jueves, 21 de febrero de 2019

Volvió el Atleti

Volvió el Atleti; el de la pierna fuerte, el de la ilusión intacta, el del trabajo, el de la fe, el de la posibilidad, el del cuchillo entre los dientes, el del juego directo, el de la defensa de hierro, el del centro del campo plagado de minas, el que engancha con la grada, el que vuelve a recordarse a sí mismo que ganar pasa por no perder la esencia.

Volvió el Atleti; el del gol por insistencia, el de la victoria trabajada, el del paradón nuestro de cada día, el de los laterales incisivios, el de la vieja guardia, el de los atributos de un entrenador que pierde la cabeza con la euforia, el que le muestra al mundo que cuando aprieta los dientes es el hombre del saco, el que dicta el ritmo del partido porque se juega a lo que él quiere.

Volvió el Atleti; el que quiere aspirar a todo, el que huye de malos farios, el que señala a los dudosos, el que viste de orgullo a su gente, el que pelea cada pelota, el del centro del campo con chicos de la casa, el de los uruguayos, el del francés guerrillero, el del animal con el número diecinueve, el Atleti del Cholo que nos sacó de la letanía y nos llevó de nuevo a creer. Y en la fe persisten nuestros sueños. Queda un partido de vuelta, queda un mundo por sufrir, pero queda para siempre la impresión de que el Atleti es más que favorito cuando quiere parecerse a sí mismo y no a lo que quieren que se parezca.

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