden con victorias. Llega la confianza, llega el juego, llega la velocidad de crucero. Pero claro, siempre con mesura.
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