lunes, 23 de abril de 2018

Nos sobran los motivos

Dice el jefe que nos sobran los motivos. Que somos más modernos, que somos más ricos, que somos más grandes. Dice el jefe que somos la hostia y, mientras tanto, tenemos que observar, orgullosos de nuestra fe, como el Barça se lleva las ligas y el Madrid se lleva las Champions. Dice el jefe que nuestro crecimiento es exponencial, pero lo que olvida es que el crecimiento se llama Simeone y que lo suyo, además de trabajo, se llama milagro.

No dice el jefe si va a potenciar el equipo porque él prefiera hablar de cifras. Habla de ventas, de ingresos, de repercusión. Pero no habla el jefe de la deuda y de porqué un equipo que debería aspirarlo a todo se quedó en cuadro a mitad de temporada. No habla de los errores pasados, del TAS, de Costa, de Torres. No habla de Simeone como un santo sino como un empleado. No habla de la afición como un valor sino como un cliente.

Y se atribuye el jefe, además, un tanto que no le corresponde porque es incierto. Dice que sólo la época de los setenta es comparable a la actual. Yo diría que la actual es una gran época comparada con la basura que tragamos en la primera década del siglo, pero ¿Considerarla la mejor de la historia? Simeone, con su trabajo imperturbable, ha levantado siete títulos, pero el Atleti, antes de él, ya sumaba más de veinte. El Atleti de Madrid no es el Atleti de Gil. Es el Atleti centenario que un día, cuando creyó ser libre, fue secuestrado para siempre. Y aquí estamos, peleando contra el mundo con un entrenador que no deja de creer y teniendo que dar las gracias a una directiva que sólo le pone trabas.

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