martes, 9 de junio de 2020

The show must go on

Ya estamos de vuelta. Ya estamos con el deseo latente, todos, como si nada hubiese pasado, como si el mundo no hubiese cambiado y esto no hubiese sido más que un sueño disfrazado de alarma y con final feliz. Somos tan permeables a los problemas que, guiados por el egoísmo, nos lanzamos en cabeza hacia el primer charco que vemos. Y necesitamos mojarnos de fútbol porque necesitamos opio, pan y circo. Porque necesitamos recordarnos a nosotros mismos que no existe nueva normalidad si el Atleti no está incluido en el lote.

Ya estamos de vuelta porque el espectáculo debe continuar y los muertos no son más que estadística. Porque los debates ya no giran en torno al virus sino en torno a cuánta gente podrán meter en los estadios. Porque queremos olvidar, porque no queremos que la vergüenza nos pise la lengua y nos recuerde donde hemos estado metidos estos dos meses. Yo fui el primero en pecar al marcharme a Anfield. Y seré el primero en pecar sintonizando el partido del Atleti el domingo al mediodía.

Estamos de vuelta porque volver es querer olvidar, porque volver es tener a meno el recurso fácil, porque el Atleti es parte de nuestra vida y no concebimos la vida sin él. El espectáculo continúa, la pandemia sigue en pie y las tertulias se llenan de nuevas esperanzas. Pero la vieja premisa debería ser unánime más allá de las pretensiones económicas del mercader que preside la liga; vamos a hacer las cosas bien o si no no las hagamos.

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