viernes, 4 de octubre de 2019

Compromiso

A medida que el Atleti iba fichando talento iba perdiendo en compromiso. Llegaban los Carrasco, los Vrsaljko, los Rodri, los Lemar, los Gameiro, tipos contrastados en ligas contrastadas, pero que no conseguían tapar el hueco de los Raúl García, los Miranda, los Gabi, los Arda Turán y los Fernando Torres. Estos fichados como tipos de perfil medio bajo, seguían ganando, presente mediante, en la memoria a aquellos, fichados a bombo y platillo como promesas de década gloriosa. Si no conseguían tapar aquella ausencia no era por la falta de talento sino por la ausencia de compromiso.

A medida que el equipo se hacía más largo en ataque se hacía mucho más pequeño en defensa. Competía porque ya llevaba implícito el gen del cholismo desde el primer día de su nueva vida, pero le faltaba ese carácter tan puntual que en ocasiones anteriores le había permitido alzar los brazos e hinchar el pecho por el orgullo. Cuanto más pierna técnica menos pierna fuerte, cuanta más sensibilidad más miedo.

Nadie quiere rehuir de los jugadores técnicos, pero de lo que nadie debe rehuir es del compromiso. Se puede tener las dos cosas para gustar y se debe tener las dos cosas para ganar. La historia está llena de equipos con talento y sacrificio que llegaron al corazón del mundo y al centro de la memoria. Lo que pasó en Turín fue el punto de inflexión más delicado de la etapa de Simeone. El equipo que jugó contra la Juve era técnico y superfluo. Le pudo la expectativo y se dejaron derrotar ante la presión. Por ello, antes de empezar a mostrar la técnica, el equipo debe afianzar la táctica y, para ello, necesita recuperar el compromiso. Sólo de esta manera habrá valido la pena perder tantos activos en verano. Volver a darle la vuelta a la camiseta y volver a ser el Atleti. El equipo de hijos de perra contra el que nadie quería jugar.

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