miércoles, 7 de diciembre de 2011

No me fío

Conste, en principio, que no soy tan tremendista como el resto de atlético que, removidos por una comprensible nostalgia, se aferran al pasado y se agarran a su asiento para proclamar que ellos, de su casa, no se mueven. No soy tan tremendista porque no vería con malos ojos un cambio a un nuevo estadio más moderno, más cómodo y en una zona con mejores accesos. No lo vería mal porque lo entendería como un síntoma de crecimiento, igual que ya lo hicimos el día que dejamos el viejo Metropolitano y nos embarcamos a nuestra nueva y brillante aventura al lado del río.

El problema es que no me fío. No me fío porque no puedo creerme que un equipo endeudado hasta en el escudo, embargado hasta los bolígrafos y en plena cuesta abajo, sea capaz de sostener la construcción de un nuevo estadio tal y como lo presentaron. No me fío porque no puedo creerme que ese alcalde tan propenso a hacer favores al vecino se le haya caído ahora una lagrimilla desde la conciencia y haya decidido ayudarnos así, porque sí. No me fío porque desde hace dos décadas ese par de delincuentes prescritos se hicieron con el club sin poner un duro y, para más inri, lo utilizaron para engordar su propio lucro ¿Quién me dice que no harán aquello de "coge el dinero y corre" y nos dejaran sin casa? Conozco a un amigo que compró un piso sin vender el anterior y al final se quedó sin ninguno de los dos.

Gil Marín y Cerezo no se quedarán sin casa, nos quedaremos los atléticos. Muertos de frío y de hambre miraremos al cielo y nos preguntaremos porque no les paramos antes los pies. De estos polvos vendrán aquellos lodos ¿Nuevo estadio? Yo, de estos, no me creo nada.

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